El presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su antecesor, Donald Trump, se se culparon mutuamente por la deuda pública, la inflación y la retirada de Afganistán durante el primer debate presidencial anoche en la ciudad de Atlanta .
“Heredamos de Trump la economia colapsada y una pandemia mal manejada y una inflación del 14%. Creamos 50 mil nuevos trabajos. Todavía hay mucho por hacer. Trump no hizo mucho, nos dejó un caos. Bajamos el precio de los medicamentos y ahora vamos a ayudar a los estadounidenses a poner más comida en la mesa,” abrió el juego Biden.
Economía
“Tuvimos la mejor economia en la historia del país, otros paises nos imitaron nos golpeo el covid. Gastamos lo necesario para no caer en una depresión. Los únicos trabajos que creó Biden fue para los imigrantes ilegales y los que recuperaron su puestos después de la pandemia de covid. No entramos en ninguna guerra. Y ahora nos está matando la inflación. Nosotros dejamos una economía con inflacion cero y se mantuvo así durante 14 meses hasta que la economía estalló por culpa de los errores de Biden,” retrucó Trump.
Biden criticó a Trump por nombrar la Corte Suprema a dos jueces que formaron una mayoría para revertir la despenalización del aborto. “Fue terrible lo que hizo Trump con el tema del aborto. La mayoria de los especialistas apoyan la legislación Roe vs. Wade. (que despenaliza el aborto).
Aborto y frontera
Trump contraatacó criticando las políticas migratorias del gobierno de Biden. “Tenemos la frontera más peligrosa del mundo. Permitió la entrada de asesinos y violadores,” disparó el expresidente.
“Trump exagera y miente” contestó Biden. “El Servicio Migratorio me apoya a mí y no a él. Trump quiere separar familias y poner a niños migrantes en jaulas.”
Trump puso en duda la salud mental de su contrincante.“No entiendo lo que acaba de decir. No creo que ni él mismo sepa lo que dijo,” acusó Trump. Biden, hablando rapido y disparando datos, no acusó recibo de la sugerencia del candidato republicano.
Empate en las encuestas
Biden y Trump llegaron al debate con un empate en las encuestas a nivel nacional, pero con el republicano por delante en la mayoría de los estados que serán clave en las elecciones de noviembre. Según encuestas del portal FiveThirtyEight, Trump tiene un 41% de intención de voto, frente al 40.9% del presidente, quien recuperó terreno en las últimas semanas a partir de medidas en favor del voto latino, como la creación de un nuevo plan para regularizar a más de medio millón de migrantes indocumentados.
La última encuesta nacional, publicada el miércoles por el diario The New York Times, da a Trump una ventaja de tres puntos sobre Biden con un 40% de la intención de voto entre los probables votantes. Los sondeos ponen a ambos candidatos dentro o a muy poca distancia del margen de error.
Las encuestas en los estados decisivos, los que se pueden inclinar a uno u otro candidato, dan ventajas a Trump en la mayoría. En Míchigan, Wisconsin y Pensilvania el margen es de empate técnico, mientras que el republicano tiene márgenes claros en Georgia, Carolina del Norte, Nevada y Arizona.
Fortalezas y debilidades
Ambos candidatos tienen puntos fuertes y débiles. Biden fue senador de 1973 a 2009, vicepresidente bajo el mandato de Barack Obama (2009-2017) y desde enero de 2021 ocupa la Presidencia. Trump, en cambio, saltó a la arena política tras una larga carrera empresarial con incursiones puntuales en el mundo del espectáculo, pero sin experiencia previa en los pasillos del poder. El actual mandatario es un institucionalista, explicaó a la agencia EFE Tom Hollihan, profesor de Comunicación en la Escuela de Comunicación y Periodismo USC Annenberg. “Trump, por su parte, es una personalidad televisiva muy grandilocuente, que capta la atención y dice cosas deliberadamente provocadoras”, agregó.
Por otra parte, estar en la Casa Blanca pone al alcance de Biden todos los recursos de la autoridad. Su presencia mediática se multiplica por los compromisos propios de su cargo y sus encuentros con líderes internacionales impulsan su imagen presidencial. Al mismo tiempo, los comicios del 5 de noviembre pueden interpretarse como un referéndum a su labor. Trump tiene el paso del tiempo a su favor y el olvido en la memoria colectiva de algunas de sus propuestas más disparatadas, como la de tratar el coronavirus con una inyección de desinfectante.
Ambos candidatos comparten el peso de la edad. Biden tiene 81 años y su rival 78. Hay tres años de diferencia, pero solo uno de ellos es octogenario y ve cuestionadas en la arena pública las consecuencias de la edad. “Los dos tuvieron momentos preocupantes sobre sus capacidades, pero Trump siempre fue un poco errático. Cuando es más errático, la única impresión que da es que está siendo él mismo, en vez de mostrar señales de envejecimiento”, indicó a EFE Tammy Vigil, profesora de Comunicación en la Universidad de Boston.
Trump puede decir una cosa sin sentido tras otra y a sus partidarios no les importa, apunta Steven Fein, profesor de Psicología del Williams College. “Biden está sometido a un mayor escrutinio por la gente de izquierdas, así que se tiene que preocupar más por no ofenderlos y también por ganar a los de centro”, subrayó. Esto hace que el actual mandatario sea quien tiene más que ganar o perder en este primer cara a cara. No solo las expectativas sobre él son más altas, sino que no debe dar motivos a quienes mirarán con lupa posibles fallos atribuibles a su edad.
Biden, por otro lado, tiende a atraer a un electorado de áreas urbanas, con mayor educación e ingresos medios. También a los afroamericanos y a las mujeres. Trump suele tener de su lado a los extremos: a los de un nivel socioconómico bajo, que se adhieren a su lema de campaña “Make America Great Again” (Hacer América grande de nuevo), popularizado como MAGA, pero también a los empresarios, tanto de grandes como de pequeños negocios.
Situación legal
Trump tiene en su contra cuatro casos penales y una condena, la primera contra un exmandatario del país, por falsificación de registros comerciales para comprar el silencio de una actriz porno durante la campaña de 2016. En Florida, está acusado por el manejo inadecuado de documentos clasificados, incluidos secretos nucleares, trasladándolos de la Casa Blanca a su residencia en Mar-a-Lago. En Washington y Georgia, afronta juicios por su intento de revertir los resultados de las elecciones de 2020 en las que perdió contra Biden y por haber instigado el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
En tanto, Biden llega sin antecedentes pero salpicado por la condena a su hijo Hunter hace unas semanas. Aunque no son situaciones comparables, uno y otro bando las utilizan contra su rival. En su veredicto, el tribunal de la ciudad de Wilmington, perteneciente al estado de Delaware, condenó al hijo del mandatario por los tres cargos que se le imputaron: dos por mentir en la documentación para adquirir el arma, un revólver Colt Cobra de calibre 38, y uno más por su posesión ilegal después de la compra.
Dos de los cargos podrían acarrearle un máximo de 10 años tras las rejas por cada uno y el tercero cinco años. A su vez, deberá pagar una multa de hasta 750.000 dólares por cada uno de ellos. Sin embargo, al ser la primera vez que es declarado culpable y al no tener antecedentes, Hunter Biden no ha recibido hasta el momento ninguna pena de prisión.