Pérez Algaba: Pilepich acusó a su amigo Vargas de haber asesinado al “empresario”


Maximiliano Pilepich, uno de los siete detenidos por el crimen de Fernando Pérez Algaba, el “empresario” hallado descuartizado dentro de una valija en un arroyo de la localidad bonaerense de Ingeniero Budge, responsabilizó a su amigo Nahuel Vargas de haber sido el autor material del asesinato y reconoció que el episodio ocurrió en el emprendimiento inmobiliario “Renacer” de General Rodríguez.

Este lunes, en su primera declaración ante el fiscal Marcelo Domínguez, Pilepich aseguró que el 18 de julio pasado, cuando se hallaban en una de las oficinas de “Renacer” observó a Vargas “desencajado con una pistola en la mano” y que le dijo “este hijo de puta no daba para más”, en referencia a “Lechuga” Pérez Algaba, a quien vio tirado en el piso ya fallecido.

Fernando estaba cambiando unas lamparitas y (Vargas) le pegó dos o tres tiros, no sé dónde se los pegó. Dijo que se le había nublado la vista y le disparó”, aseguró el empresario de la construcción ante el fiscal.

Respecto al arma utilizada en el crimen, Pilepich -asesorado por su abogado defensor Enrique Tronceda- dijo que esa pistola calibre 9 milímetros estaba en poder de Pérez Algaba y que Vargas se la arrebató de la cintura mientras cambiaba las lamparitas.

El imputado agregó que “cuando recibió los disparos, Fernando cayó, atravesó una ventana y quedó tirado a unos metros de la casa”.

Pilepich se encuentra actualmente detenido en la cárcel de Melchor Romero y está acusado del delito de “homicidio cuádruplemente agravado por el uso de arma, alevosía, codicia y el concurso premeditado de dos o más personas”, en perjuicio de Fernando Pérez Algaba.

En un primer momento, había sido acusado de manera directa por Vargas, quien lo acusó de haber asesinado por la espalda a la víctima, y el motor del crimen habría sido las exigencias de una deuda por parte de Pérez Algaba de unos 150.000 dólares.

Sin embargo, en su indagatoria, Pilepich aseguró que “no tenía ninguna deuda económica con Pérez Algaba” y que el crimen lo cometió Vargas por celos, ya que -según le contó éste- la víctima le dijo que mantenía relaciones sexuales con una expareja suya y hasta le mostró una foto en su teléfono celular.

Además, el acusado desmintió la hipótesis de que la oficina en la que ocurrió el homicidio fue derrumbada para borrar los rastros del hecho y afirmó que la demolición estaba “haciéndose desde antes, porque entraba gente a las construcciones que ya existían y robaba cables, lámparas y demás objetos”.

La hipótesis de la justicia

Para el Ministerio Público, el crimen del empresario Pérez Algaba fue cometido por una deuda de 50.000 dólares y 17 terrenos que el imputado Pilepich debía entregarle a la víctima quien, con el fin de cobrarla, fue la tarde del 18 de julio pasado hasta el predio “Renacer” de General Rodríguez a encontrarse con él.

Hasta allí, concurrió la víctima junto a Vargas en una camioneta Range Rover Evoque blanca. Mientras que Pilepich lo hizo a bordo de una camioneta Mercedes Benz G500.

Para los investigadores, tras el crimen, los homicidas demolieron la construcción donde se cometió el hecho, por lo que el fiscal Domínguez dispuso un rastrillaje en el cual se incautó una hoja de sierra tipo amoladora dentada, tres guantes de nitrilo, un clavo con manchas hemáticas y otras cinco muestras similares en un pedazo de escombro, que presuntamente pertenecía a un piso.

Por el crimen de Pérez Algaba también están detenidos Luis Alberto Contreras, Horacio Mariano Córdoba, comisario mayor de la Policía de la Ciudad; la gestora Flavia Lorena Bomrad; y dos amigos y empleados de Pilepich, Fernando Gastón Carrizo y Matías Ezequiel Gil. 

Todos ellos están acusados del delito de “homicidio cuádruplemente agravado por el empleo de arma de fuego, por concurso premeditado de dos o más personas, por alevosía, por placer y codicia”. Y este lunes se conoció que el fiscal pidió el procesamiento con prisión preventiva.

En tanto, fueron excarceladas Alma Nicol Chamorro, hermana de Contrera y primera detenida en la causa; y Gladys Cristaldo, la mujer dueña de la casa donde fue hallado Pilepich tras permanecer varios días prófugo.