Los datos de la canasta básica total y la canasta básica alimentaria difundidos ayer por el INDEC preanuncian el peor de los desenlaces para las cifras de pobreza del segundo semestre, que se conocerán recién en marzo del próximo año y que, con las estadísticas conocidas ayer, los expertos en la medición ya proyectan encima por encima del 40% entre julio y diciembre de este año.
Las cifras oficiales refieren que, con la suba en octubre de ambas canastas de 9% y 9,5% respectivamente – muy por encima del 6,3% de inflación general-, en el año acumularon un incremento que, otra vez, supera por lejos el 76,5% acumulado de inflación. La canasta que mide la línea de pobreza aumentó 7 puntos más que el promedio de precios mientras que la que mide la indigencia sacó una alarmante diferencia de 11 puntos. El corolario de esa estadística en inevitable: si durante el primer semestre, la medición de pobreza había mejorado y caído a 36,5% de la población, esa mejora resultó insostenible. Pero el dato más duro es que en el contexto de reducción de pobreza en los primeros meses del año fue la indigencia de todos modos aumentó a 8,8% de la población. Con los datos de ayer, sólo cabe esperar que ese incremento sea aún mayor.
Existe una segunda conclusión obvia a la luz de las cifras publicadas por el INDEC: ya no es suficiente que los ingresos aumenten a la par de la inflación sino que, para mejorar los indicadores sociales, deberían correr muy por encima del avance de los precios. La realidad, huelga destacar, no podría estar más lejos de ese objetivo.
El índice de salarios que también publica el organismo que conduce el economista Marco Lavagna arrojó, hasta septiembre, una variación acumulada de 61,2% que contrasta con una inflación en los primeros nueve meses de 66,1%, es decir, 5 puntos por debajo. Pero el dato realmente relevante a la hora de estimar la pobreza e indigencia es el avance de los salarios de los sectores no registrados, claramente el sector de trabajadores más vulnerable. Esa estadística marca que los ingresos informales mejoraron apenas 49,9% cuando los precios de la canasta básica total, que mide pobreza, lo hizo en 68% y 72,1% la alimentaria, que mide la indigencia. Con la actualización de las cifras de octubre, esa diferencia entre la mejora de los ingresos y la suba de los precios de ambas canastas se amplía.
“La indigencia y la pobreza suben aún si los ingresos subieran a la par de la inflación. Complicadísimo”, posteó Leopoldo Tornarolli, el especialista en desigualdad y pobreza del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas). Previsiblemente, la foto es particularmente compleja en el Conurbano bonaerense.
Si bien la información oficial de pobreza se publica con un rezago de tres meses respecto a la evolución del semestre anterior y no existen mediciones trimestrales, distintas instituciones del sector privado proyectan esa estadística en base a los propios datos mensuales del INDEC. En este sentido, una de las estimaciones más difundidas es la que elabora el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad di Tella, a cargo del economista Martín González Rozada. De acuerdo a sus últimos datos publicados, la pobreza alcanzó al 39.4% en el tercer trimestre y crecería al 43.4% en el cuarto trimestre de 2022.
De confirmarse estas proyecciones, el dato oficial para todo el segundo semestre podría indicar que el nivel de pobreza volvió al récord de 42% registrado en plena pandemia, cuando las severas restricciones durante la cuarentena derrumbaron la actividad económica. La actividad ahora no está restringida pero el impacto de la inflación parece tener un impacto igual de demoledor: en octubre, según el nowcast de la Di Tella, casi 29 millones de personas estaban bajo la línea de pobreza.
“La proyección sugiere que alrededor del 40% de las personas viven en hogares urbanos pobres. La población urbana capturada por la Encuesta Permanente de Hogares en el semestre mayo-octubre de 2022 se estimó en alrededor de 28.9 millones de personas lo que implica que alrededor de 11.5 millones viven en hogares urbanos pobres”.