Cuando los errores se repiten en tan poco tiempo dejan de ser del todo individuales. Por más que la foto vuelva a encontrar a Javier Correa fallando un sinfín de goles como en la eliminación de la Copa Sudamericana o a Juan Cáceres cometiendo horrores defensivos en los dos goles en contra que sufrió Racing, la responsabilidad de su entrenador toma un tamaño mayor que hace un par semanas. La Academia fue también eliminado prematuramente de la Copa Argentina con los mismos argumentos que de la competición continental. Esta vez fue Agropecuario el que se puso el chaleco de River de Uruguay y le hizo pasar otro papelón a Fernando Gago.
Los mismos errores y el mismo final
¿Cómo se puede explicar a un Racing totalmente regalado atrás cuando ya se había puesto en ventaja ante el Sojero y ganaba cómodamente con el gol de Chancalay? ¿Hace falta realmente quedar mano a mano con un central como Cáceres que juega poco y nada y estuvo en cancha por las ausencias de Nery Domínguez y Sigali? El equipo de Osella, entre el minuto 43 y 46 del primer tiempo, tiró dos pelotazos que encontraron al toro Blando. Se aprovechó de un Racing totalmente mal parado atrás, también de un Gastón Gómez con reacciones flojitas y dio vuelta el partido.
Muchas situaciones y poco gol
¿De qué le sirve a Racing tener la pelota durante casi los 90 minutos y generar más de 10 chances de gol si no es capaz de meterla? ¿De qué le sirve exponerse al encontrarse en ventaja? A Gago le gusta jugar siempre al borde del abismo. No es nuevo. De hecho, hasta puso de titular a Correa en lugar de Copetti y lo terminó exponiendo sin necesidad alguna.
Agropecuario, con su arquero también como figura, jugó como lo tenía que jugar y se llevó el pase a los octavos de final para jugar con Boca. Y Racing, que termina amagando mucho más de lo que termina siendo, se convirtió en un equipo que no pasa del jugar lindo.