Silencioso, de perfil bajo. Probablemente, si se le preguntara a los hinchas de River si le conocen la voz, muchos dirían que no. Tampoco tiene redes sociales, en un mundo en el que éstas toman cada día más trascendencia. Pero él demuestra en la cancha todo eso que no expresa para el afuera: que Rodrigo Aliendro sea una pieza clave de este River no es casualidad y se ve reflejada contundentemente en los números. Porque cada vez que no juega, la efectividad del equipo baja considerablemente…
Con el encuentro de este domingo, el ex Colón y Atlético Tucumán faltó cuatro veces desde el arranque en lo que va del año y el Millonario apenas cosechó el 33,3% de los puntos (un triunfo, un empate y dos derrotas); mientras que cuando se alineó como titular, el porcentaje sube considerablemente a un 82,4% de unidades posibles (14 victorias y tres caídas). Algo notable que se traslada al juego y quedó demostrado ante Talleres: Enzo Pérez quedó muy solo en la mitad de la cancha y con mucha distancia con los defensores ante rivales rápidos y jugadores como Nacho Fernández y Beltrán se vieron obligados a hacer un desgate mayor para la recuperación de la pelota.
Sí, Aliendro parece el fiel reflejo de la frase “uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde” aplicada al fútbol: quizás no sea el más nombrado por los hinchas cuando se elige un podio, pero cada vez que falta, el equipo lo siente. Sobre todo si quien ingresa en su reemplazo es un delantero y el esquema se modifica (de uno con cinco volantes en diferentes alturas a otro con dos puntas), como en Córdoba con Rondón (Demichelis explicó el cambio desde las similitudes del esquema de la T con Huracán). Porque lo cierto es que este silencioso volante fue uno de los grandes responsables de que River adquiriera una mayor solidez defensiva y un juego asociado que hoy le permiten estar puntero en el campeonato.
Con él, Enzo tiene más libertades para moverse en el mediocampo y soltarse: no son pocas las veces que se lo vio desbordando por derecha como en sus épocas mozas en el Estudiantes 2009 o terminando las jugadas como enganche o centrodelantero. Claro, sabe que atrás tiene alguien cuidándole las espaldas, que le permite no tener que correr a todos los rivales y cubrir mejor el ancho de la cancha, además de darle más claridad en la salida a River.
“Trato de ayudar al equipo donde me toque, siempre con la intención de dar lo mejor. Jugué en varias posiciones, como de doble cinco, de interno… También jugué por afuera, ahora me está tocando jugar de volante central. Trato de rendir donde sea. Vestir esta camiseta es un sueño para mí. Llevo ocho o nueve meses y trato de disfrutar todos los días y exprimir todo para dar lo mejor”, contó Aliendro en el media day de la semana pasada en diálogo con Télam.
Para River, es clave. Y los números respaldan el análisis…