Radicales con peluca, foto en la Rosada y cancha inclinada en favor del veto


La foto en Casa Rosada confirmó lo que todos los dirigentes opositores temían: un grupúsculo de diputados radicales que en junio había votado a favor del aumento a los jubilados finalmente definió que, este miércoles, defenderá el veto presidencial a la ley de movilidad jubilatoria. El cambio de postura de estos cinco diputados -a los que podrían sumarse otros más en el recinto- no solo generó un cataclismo dentro de la UCR, sino que terminó de inclinar la cancha en favor del Gobierno nacional en la previa de la sesión. Los dos tercios para insistir en la ley de movilidad están cada vez más lejos, aunque los más optimistas depositan sus esperanzas en la presión social y aspiran a una presencia masiva en las calles que ayude a torcer algunas voluntades. En Balcarce 50, mientras tanto, se preparan para recibir a los manifestantes con gases y detenciones arbitrarias, y se muestran confiados en que podrán cerrar la jornada con un triunfo de Javier Milei sobre el Congreso. Con o sin represión. 

Radicales “con peluca”

“La motosierra tiene que ir a la casta, a los que se benefician del Estado argentino, a los que cobran sobresueldos, y no a nuestros jubilados. Honrar a nuestros jubilados es una obligación moral que tenemos en este recinto”. La frase es un extracto del discurso del diputado radical, Mariano Campero, cuando le tocó defender, el 4 de junio, el proyecto que aumentaba en un 8,1 por ciento las jubilaciones. Una ley que, además, había sido impulsada por el propio radicalismo. Dos meses después, el tucumano anunció que no podía votar esa ley y que acompañaría el veto de Javier Milei: “La virtud de este gobierno es haber generado un plan economico que bajó la inflación y generara equilibrio fiscal. Pero observo que en el Congreso, por intermedio de UxP, usa temas muy nobles como jubilaciones o universidades para modificar el equilibrio fiscal. Lo que golpearía al gobierno”, se justificó. 

Campero fue quien lideró la comitiva de cinco legisladores radicales que, el martes, visitó Casa Rosada para reunirse con Javier Milei. Participaron el misionero Martín Arjol, el cordobés Luis Picat, el neuquino Pablo Cervi y el correntino José Federico Tournier. Todos ellos diputados que, en junio, habían votado junto al resto del radicalismo una ley que aumentaba unos 12 mil pesos las jubilaciones, las ataba a la Canasta Básica e incluía la variable salarial una vez por año (de modo que, si crecía la economía, pudieran crecer también las jubilaciones en términos reales). Todos diputados que, ahora, anunciaban con una foto junto al presidente, su hermana Karina Milei, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y otros funcionarios nacionales, que acompañarían el veto presidencial a la ley en el recinto.

La foto no cayó bien en el partido, que no se anduvo con sutilezas. La Convención Nacional de la UCR sacó un comunicado e hizo un llamamiento a los diputados a que “sean coherentes con la iniciativa que nuestro mismo partido había presentado”. El órgano, incluso, amenazó con sancionarlos a través del Tribunal de Ética. La UCR exigía sangre y por todos lados se escuchaban pedidos de expulsión. “Son unos hijos de puta. No podes entregar a los jubilados solo para poder reelegir tranquilo el año que viene”, mascullaba un dirigente que demandaba, a los gritos, la cabeza de los cinco diputados. 

“No podés estar en esa foto con un Presidente que insulta a Alfonsín”, dijo por su parte el referente de Evolución, Emiliano Yacobitti, al tiempo que calificó a los cinco diputados que se reunieron con Milei como “radicales con peluca” y pidió apartarlos del bloque de y expulsarlos de la UCR. “Si cambian el voto en un tema tan sensible, se debería apartarlos del bloque y expulsarlos del partido”, dijo. El diputado Facundo Manes, por su parte, también exigió lo mismo. 

Ninguno estaba, sin embargo, muy sorprendido. La novedad, en todo caso, era que a Casa Rosada hubieran asistido solo cinco diputados y no ocho. Y es que si bien no estaban presentes en la foto, en la UCR incluían en el grupo a otros tres dirigentes: la santacruceña Roxana Reyes, al catamarqueño Francisco Monti y la cordobesa Soledad Carrizo. 

