El crimen de Brian Giménez ocurrió la madrugada del 3 de octubre del año pasado en un pasillo de calle Juan B. Justo al 8700 del Rosario. El hermano del imputado e instigador cumple condena en el penal de Piñero en Santa Fe
Un joven quedará al menos dos años detenido, al ser acusado ayer del asesinato de un joven de 24 años en la puerta de un búnker de venta de drogas de la ciudad de Rosario, mientras que su hermano señalado como quien dio la orden del crimen desde la cárcel mediante una comunicación por videollamada será imputado en los próximos días.
El fiscal de la unidad de Homicidios de Rosario, Adrián Spelta, llevó a audiencia imputativa a los hermanos Brian Emanuel y César Villalba, acusados por el asesinato de Brian Giménez, un joven al que su padre definió como “adicto pero no vendía drogas”.
El crimen de Giménez ocurrió la madrugada del 3 de octubre del año pasado en un pasillo de calle Juan B. Justo al 8700 del Rosario, donde funcionaba un lugar de venta de estupefacientes al menudeo.
Los familiares de la víctima dijeron que el joven de 24 años, que hacía changas de albañilería, sufría un consumo problemático de drogas pero que no las comercializaba y de acuerdo a la investigación de Spelta, la víctima fue sentada en una silla de plástico y maniatada por César Villalba y otra persona aún no identificada, mientras aguardaban la orden del asesinato mediante una comunicación que mantenían por videollamada.
Finalmente, el contacto telefónico se produjo alrededor de la 1.15 desde la Unidad Penitenciaria 11, ubicada en la localidad de Piñero, donde Brian Emanuel Villalba, alias “Negro”, cumplía prisión preventiva como presunto jefe de sicarios de una banda del narcomenudeo.
Es de destacar que Brian Villalba no fue imputado junto a César porque al cambiar de abogados defensores solicitó la reprogramación de la audiencia, informó el Ministerio Público de la Acusación.
El fiscal según informó Télam, dijo en la audiencia que Brian Villalba expuso un problema “interpersonal” con Giménez, que estaba maniatado y escuchaba la conversación, y entonces dio la orden de matarlo desde la cárcel de Piñero y las dos personas que tenían sujetado al joven le dispararon en la cabeza.
El cuerpo de Giménez fue encontrado a la mañana siguiente por un vecino que dio aviso a la policía de una persona asesinada en el pasillo de Juan B. Justo al 8700, que los vecinos de la zona señalaron como el sitio donde funcionaba un punto de venta de drogas al menudeo.
Brian Villalba continúa en la misma cárcel, donde cumple prisión preventiva dictada en una causa en la que fue acusado de integrar una asociación ilícita vinculada con el capo narco Julio Rodríguez Granthon, alias “Peruano”, en la que cumpliría el rol de “jefe de sicarios”.
El juez de la audiencia, Florentino Malaponte, acepto la imputación fiscal y le dictó la prisión preventiva por dos años a César Villalba.
Y sobre la problemática del uso de celulares en las cárceles por parte de los detenidos, a principios de este mes y a partir de un dato interno que recibió el subdirector de la cárcel santafesina de Coronda, el Servicio Penitenciario llevó a cabo un operativo en el Pabellón N° 1 de ese penal, donde están alojados los presos por causas federales: secuestraron 51 celulares, un trozo de marihuana y 275 envoltorios de cocaína.
En la requisa también se incautaron elementos corto punzantes, prohibidos para los detenidos en el establecimiento penitenciario, y una balanza de precisión. Por ese motivo, se le dio aviso a la Justicia federal y a la Brigada Antinarcóticos de la Agencia de Investigación Criminal.
El director del Servicio Penitenciario de Santa Fe, Gabriel Leegstra, afirmó que los teléfonos fueron hallados “en distintas celdas” a partir de la pista que les había llegado de un posible “nido de celulares” en ese pabellón.
El operativo expuso un problema que lleva años de quejas de autoridades del gobierno santafesino: no hay un solo establecimiento penitenciario federal en toda la provincia. Por ese motivo, los presos con causas por droga, generalmente, son distribuidos entre las distintas cárceles, donde comparten lugar con reclusos condenados o imputados por integrar bandas violentas, como en el caso de sicarios, lo que da origen a otro inconveniente, que es el tejido de nuevas alianzas para disputas territoriales.
A su vez, exhibió una falencia sistémica de hace tiempo: los reclusos en Santa Fe operan a través de los teléfonos, según causas provinciales por planificación de extorsiones, balaceras y homicidios, o federales por comercialización de estupefacientes.