La actual vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, podría hacer historia en las elecciones de este martes 5 de noviembre en Estados Unidos como la primera mujer afroamericana y persona de origen sudasiatico en llegar a la Casa Blanca. Sin aludir a su género o raza de forma reiterada, la candidata se distancia de su rival, Donald Trump, esgrimiendo la promesa de abrir “un nuevo capítulo” en la política de Estados Unidos.
La trayectoria de Harris, que cumplió 60 años en octubre , estuvo marcada por sentar precedentes: fue la primera fiscal de distrito afrodescendiente, y la primera mujer en ejercer como fiscal general en California; la primera india-estadounidense en llegar al Senado y la primera mujer en la vicepresidencia. Sin embargo su campaña prefirió correr el eje del carácter histórico de su candidatura, a diferencia de la fallida campaña de Hillary Clinton en 2016.
En su biografía Las verdades que sostenemos, Harris explica que prefiere describirse simplemente como “una estadounidense” y afirma sentirse a gusto con su identidad , a pesar de los ataques de Trump, que puso en duda que esta sea “lo suficientemente afroamericana”.
Hija de inmigrantes
Nacida el 20 de octubre de 1964, en la ciudad californiana de Oakland, la candidata es la hija de Shyamala Gopalan, una investigadora india, y Donald Harris, un economista jamaiquino, quienes se encontraron mientras participaban en movimientos de derechos civiles en Berkeley, donde ambos estudiaron, y se divorciaron cuando ella tenía siete años.
Harris, orgullosa de su herencia, porta el nombre de Kamala (‘comma-la‘), que significa “flor de loto”, una planta que emerge a la superficie solo cuando sus raíces están bien ancladas, a pesar de que sus rivales pretenden no saber pronunciarlo. Su madre, fallecida en 2009, fue una figura central en su vida. Durante su adolescencia, cuando su mejor amiga le confesó haber sido victima de abuso sexual, Harris se puso en contacto con su madre para que su amiga pudiera mudarse con ellas.
Según su autobiografía, fue entonces cuando halló su vocación y decidió anotarse en la Universidad de Howard, una institución históricamente afroamericana, para luego perseguir la carrera de Derecho en la Universidad de California Hastings y dedicarse a proteger a las víctimas de cualquier crimen. Luego de graduarse Harris pasó tres décadas en la justicia, iniciando su carrera como fiscal adjunta del distrito de Alameda en Oakland, para luego pasar a trabajar como fiscal de distrito en San Francisco y finalmente convertirse en fiscal general del estado de California.
De fiscal a política
Desde 2014 Harris está casada con el abogado Douglas Emhoff, quien hoy es el primer “segundo caballero” de la historia de los Estados Unidos. En 2015 la abogada lanzó su campaña para el Senado estadounidense, en la cual fue apoyada por el expresidente Barack Obama y quien entonces era su vicepresidente, Joe Biden.
Luego de un primer año en el que tuvo una marcada presencia por su posición crítica, incluso confrontando al entonces vicepresidente por algunas de sus posturas, Harris se destacó por sus preguntas incisivas a miembros del gobierno entrante, que encabezaba su hoy rival, Donald Trump, así como a dos jueces nominados por el mismo para el Tribunal Supremo.
Cuatro años después Harris lanzó su candidatura por la nominación presidencial demócrata, pero no logró dar forma a sus propuestas. Biden, quien terminó siendo el candidato del partido, vio en ella una aliada valiosa y la eligió como su vicepresidenta.
Durante su administración, Biden le encargó atajar las “causas raíces” de la problemática migración desde Centroamérica, rol por el cual fue enviada hacia Guatemala en julio de 2021, donde protagonizó uno de sus momentos más controvertidos, al decirle a los migrantes locales que “no vengan” hacia los Estados Unidos.
Tras la ola de críticas por su aparente falta de empatía, Harris se retiró de la luz pública. Recién volvió a asomar cuando la Corte Suprema anuló el juicio que reglamentaba el derecho al aborto a nivel federal, en junio de 2022, momento en el que actuó como canal para la indignación de millones de mujeres estadounidenses.
Un nuevo liderazgo
De esta forma, cuando Biden puso fin a su carrera electoral en julio de este año, Harris construyó su candidatura en torno al concepto de libertad desde su posición: libertad para que las mujeres decidan sobre sus cuerpos, y para que cada estadounidense aspire a una vida mejor.
A raíz del aval del actual presidente, Harris tomó la posta de la candidatura demócrata en una campaña exitosa, en la que aseguró que “no va a retroceder”, planteando una disyuntiva frente a los comicios del 5 de noviembre: la opción de un país marcado por el odio y la división en manos de su rival, o uno de libertad y esperanza bajo un nuevo liderazgo, el suyo.
Su promesa ha sido la de unir a la nación tras años de enfrentamiento bajo la política divisiva de Trump, recurriendo a símbolos patrióticos y sumando apoyos de figuras del bando rival, como la excongresista Liz Cheney y otros republicanos de peso.
Durante los últimos meses, la vicepresidenta intentó distanciarse del actual presidente, quien no goza de una buena imagen pública luego de los altibajos de su gestión y sus apariciones públicas, cada vez menos frecuentes y más marcada por sus errores.
Harris, quien ocupó un puesto de verano en un McDonald ‘s durante sus días de estudiante, se perfila como una candidata más cercana a la clase media y sus intereses, con la voluntad de reducir los precios de la vivienda, los alimentos y los medicamentos.