El culo de Figal completó la carambola y la pelota se le metió en el primer palo de un Rossi que salió a buscar el centro: lógica pura. Pero que el accidente no tape el bosque: este Boca ganó en tenencia de pelota, genera más situaciones de gol y arriesga. Ofrece grietas atrás, claro que sí. Algunas lógicas por dejar mucho espacio entre Rossi y los centrales; en otras se escalona mal, o simplemente le comen la espalda a los laterales. Así y todo, hay que ser justos con un equipo que poco a poco va cambiando su fisonomía, y eso no es fácil de lograr sin sufrir. Lo importante es la búsqueda: a la larga ser más ambicioso, poner a los delanteros de cara al gol y que los mediocampistas lleguen al área rival le traerá más alegrías que sinsabores.
Anoche, además, tuvo a un Molinas que quizá haya jugado su mejor partido en Boca, porque participó en los dos primeros goles y porque se asoció muy bien a Pol para darle al equipo otra usina de fútbol. Villa fue un constante peligro por la izquierda; el Changuito aportó sus gambetas por el otro sector y Pipa siempre está para poner su sello, como ese cabezazo en trompo para meter un golazo tras el centro del colombiano. Fue una pena que Boca, ahí, permitiera que Tigre le quitara la pelota y que lo acosara con la peligrosidad de Retegui y los piques de Zabala a espaldas de Fabra. El error de Boca fue no saber manejar los ritmos y administrar la ventaja. Fue un ida y vuelta con llegadas en un arco y en el otro, con el tiro en el palo de Pol (hermosa volea y un par de chances de Retegui que se fue afuera por centímetros.
Lo curioso es que en el segundo tiempo se dio la inversa: fue Tigre el que aprovechó la inercia del final del PT, y gracias a la presión que metió estaba dominando el desarrollo. Pero fue Boca que en una contra por la izquierda, desde Benedetto a Molinas, de Molinas a Zeballos, de Zeballos al gol, con pisadita. Y un minuto después y a toda velocidad, la trajo Zeballos, la abrió a Villa, toque a Fabra y gol, roce en un defensor de Tigre mediante.
La noche no dio respiro, porque Boca siguió dando concesiones atrás: si dos cabezazos en el área es gol, con tres no hay chances. Y por eso descontó Retegui. El partido siguió en la coctelera: Villa enloqueció a la defensa de Tigre; Colidio y Retegui a la de Boca. Pero otra vez, en el palo por palo, ventaja para Boca. Golazo de Changuito, otro de Pipa. Y aunque Retegui volvió a descontar (gracias, Figal), Boca se fue a dormir feliz. Con la panza llena de goles.