Fin del Procrear: adiós a todos los sueños de la casa propia

El Plan Procrear, tal y como lo conocemos, dejará de existir”. El anuncio de ayer del vocero presidencial Manuel Adorni no sorprende, si se piensa como un paso más del “topo” que vino a destruir el Estado. La medida se veía venir y el mismo subsecretario de Vivienda de la Nación, Santiago Sánchez Sorondo, se la había adelantado a las cámaras del sector. También les dijo, en criollo, que el gobierno de Milei no va a continuar con las obras que quedaron paralizadas desde comienzos de este año, más de 17.000. En octubre pasado a los últimos 2520 beneficiarios del Procrear 2 línea Construcción ya les habían dicho que debían transformar su préstamo hipotecario en un préstamo personal, “como parte de las medidas necesarias para asegurar la sostenibilidad económica”. En off, el anuncio hecho en medio de una grave crisis habitacional viene acompañado de una catarata de apreciaciones negativas sobre una de las políticas públicas más exitosas de la gestión kirchnerista, acaso la única posibilidad de acceder a una casa propia sin grandes ahorros ni herencia de por medio, que cambió la vida de cientos de miles de personas. 

En liquidación

El gobierno planea dar de baja todos los fideicomisos públicos; ya lo hizo con el Fondo Fiduciario de Capital Social (Foncap), una herramienta estatal para financiar microemprendimientos, y ahora es el turno del Fideicomiso Público Programa Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar, también conocido como Procrear. 

“Dos novedades económicas: a partir de mañana el plan Procrear tal y como lo conocemos dejará de existir. Además de esto, se comenzarán a permitir las “hipotecas divisibles” para proyectos inmobiliarios en desarrollo. Gran gestión de Luis Caputo. Fin”, escribió ayer Adorni. 

“Es increíble. El gobierno de Milei festeja cada vez que le quita derechos al pueblo. El Procrear fue uno de los planes de crédito para vivienda más exitoso y virtuoso”, respondió en redes sociales el gobernador bonaerense, Axel Kicillof

La “gran gestión” dejó afuera un plan que se implementó en 2012 y cuyos últimos créditos fueron otorgados a fines de 2023, con muchas obras iniciadas que quedaron sin financiamiento a poco de terminarse. 

¿Qué pasará con esas obras en todo el país, iniciadas con la participación de los municipios? No hubo detalles oficialmente, pero la idea en el ministerio de Economía (del cual depende la Subsecretaría de Hábitat y Vivienda) es “liquidarlas” (tal el término empleado) a favor de terceros encargados de finalizarlas. Y que luego esas viviendas sean compradas a través de un crédito, en el que ya no intervendría el Estado como garante de tasas que partan de la idea del acceso a la vivienda como un derecho.

Lo que el Procrear dejó

El Procrear ofrecía hasta el año pasado diferentes líneas: Desarrollo Urbanístico, que permitía acceder a créditos para la compra de viviendas construidas en predios urbanísticos de todo el país; Lotes para la construcción, con financiación para la compra de un lote y habilita un crédito complementario para construir una casa, y créditos para instalar una red de gas natural.

Los dos primeros eran a tasa cero y con plazos de devolución de hasta 30 años. En los últimos años se incorporó el Coeficiente Casa Propia en reemplazo de los Créditos UVA de la gestión Macri, que dejaron un tendal de deudores con cuotas que se volvieron impagables y deudas cada vez mayores.

Entre 2012 y 2015, durante el gobierno de Cristina Kirchner, se construyeron casi 120 mil viviendas entre créditos individuales para la construcción y desarrollos urbanísticos impulsados por el Estado. Entre abril de 2021 y agosto de 2023, el Procrear II permitió 65 mil créditos para construcción de viviendas, y se terminaron el 83 por ciento de las viviendas de los créditos para la construcción.

El Programa abarcaba también el acceso gratuito a prototipos de vivienda que las y los beneficiarios —elegidos por sorteo tras una preinscripción para la cual debían cumplir con una serie de requisitos— podían usar gratuitamente. Algunos de esos modelos habían resultado ganadores del Concurso de Proyectos Habitacionales organizado entre el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat y el Colegio de Arquitectos. 

Eran créditos que tenían una cobrabilidad casi total, y que, apuntó el exsecretario de Desarrollo Territorial, Luciano Scatolini, “no sólo daba respuestas en un contexto de necesidad de acceso a la vivienda, o de mejorarlas o ampliarlas, sino también como fuente de trabajo, inclusión, planificación urbana, el dinamismo de pueblos y ciudades donde es necesario arraigar a su población garantizándole el derecho a la vivienda”.

