El fiscal Daniel Ichazo indagó hoy a Marcelo “Teto” Medina, quien fue detenido ayer en su departamento de Palermo por la Policía Federal, acusado de ser el reclutador de la organización La Razón de Vivir. “Estoy preso y no tengo idea por qué”, aseguró Medina.
Hasta el momento, Medina fue el único indagado. Siquiera se indagó al líder de la organización, Néstor Zelaya, que viajó a varias ciudades como Villa María, Casilda y Concordia, para presentar la organización con Medina en actividades en instalaciones municipales y templos evangélicos.
Tras la indagatoria, el abogado de Medina, Adrián Tenca, afirmó: “Leyeron pocas pruebas contra él. De hecho no hay ninguna prueba contra él”. Y adelantó: “Dejé pedida hoy la excarcelación y tienen cinco días para resolverla. El miércoles vencería el plazo”.
“Es una imputación muy larga por diez u once hechos. Estoy seguro de que lo van a excarcelar porque no tiene absolutamente nada que ver”, agregó el abogado y comentó que Medina “está sorprendido por estar detenido”, pero que anímicamente “está muy bien” y se encuentra “esperanzado con ser liberado”.
En resúmen, Medina fue arrestado ayer en su domicilio de Palermo, acusado de ser la cara visible de la organización “La Razón de Vivir”, que funcionaba como un centro de rehabilitación de adicciones, donde se daban charlas motivacionales en redes sociales y en varios puntos del país, para reclutar gente y luego reducirlos a la servidumbre en condiciones infrahumanas. La defensa de Medina había minimizado su rol en la trama como supuesto reclutador.
La causa que investiga al centro de rehabilitación “La razón de vivir” cómo posible secta que esclavizaba gente y los torturaba con distintos castigos físicos, cuenta con pruebas que lo demuestran. Entre ellas, se destacan una serie de testimonios de víctimas y mensajes de WhatsApp enviados entre los miembros de la organización. En línea con estas evidencias, ayer quedaron detenidas una veintena de personas, incluido el humorista.
Las víctimas que hablaron en la Justicia narraron escenas de torturas, acoso psicológico y encierro. Señalaron que eran obligados a dormir en el piso y que se les prohibía comer. Un hombre contó que le retiraron los medicamentos que tomaba por su condición de enfermo de HIV. Otro detalló el momento en que le fue amputada una pierna por su diabetes y cómo fue atendido luego por los propios adictos que se recuperaban en el lugar.