El gobierno de Boris Johnson en Reino Unido anunció este jueves un paquete de 15.000 millones de libras (19.000 millones de dólares) para ayudar a los hogares más desfavorecidos a hacer frente a la crisis del coste de la vida, parcialmente financiado por un impuesto de hasta el 25% a la renta extraordinaria de los gigantes energéticos.
En una intervención ante el Parlamento, el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, aseguró que este paquete de ayudas permitirá a los británicos más desfavorecidos a “sentir que se aligera el peso” de una inflación que alcanzó el 9% en abril, un récord en los últimos 40 años.
El sector del petróleo y el gas está obteniendo rentas extraordinarias, no debido a la asunción de riesgos adicionales o la eficiencia, sino debido al aumento de los precios de la energía como consecuencia de la guerra en Ucrania.
Sunak presentó el impuesto, que se fijará en un 25% de acuerdo a The Guardian, como un “impuesto temporal sobre beneficios energéticos específicos”.
“Este eufemismo para el impuesto sobre las ganancias extraordinarias genera carcajadas” de la oposición laborista.
El ejecutivo de Johnson explicó que la medida implica un “camino intermedio” porque además del gravamen a la renta extraordinaria, que será temporal, habrá un incentivo para la inversión en el sector.
Las empresas que inviertan obtendrán desgravaciones fiscales sobre el 90% de sus inversiones, dijo el ministro.
“Será temporal y cuando los precios del petróleo y el gas vuelvan a niveles históricamente más normales, el impuesto se eliminará gradualmente”, explicó.
El paquete de ayudas se completa con diversos tipos de subsidios en Reino Unido.
“Casi uno de cada ocho hogares entre los más vulnerables del Reino Unido recibirá al menos 1.200 libras este año, incluyendo una ayuda única contra el coste de la vida de 650 libras, un aumento de los subsidios de 400 libras y la duplicación del descuento en las facturas de energía” en octubre, precisó su ministerio.
Todos los hogares, independientemente de sus ingresos, recibirán una ayuda de 400 libras.
Reticente a estas medias, en las últimas semanas, el ejecutivo de Boris Johnson defendió que ya había destinado 22.000 millones de libras a ayudar a los más desfavorecidos a hacer frente a la inflación, una cantidad que los sindicatos y las asociaciones de lucha contra la pobreza denunciaron como insuficiente.
El primer ministro conservador y sus ministros se oponían desde hace tiempo a aplicar este impuesto excepcional, alegando, como los propios gigantes energéticos, que podría socavar la inversión en energías renovables y la transición hacia la neutralidad de carbono.
Pero tras la publicación el miércoles de un informe que responsabilizó a los dirigentes británicos de la cultura que permitió la celebración de numerosas fiestas ilegales en Downing Street durante los confinamientos contra el Covid-19, Boris Johnson, que se niega a dimitir, pareció dispuesto a ceder a la presión.
Stephen Barclay, un alto cargo del gobierno, negó el jueves, en declaraciones al canal Sky News, que el momento de estos anuncios tuviera como objetivo acallar el escándalo, y aseguró que el Tesoro los había hecho coincidir con los anuncios de la autoridad de la electricidad británica, Ofgem, sobre las subidas previstas en octubre del tope máximo legal de las tarifas.
Ofgem anunció el martes que el precio máximo de la energía podría aumentar más del 40% en octubre, es decir, 800 libras (1.000 dólares, 930 euros) más al año por hogar.
Según un sondeo de YouGov a 1.755 adultos, uno de cada cinco británicos (22%) afirma que le cuesta o no logra llegar a fin de mes, un incremento de 12 puntos porcentuales respecto a mayo de 2021.