Anotó uno de los goles ante Cruzeiro, se coronó goleador y fue la figura del Racing campeón de la Copa Sudamericana. Sin embargo, la historia de Adrián “Maravilla” Martínez no estuvo siempre estuvo rodeada de flashes y éxito: hace unos años, fue preso por error y debió soportar las peores condiciones y humillaciones.
El delantero, de 32 años, nacido en Campana, es una de las razones por las que La Academia se coronó campeón, el pasado fin de semana, cortando una dura racha de 36 años sin cosechar títulos internacionales. Sus diez tantos –uno en la final ante Cruzeiro– lo convirtieron en el goleador del torneo, con una conquista más que el brasileño Yuri Alberto, de Corinthians. “Agradecido con Dios y con la vida”, exclamó Martínez en la conferencia de prensa, postpartido.
Esa misma fe, fue la que lo ayudó a sobrellevar situaciones límite, como cuando fue detenido por error en 2014. Balearon a su hermano Braian y él fue arrestado: lo acusaron de haber quemado y robado la casa del agresor.
“Caigo preso por un incendio en una casa, pero yo no fui. Y como estaba todo medio armado la causa, me pusieron incentivación de incendio, robo agravado, secuestro y uso de arma de guerra. Presenté 40 testigos de que no estaba en el lugar, pero me tuve que comer un proceso que duró siete meses”, relata Maravilla en el capítulo 8 de “Historias desde Adentro”, un proyecto audiovisual del Comité Nacional para la Prevención de la Tortura (CNPTA).
De los siete meses que estuvo privado de su libertad, los primeros 90 días permaneció alojado en una celda de aislamiento, en condiciones deplorables, con pérdidas de agua, colchones en mal estado, conexiones eléctricas precarias y malas condiciones de higiene: un estado real de las comisarias que el discurso puramente punitivista -ahora envalentonado con el Gobierno nacional- prefiere omitir. “Estuve 90 días en buzones, que es tipo castigo. Creo que en veintipico de celdas había siete colchones. Todos los otros dormíamos en chapas. En pleno julio, un dolor en los pulmones. Ahi te bañás, comes, haces todo junto”, recordó el delantero, quien hoy vive un presente impensado por aquellos días.
Luego Maravilla amplió su mirada y abogó por la necesidad de que las personas privadas de la libertad puedan aprender oficios e inclusivo trabajar para tener herramientas una vez que consigan la reinserción social. “Que tengan posibilidad de terminar la escuela pero que puedan estudiar electricidad, albañería, que hasta puede ser útil a tu familia. Más en esta época de Argentina que no hay trabajo, si salís con lo más básico podés rebuscartela”, comentó en el video.
Así como el fútbol, la vida le dio revancha a “Maravilla”. Después de aquella experiencia traumática llegaron las buenas. Siempre de 9; siempre como goleador. Defensores Unidos de Zárate, Atlanta, Sol de América, Libertad y Cerro Porteño (todos de Paraguay), Coritiba (Brasil) e Instituto de Córdoba. Hasta enero de 2024, cuando Racing pagó dos millones de dólares por su pase y le dio la responsabilidad de hacer los goles.
Fue un año de altibajos, pero culminó de la mejor manera: coronándose campeón de la Sudamericana y con chances de pelear el título en la Liga Profesional. Y como “Maravilla” es un tipo de fe, pero sobre todo agradecido, ya con la medalla de campeón continental, tuvo palabras elogiosas para el DT, Gustavo Costas: “Me pongo contento por Costas. Es una excelente persona. Siempre se esfuerza. Quiere lo mejor para Racing. Te habla de Racing y se le caen las lágrimas”.
Seguramente, Martínez no olvidará este 23 de noviembre de 2024. El testimonio que brindó al Comité Nacional para la Prevención de la Tortura es una prueba de todo lo que luchó y la importancia de las segundas oportunidades.