El recorte de subsidios es para todos. Nadie se salva. Ni Jesús. La iglesia San Jerónimo, de la localidad santafesina de Coronda, pagaba alrededor de 40 mil pesos la factura de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) y la última que recibió asciende a más de 130 mil pesos. Difícil, casi imposible de pagar.
Ante esta situación, la comunidad de la iglesia decidió recaudar fondos a través de la venta de torta fritas. Cada domingo en la iglesia ubicada a metros del río Coronda se puede ver un stand con este producto.
La factura bimestral es de 264 mil pesos y solo contempla la iglesia. A esto se suma la casa parroquial que deberá pagar dos cuotas de más de 31 mil pesos. En total, la San Jerónimo deberá abonar dos cuotas de 160 mil pesos, en limpio, más de 320.000 pesos por el bimestre.
“Es lo que les pasó a todos los vecinos”, sentenció Javier Capoccetti, cura de la parroquia, en diálogo con LT8. El sacerdote manifestó “sorpresa” ante el montó, pero reconoció una situación similar en el resto de los fieles. “Somos igual que cualquier otro vecino y tenemos que ir a pagarla. No existe el ‘que te pague Dios’”, analizó con gracia.
La iglesia pide colaboraciones a través de las redes sociales
¿Cómo se sostienen las iglesias?
Los recursos de cualquier parroquia católica parten del diezmo que los fieles aportan en cada misa. También es común recibir donaciones de particulares.
A pesar de “comprender” la quita de subsidios, el cura consideró que los fieles perdieron “su poder adquisitivo y eso resiente a las colectas”.
Por eso, la iglesia que lidera Capoccetti comenzó a producir torta fritas para “pagar la luz, el agua, el seguro del auto y la boleta de internet”, planteó.
El párroco destacó que confía podrán abonar los servicios de la iglesia sin mayores inconvenientes, aunque anticipó: “Tendremos que apagar luces”.
Crucificados por las boletas
En el marco de una entrevista con LT8, Capoccetti contó del caso de la parroquia Domingo Savio de Paraná, Entre Ríos, a la que le llegó una factura del servicio de energía de 650 mil pesos.
El padre Walter Minigutti, responsable de la institución, manifestó su preocupación en dialogo con Canal 9 de Entre Ríos: “La parroquia siempre está con actividades no solamente religiosas sino también de ayuda social. Acá funcionan aulas, un centro de ayuda para chicos que tienen problemas con la droga, cáritas y es una situación insostenible”.