Estos ocho radicales pintados de violeta vienen manteniendo charlas con Lule Menenm y Karina Milei para integrar una alianza electoral en sus distritos. La mayoría – no todos – renuevan sus bancas el próximo año y especulan con poder llegar a las legislativas de 2025 en una boleta compartida con LLA. Otros dirigentes radicales, como Martín Lousteau, mientras tanto, directamente deslizaron la posibilidad de que el Gobierno estuviera entregando “prebendas” para evitar la insistencia de la ley. 

Poroteo y Plan B

El martes a la noche, la Cámara de Diputados era un hervidero de reuniones. El PRO, la UCR, Encuentro Federal, Unión por la Patria, La Libertad Avanza: todas las bancadas estaban en estado asambleario poroteando votos y definiendo la estrategia a seguir en la sesión. La UCR era la más caótica. Los radicales línea Manes se cruzaban con los cinco que habían ido a Casa Rosada: “Háganse cargo después”, les gritó Pablo Juliano. Rodrigo De Loredo, mientras tanto, intentaba negociar una salida alternativa que no lo obligara a votar totalmente en contra del Gobierno. El jefe de bloque proponía la insistencia parcial de la ley, es decir: solo insistir en el artículo que incluía la recomposición del 8,1 por ciento de los haberes jubilatorios. Los mendocinos que responden a Alfredo Cornejo -que integran junto a De Loredo la línea más mileísta dentro de la UCR -respaldaban esta alternativa.

Unión por la Patria, sin embargo, no abona esta salida. Es el bloque más numeroso – cuenta con 99 diputados – y defiende que hay que insistir en toda la ley: es a todo o nada. Para poder evitar el veto presidencial, el peronismo necesita acercarse lo más posible a los 172 votos. Ese es el número para los dos tercios en el caso de que haya asistencia perfecta en el recinto, aunque saben que es imposible: el desafío será jugar con las ausencias y en eso trabaja UxP junto a algunos de los armadores de Encuentro Federal, como Nicolás Massot u Oscar Agost Carreño.

La base opositora a favor de la insistencia de la ley está compuesta por los 99 de UxP – aunque probablemente haya ausencias elocuentes entre los catamarqueños que responden a Raúl Jalil -, los 6 de la Coalición Cívica y los 5 del FIT. Encuentro Federal, que lidera Miguel Ángel Pichetto, espera poder sumar unos 13 votos propios, aunque tendrá algunas ausencias, como Ricardo López Murphy (que está de viaje). Los pichettistas están buscando negociar que Francisco Morchio, que responde a Rogelio Frigerio, se ausente, y ya tendieron varios puentes con diputados de otros bloques pero que también deben obediencia a sus gobernadores. Este es el caso de los salteños de Innovación Federal, que amagan con votar con el gobierno y que EF está buscando que, al menos, se ausenten al momento de la votación. En el caso de los misioneros que responden a Hugo Passalacqua la situación está más complicada: en EF sospechan que los cuatro votarán con el gobierno.

La UCR, por otro lado, cuenta solo una veintena de diputados a favor de la ley. A los ocho pintados de violeta se les suman los mendocinos y algunos mileístas sueltos, que piden por la insistencia parcial. Hay, además, una ausencia no planeada: la de Pedro Galimberti, diputado entrerriano de la línea interna Manes (más opositora), pero que renunció hace un par de días para asumir en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. En su lugar asumirá una dirigenta del PRO llamada Nancy Ballejos.

En el oficialismo, mientras tanto, se muestran confiados. Sus armadores contabilizan una base mínima de 87 votos a su favor que, matemáticamente, bloquean la posibilidad de que la oposición pueda juntar los dos tercios. Ya contaban con el apoyo de los 36 propios, los tres del MID, los tres tucumanos de Independencia, otros cuatro satélites sueltos y, además, todo el PRO (aunque hay dudas sobre lo que hará, por ejemplo, el larretista Álvaro González). Ya arrancaban con ventaja y la foto de Milei con los cinco radicales no hizo sino avivar su confianza. “Javier anunció que iba a vetar esta ley mucho tiempo antes. Ningún veto es gratuito, pero Javier, con esto, le muestra a la gente que hace lo que dice”, reflexionaba un armador libertario que, incluso, aseguraba que ni una represión feroz impediría que, el miércoles a las 11, el gobierno triunfara en el recinto.