El gobierno británico le dio luz verde a la extradición de Julian Assange a Estados Unidos por cargos de supuesto espionaje. El creador de Wikileaks, en tanto, tendrá 14 días para presentar su apelación y evitar que Washington le caiga con todo por haber filtrado documentación sensible hace 12 años. Amnistía Internacional advirtió que la decisión “pone en riesgo” al periodista.
La decisión de Londres fue anunciada por la ministra del Interior, Priti Patel, casi dos meses después de que un juez del tribunal británico emitiera el 20 de abril una orden de entrega del australiano. “En virtud de la Ley de Extradición de 2003, el ministro del Interior debe firmar una orden de extradición si no encuentra argumentos para prohibir que se emita la orden”, indicó un vocero de esa cartera.
“Julian no hizo nada malo”
“Es un día negro para la libertad de prensa y la democracia británica”, denunció el sitio Wikileaks, que a través de sus abogados anticipó que presentará una apelación. “La ministra británica del Interior aprobó la extradición del editor de WikiLeaks Julian Assange a Estados Unidos, en donde corre el riesgo de ser condenado a una pena de 175 años” de cárcel, advirtió el sitio.
Julian “no hizo nada malo. No ha cometido ningún delito y no es un delincuente. Es periodista y editor, y está siendo castigado por hacer su trabajo. Estaba en el poder de Priti Patel hacer lo correcto. En cambio, siempre será recordada como cómplice de Estados Unidos en su plan para convertir el periodismo de investigación en una empresa criminal”, añadió.
“Un mensaje escalofriante a los periodistas de todo el mundo”
En varias oportunidades Estados Unidos anunció su voluntad de juzgar a Assange por la filtración de 700 mil documentos de la Casa Blanca y el Pentágono, en su mayoría sobre Irak y Afganistán. Le adjudican una sumatoria de cargos de espionaje e intrusión informática por los que acumularía 175 años de prisión.
Assange no solo tendrá dos semanas para presentar su apelación formal ante el Tribunal Superior sino que, además, su defensa tendría en última instancia la opción de recurrir ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
Amnistía Internacional puso el grito en el cielo. Su secretaria general, Agnès Callamard, lamentó la decisión y advirtió que “permitir que Julian Assange sea extraditado a Estados Unidos lo colocaría ante un gran riesgo y envía un mensaje escalofriante a los periodistas de todo el mundo”.
Asimismo apuntó que “si la extradición procede, Amnistía Internacional está extremadamente preocupada porque Assange afronte un alto riesgo de confinamiento en solitario prolongado, que violaría la prohibición de (ejercer) tortura u otro tratamiento vejatorio“.
Para atajarse, el Ministerio del Interior británico sostuvo que “las cortes británicas no encontraron que el proceso de extraditar a Assange sea opresivo, injusto o suponga un abuso de proceso”. “Tampoco que la extradición sea incompatible con sus derechos humanos, como el derecho a un juicio justo y a la libertad de expresión, y que mientras esté en Estados Unidos vaya a ser tratado de manera apropiada, como en lo referido a su salud”.
Por el contrario, Amnistía indicó que “las garantías diplomáticas proporcionadas por Estados Unidos de que Assange no será puesto en confinamiento en solitario no pueden tomarse en serio dado su historial previo”. Frente a esta posibilidad, agregó Callamard, “pedimos al Reino Unido que se abstenga de extraditar a Julian Assange, que Estados Unidos abandone los cargos, y que Assange sea liberado”.
“Deberían estar avergonzados”
Luego de que se publicara la filtración de datos, Assange sorteó en varias oportunidades los intentos de Washington por apresarlo. En 2012, mientras se encontraba en Londres, y volvió a ser requerido se refugió en la embajada ecuatoriana en esa ciudad para evitar ser extraditado a Suecia por cargos de violación que después fueron abandonados.
Estuvo recluido allí por una protección que le otorgó el entonces presidente Rafael Correa hasta 2019, que su sucesor, Lenin Moreno, le retiró esa protección. Entonces, la policía británica lo detuvo y alojó en la prisión londinense de alta seguridad de Belmarsh.
En enero de 2021, la justicia británica decidió a su favor: juez Vanessa Baraitser rechazó la extradición por considerar que el australiano, de frágil salud física y psicológica, corría el riesgo de suicidarse en el sistema penitenciario estadounidense. No obstante, el 20 de abril pasado un magistrado del Tribunal firmó una orden de extradición y dejó en manos del gobierno británico la efectividad de esa medida.
“Cualquiera en este país que se preocupe por la libertad de expresión debería estar profundamente avergonzado de que la ministra del Interior haya aprobado la extradición de Julian Assange a EEUU, el país que planeó su asesinato”, señala el comunicado de Wikileaks.