En la región italiana de Abruzo, donde este domingo se votó para elegir el nuevo presidente de la región y a los miembros del Consejo Regional, se perfiló como ganador el candidato de la derecha y actual presidente Marco Marsilio, del partido ultraderechista Fratelli d’Italia, partido al que pertenece también la primera ministra Georgia Meloni. Según encuestas a boca de urna realizada por la empresa Noto Sondaggi para Rete 8 de Abruzo, Marsilio y sus aliados obtendrían entre el 51,5 y el 55,5% de los votos. Mientras que su opositor, el candidato de la centroizquierda Luciano D’Amico y sus aliados podrían obtener entre el 44,5 y 48,5% de los votos.
De hecho estos son cálculos aproximados que se podrán verificar una vez que termine el conteo de votos que podría alargarse por casi toda la noche italiana. Hasta las dos de la mañana se habían contado los votos de 114 mesas electorales sobre un total de 1.634. Y estos datos atribuyen a Marsilio el 55,36% de votos y a D’Amico el 44,64%.
Si el resultado final confirma el triunfo de la derecha será una gran victoria para Meloni y los suyos, que vieron temblar un poco los estantes de sus principios, cuando en las elecciones regionales en la isla de Cerdeña ganó recientemente la candidata de la centroizquierda, aunque con una pequeña diferencia de votos.
Los datos electorales de una de las 20 regiones de Italia, según algunos exponentes de la derecha, no pueden hacer cambiar la orientación que tiene hoy el país, guiado por Meloni. Según la centroizquierda en cambio, que una región haya dejado de lado la derecha es un buen síntoma de que las cosas están cambiando, como sucedió en Cerdeña. Según los resultados dados a conocer en torno a las dos de la mañana de este lunes y cuando se había hecho el conteo de 92 mesas electorales sobre un total de 1.634, el candidato de la centroizquierda Luciano D’Amico, obtuvo el 44.64% de los votos, mientras el exponente de la derecha de Fratelli d’Italia, Marco Marsilio, el 55,46%.
Marsilio había sido elegido presidente de la región en las elecciones de 2019. Tal vez por eso decidió recandidatearse este año. Licenciado en Filosofía de la Universidad La Sapienza de Roma, Marsilio se ha desempeñado anteriormente como diputado y senador nacional de distintos partidos, siempre de derecha. Es considerado uno de los fundadores de Fratelli d’Italia y por eso tiene una larga y cordial relación con Meloni.
D’Amico, economista, profesor universitario y exrector de la Universidad de Teramo de 2013 a 2018 y que precedentemente trabajó para una empresa estatal de transportes, no tiene experiencia política pero por su estilo, su modo de trabajar y su seriedad, fue apoyado por cinco partidos de centroizquierda, entre ellos el Partido Democrático (PD) y el Movimiento Cinco Estrellas (M5S).
En las elecciones regionales de Abruzo no está prevista la segunda vuelta. Es elegido el candidato que obtiene más votos válidos.
La afluencia al voto puede cambiar la historia
La región (equivalente a una provincia argentina) de Abruzo se encuentra al este de Roma y cuenta con 1,312 millones de habitantes, de los cuales poco más de 1,2 millones tienen derecho al voto. Están distribuidos en 305 municipios.
Este año se presentó a votar poco más del 52% de las personas con derecho al voto, contra el 53% de 2019, una leve disminución considerada parte del problema general que padece Italia en materia de afluencia a las urnas. Sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de personas que concurrían a votar hace algunos años, como en las elecciones políticas de 2006 donde la afluencia llegó al 83% de los que tenían derecho al voto.
Hay que recordar que en Italia el voto no es obligatorio. Pueden votar todos los mayores de 18 años pero pueden también no hacerlo sin problemas.
En las elecciones políticas de 2022, por ejemplo, se presentó a votar el 64% de los que tenían derecho al voto, el 9% menos que en las elecciones precedentes. Y este es un fenómeno que habla de una sociedad descreída y de una falta de responsabilidad ciudadana, un problema que se viene verificando también en otros países de Europa y que fue agravado con los casi tres años de pandemia.
Las elecciones regionales han sufrido una baja considerable en este sentido. En 1975, por ejemplo, cinco años después de que se crearan las regiones, la afluencia a las urnas era del 93%. En la elecciones en la región de Lombardía, en febrero de este año, la afluencia fue del 42% mientras en las elecciones precedentes había sido del 73%. En Cerdeña, donde por pocos votos ganó este año la candidata de la centroizquierda, curiosamente los votantes fueron el 53%, un punto menos que en las elecciones precedentes donde había ganado la derecha.