Se hizo estricta justicia. España, hasta ahora el mejor equipo de la Eurocopa 2024, el que tiene los mejores jugadores y las ideas más claras para hacer correr la pelota, será finalista. En Múnich, derrotó a Francia por 2 a 1 y esperará lo que suceda este miércoles cuando desde las 16 y en Dortmund, Países Bajos e Inglaterra (televisación de ESPN y Disney+) vayan por el otro pasaje para la definición del próximo domingo en el estadio Olímpico de Berlín.
Francia se puso en ventaja a los 9 minutos del primer tiempo cuando Kylian Mbappé, que jugó sin la máscara protectora de su tabique nasal, lanzó un centro bombeado desde la izquierda y Randal Kolo Muani alojó su cabezazo lejos del alcance del arquero Unai Simón. Por un rato, dio la impresión de que los franceses podrían imponer su juego directo y veloz. Pero España, luego del cimbronazo de la desventaja inicial, puso las cosas en claro con dos golazos en cuatro minutos del juvenil Lamine Yamal y de Dani Olmo, uno mejor que el otro.
El adolescente Yamal -cumplirá 17 años el sábado- produjo una joya. A los 21 minutos, recibió la pelota a treinta metros del arco, amagó, hizo un enganche corto hacia adentro y sacó un zurdazo imponente que el vuelo del arquero Mike Maignan tornó más espectacular aún. Cuatro minutos más tarde, Dani Olmo capturó un rechazo parcial del fondo francés, eludió a Salibá y cruzó un derechazo fuerte que dió en Jules Koundé y llegó a la red. El primer tiempo resultó estupendo por el duelo de estilos. Entre el fútbol elegante y de alto vuelo de España y la propuesta de Francia que pudiendo jugar mejor, despreció la posesión y apostó a tirarle la pelota a Dembelé y Mbappé para que resuelvan por su cuenta.
La segunda etapa tuvo una música diferente. El técnico español Luis de la Fuente pensó más en el resultado y replegó a su equipo con una idea clara: no permitirle a Francia correr el contraataque. Y así lo hizo: cedió la pelota a los franceses y los dejó cocinarse en su propia impotencia. Sin mucho ingenio para abastecer a Dembelé y Mbappé, Francia no pasó más allá del borde del área grande. El técnico Deschamps movió su estructura y llego a poner a Oliver Giroud como doble punta de lanza por detrás de Mbappé. Fue lo mismo que la nada.
Encima de todo, en uno de esos manotazos de ahogado, Deschamps sacó a Kanté, que había tapado a Rodri en el primer tiempo. Liberado de esa marca, Rodri se hizo eje de su equipo. Y jugó una media hora final impresionante, a puro toque y devolución, andando por todos lados. España le bajó el ritmo al partido, dio una clase magistral de cómo defenderse con la pelota sin errar un pase y a cada momento del partido, le entregó la respuesta que necesitaba. Le faltó llegada porque la consigna ya era otra. Pero jugó un partido inteligente.
Atacó cuando debía hacerlo y se cuidó sin resignar posesión ni estilo. Ni tampoco compromiso e intensidad para defender. España tuvo fútbol, inteligencia y rebeldía para sacar la semifinal adelante y es un finalista más que legítimo. Francia no encontró a Mbappé y se fue dejando la sensación de que siempre dio menos de lo que podía dar. Por eso, mirará por televisión la gran final del domingo.