El presidente estadounidense, Joe Biden, ordenó este martes nuevas restricciones a la entrada de migrantes con el fin de reforzar la frontera entre Estados Unidos y México, una medida drástica de cara a las elecciones presidenciales de noviembre. La gestión de la migración se convirtió en un tema central para los votantes, superando a la economía y la inflación, según una encuesta de la consultora Gallup publicada a fines de abril. Tratando de distanciarse del exmandatario y precandidato presidencial Donald Trump, Biden dijo que él nunca “demonizará” a los migrantes y prometió trabajar con México como un “socio igualitario”.
“Nunca demonizaré a los inmigrantes”
Biden anunció el cierre temporal de la frontera con México cuando la cifra de entradas irregulares al país supere el umbral de 2.500 casos en un mismo día, algo que ya está sucediendo en Estados Unidos. El decreto firmado por el mandatario demócrata permite a las autoridades suspender la entrada de solicitantes de asilo y migrantes cuando se supere ese tope, y facilita las deportaciones a México. La frontera se reabrirá cuando la cantidad diaria de solicitantes sea inferior a 1.500 personas.
“Esta acción nos ayudará a recuperar el control de nuestra frontera”, afirmó Biden en un discurso en la Casa Blanca en el que agregó: “Vamos a seguir trabajando con nuestros vecinos mexicanos en lugar de atacarlos, y construiremos una relación fuerte”. El presidente prometió que seguirá colaborando con México como “un socio igualitario” y recordó que el lunes habló por teléfono con la vencedora de las elecciones del domingo pasado en México, Claudia Sheinbaum, quien será la primera mujer en gobernar el país.
El líder demócrata centró parte de su discurso en intentar distinguirse de Trump, quien hace unos meses ordenó a sus correligionarios republicanos en el Congreso que votaran contra un proyecto de ley negociado por ambos partidos y que incluía algunas de las provisiones anunciadas por la orden ejecutiva. Biden se refirió a esa decisión de los republicanos más trumpistas y la calificó de “movimiento político extremadamente cínico”.
Biden también aprovechó para defenderse de las fuertes críticas que recibió la orden por parte de algunos legisladores demócratas, y dijo que él cree que “la inmigración siempre ha sido un salvavidas en América”. “Así que nunca demonizaré a los inmigrantes. Nunca me referiré a ellos como un veneno en la sangre de nuestro país”, advirtió en referencia a Trump, quien declaró que están “envenenando la sangre del país”, haciéndose eco de palabras usadas por Adolf Hitler.
“Nunca separaré a las familias de sus hijos en la frontera, nunca prohibiré la entrada al país a un grupo de personas por sus creencias religiosas”, agregó Biden en alusión a las políticas implementadas por Trump para separar familias en la frontera o vetar la entrada de ciudadanos de países de mayoría musulmana. El mandatario busca virar su política migratoria después de que los sondeos de opinión revelaran que ese asunto tendrá mucho peso en los comicios presidenciales.
La reacción de Trump
El equipo de campaña de Trump desestimó en un comunicado la iniciativa al considerar que no está diseñada “para la seguridad fronteriza”, y repitió el mensaje del republicano que constantemente insiste en que los inmigrantes irregulares son responsables del aumento de los delitos violentos en Estados Unidos, una acusación que no tiene base en datos oficiales.
El magnate pasó su mandato anunciando su intención de construir un muro en la frontera con México, y ahora intensificó su retórica antinmigración para volver a la Casa Blanca. “Millones de personas han ingresado en nuestro país, y ahora, después de casi cuatro años de su liderazgo débil y fallido, su liderazgo patético, el corrupto Joe Biden pretende finalmente hacer algo respecto a la frontera“, exclamó Trump, de 77 años, en un video publicado en su red Truth Social.
Más de 2,4 millones de migrantes cruzaron la frontera sur de Estados Unidos solamente en 2023. La mayor parte proviene de Centroamérica y Venezuela huyendo de la pobreza, la violencia y los desastres naturales intensificados por el cambio climático. La cifra alcanzó un récord de 10 mil personas por día en diciembre, si bien este número cayó en los últimos meses.
“Una acción punitiva hacia los inmigrantes”
El gobierno de Biden trató de frenar los cruces trabajando en coordinación con México y otros países para reducir los flujos migratorios mediante políticas económicas y aplicación de leyes más restrictivas, pero las encuestas revelan que para los votantes no hizo lo suficiente. La orden ejecutiva generó una ola de críticas por parte de activistas, que comparan la medida con las acciones tomadas por el gobierno de Trump.
Uno de las primeros en reaccionar fue la organización Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, en inglés), que advirtió en un comunicado que la orden “hace eco” de la prohibición de entrada emitida por Trump en 2018. ACLU anunció que impugnará la orden ejecutiva en la Corte Suprema, tal como lo hizo en 2018 cuando logró detener una medida similar emitida por el gobierno de Trump.
Para Angélica Salas, directora de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA), la niciativa representa un daño irreversible para los solicitantes de asilo a los que se les niegue la entrada. “Es una acción política y punitiva hacia los inmigrantes y pelearemos en contra de ellas en las cortes”, aseguró Salas.
El rechazo hacia la medida llegó incluso de aliados de Biden como el senador por California, Alex Padilla. “Al revivir la prohibición de asilo de Trump, el presidente Biden socava los valores estadounidenses y abandona las obligaciones de nuestra nación de brindar a las personas que huyen de la persecución, la violencia y el autoritarismo la oportunidad de buscar refugio en los Estados Unidos”, dijo Padilla en un comunicado.