Un relato libertario

Desde el gobierno libertario, sin embargo, la evaluación que hacen de esta política pública es menos que mala: “En sus más de diez años, tuvo un impacto negativo: se construyeron viviendas carísimas y se entregaron a muy poca gente, sin seguir el criterio federal que debería tener”, aseguran, sin acompañar la afirmación con dato o fuente alguna. “Prueba de esto es que los municipios de Avellaneda, Berazategui y Lomas de Zamora concentran el 30 por ciento de la totalidad de las viviendas a construir, en un país que tiene casi 3 millones de kilómetros”, sacaron cuentas. 

Cuentan también que “el promedio de finalización de las casas es de 40 meses, cuando los proyectos promedian un plazo de ejecución de 12 meses”. Concluyen que “el sueño de la casa propia no necesita de la intromisión tosca del Estado, sino del empuje del mercado”, y ponen como ejemplo virtuoso “el regreso del crédito hipotecario en la Argentina, donde el Banco Nación recibió más de 45.000 solicitudes en lo que va del año”.

Divide y triunfarás

La medida fue anunciada por el vocero pero aún no publicada en el Boletín Oficial, de modo de que los detalles del plan libertario se desconocen y preocupan. No está claro cómo se implementarán los “créditos hipotecarios divisibles”, que según el gobierno vienen a “liberar el sector, aumentar la oferta de viviendas y reducir la telaraña de burocracias”, pero que huelen más bien a negocio privado: una hipoteca divisible básicamente se puede aplicar no a una casa individual sino a un complejo inmobiliario con diferentes viviendas, con un desarrollador de por medio. Permite dividir la deuda y las garantías en partes independientes sobre una misma unidad hipotecada (por ejemplo un edificio, o un lote con varias viviendas).  

“Esto significa que las constructoras van a poder pagar su préstamo de a poco, y a medida que lo hagan, se van a ir liberando departamentos para escriturar. También los compradores van a acceder a créditos hipotecarios para adquirir cualquier edificio en construcción o en pozo”, se explica y se pregona: “En lugar de asfixiar al mercado inmobiliario con restricciones ridículas, este Gobierno libera al sector para que crezca como nunca antes lo hizo”. 

Dos casos entre miles 

Los relatos de las familias que en todos estos años pudieron acceder a una vivienda, dejar de alquilar, de vivir con los padres, tener espacio para los hijos, iniciar sueños y proyectos, son cientos de miles y emocionan. Dos entre ellos destacan otra consecuencia del Procrear, el surgimiento de barrios completos, como el Barrio Rincón de Villa Elisa, que hasta el Procrear era una zona alejada de casas quintas, y donde se contabilizan 300 casas construidas con el crédito.  

“Nos salió en 2013 y entramos a vivir en 2015. Los dos empleados y alquilando, no teníamos un peso ahorrado, todo se iba cada vez que renovábamos el alquiler. Elegimos uno de los modelos de casas que ofrecían y a los nueve meses la tuvimos construida, era el plazo que daban para empezar a pagar, y no podíamos juntar las cuotas con el alquiler”, cuenta Erika Aisa. Como un nacimiento, con su pareja y sus dos hijos pudieron tener “una casa con patio a la que le seguimos haciendo cosas, pero es nuestra”. “Además de la felicidad de la casa propia, era una felicidad que se expandía, porque en esa época todo el tiempo te enterabas de una amiga, un compañero de trabajo, que también lo tenía. Fue una política pública que dio la oportunidad de esa alegría compartida”, reflexiona Erika, que lleva pagas 116 cuotas de las 250 del crédito.  

Paula Rivera ostenta la emblemática suerte de haber obtenido “las primeras cuatro bolillas del primer sorteo histórico”: es la primera sorteada del Procrear. “Es un día que no voy a olvidar en mi vida, porque lo estaba viendo por televisión. Me acuerdo que Lotería Nacional le metió un paro a Cristina, y la loca se fue a hacerlo a la lotería de Santiago, para no frenarlo”, evoca. 

Paula se anotó como madre soltera con un hijo; recuerda con precisión cada fecha, cada adjudicación, las carpetas en las que pudo elegir el modelo de casa, los planos de gas, de electricidad, “te daban todo como para que no tuvieras que gastar en nada más que en la firma de un arquitecto para los avances de obra”. En su vida fue “la gran oportunidad”, “el único modo” de tener su casa. Algo que hoy revaloriza y que, lamenta, otras y otros en su situación ya no podrán tener.