Alemania sacó del medio, tocó atrás y el Diablito Echeverri fue a presionar. El pelotazo dio en el de River, que dominó como un crack, se pasó al arquero y terminó quedando sin ángulo para definir. Ya a los 11 segundos, Argentina tuvo la primera de peligro de la semifinal del Mundial Sub 17.
Esa fue la tónica de todo el primer tiempo: el equipo de Diego Placente dominando de pe a pa pero con la diosa fortuna del otro lado. Más tarde, la superioridad albiceleste iría en baja en tanto que el tema de la suerte se mantendría.
Fue tan pero tan bueno lo de la Selección en los primeros 45 que llegó a revertir el 0-1 con el que se topó tempranamente, para irse 2-1 al entretiempo. El equipo voló con la conducción de Valentino Acuña (Newell’s) en el medio; con su colega Mariano Gerez (Lanús) cubriéndole la espalda, el lateral Dylan Gorosito (Boca) haciendo la banda derecha, Ian Subiabre (River) haciendo estragos por los extremos -primero el izquierdo, luego el derecho- y el goleador Agustín Ruberto (River) aportando su gracia, con dos apariciones letales a los 38 y 47.
El dominio albiceleste resultó verdaderamente abrumador, casi que sin levantar el pie del acelerador desde aquel pitido inicial hasta el fin del entretiempo, algo así como aquel fantástico rendimiento de la Mayor en la final de Qatar 2022. Con lo que vino después, resultó evidente el desgaste realizado en esa remontada inicial.
Alemania fue compensando las acciones, siempre con la peligrosidad de Paris Brunner (Borussia Dortmund) por izquierda como apuesta principal, una especie de Mbappé, continuando con la comparación del memorable Argentina-Francia. Pero recién gracias a los errores argentinos en el fondo pudieron festejar los germanos, al igual que a los 9 minutos cuando el arquero Jeremías Florentín (Talleres) descuidó el primer palo ante un remate de Brunner.
A los 58, el uno se equivocó con los pies y Brunner terminó castigando con un muy buen derechazo y, a los 69, el ingresado Villalba despejó mal y la dejó servida para el cabezazo del lungo Max Moerstedt (Hoffenheim) dentro del área chica para el 3-2 germano.
Los cambios no le habían hecho bien a la Argentina, con la salida antes de lo deseado de Acuña y Subiabre antes de los 60. Uno de los ingresados fue el hábil Franco Mastantuono (River), el más joven del equipo y quien se terminó haciendo cargo de la conducción, aún con sus bemoles.
Los pibes argentinos tuvieron que sobrevivir a un par de sobresaltos -un gol anulado de Brunner y un despeje en la línea- hasta que lograron reacomodarse para hacer de las suyas a partir del tiempo agregado.
Lo tuvieron Mastantuono y Echeverri pero se toparon las buenas reacciones del arquero Konstantin Heide (Unterhaching, de la Segunda División). Pero el sexto minuto de descuento fue el de la justicia: el Diablito se inspiró como contra Brasil y habilitó de gran manera a Ruberto, para que el goleador firme desde el piso su enorme triplete y le de el heroico 3-3 a la Argentina.
La cosa se definiría entonces en los penales, para lo cual Placente sorprendió con el ingreso del arquero Franco Villalba (Vélez), quien hasta entonces no sumaba minutos en la Copa. Pero el héroe fue el uno alemán, a diferencia de lo ocurrido en Qatar hace casi un año. Heide atajó los primeros remates (Mastantuono y Echeverri) y aunque Villalba hizo lo suyo al quedarse con el tercero de Alemania, resultó insuficiente para impedir el 4-2 final de los europeos, que esperan por Francia o Mali en la final.