Nada fue menos real que el 0 a 0 final de la chapa. Boca y Defensa y Justicia levantaron un partidazo, en el que lo menos trascendente para el espectáculo fue que ninguno de los dos fue capaz de inflar la red y llenar las gargantas de gritos. Ocasiones hubo a granel, con muy buen juego en los primeros 45 y más esfuerzo en los segundos, pero siempre respetando la intención de querer ganar, de disfrutar y de hacer disfrutar a quienes miran.
El fútbol argentino tiene pocos equipos futbolísticamente más reconocibles que los auriazules y el Halcón, y tras lo visto hay que concluir que es una pena que así sea.
El reciente campeón de la Supercopa ha construido en el último lustro una colección de títulos a base de arqueros fiables (antes Esteban Andrada y Agustín Rossi, ahora Sergio Romero), contraataques veloces y delanteros contundentes. Defensa y Justicia ha fabricado su crecimiento como club apostando por un estilo que es respetado por cualquier técnico que se siente en el banco y que va más allá de quiénes sean los intérpretes en la cancha. Se trata de asumir el protagonismo, buscar la pelota y moverla a uno o dos toques con volantes, laterales y delanteros ágiles y versátiles, que le quitan las referencias a los defensores rivales y crean huecos permanentes para pisar con ventaja los metros decisivos del campo.
Lo mejor del partido
La postura del conjunto de Florencio Varela, además de amigable a los ojos, suele generar desarrollos abiertos, atractivos, más aún si el equipo que se para enfrente responde con idéntica eficacia cuando recupera y cruza el círculo central. Entonces ocurre que los partidos adquieren ritmo y los pases ganan en precisión, que escasean los choques y las faltas (apenas 8 en todo el primer tiempo, ninguna violenta ni fuera de lugar), que el juego va y viene de área a área y los arqueros tienen poco tiempo para aburrirse.
La única mancha que se le puede poner a los estupendos 45 minutos iniciales que se vieron en la Bombonera fue la falta de concreción de las ocasiones, pero nadie tiene derecho a la queja. Lo evitaron los postes, que devolvieron remates de Gabriel Alanís, Nazareno Colombo y Darío Benedetto, en ese orden; Agustín Sant’Anna, que se cruzó con una justeza exacta a los 5 para salvar en la raya la definición cruzada de Pol Fernández que ya había superado la salida de Ezequiel Unsaín; pero más que nadie lo impidió Sergio Romero.
Chiquito salió mal a cortar un centro a los 15 (el que acabó en el cabezazo de Colombo al travesaño), pero fuera de ese mal cálculo fue un frontón. Frustró tres ocasiones muy claras del siempre inquietante Nicolás Fernández, una de Alanís y otra de David Barbona, todas con atajadas notables.
Fueron excelentes los 25 iniciales de Defensa y Justicia, con muchos puntos altos en lo colectivo y en lo individual. Un equipo que presionaba bien arriba, recuperaba fácil y movía el balón superando los intentos de achique de Alan Varela y Pol Fernández, ganaba las espaldas de Frank Fabra con las trepadas de Sant’Anna para hacer dupla con Alanís, ofrecía la verticalidad de Barbona y la capacidad de Uvita Fernández para tirarse atrás y sumarse al circuito que manejaba Kevin Gutiérrez desde el primer toque y aparecer en la definición.
Boca logró emparejar el dominio a partir de la media hora, con menos brillantez en la circulación, pero antes y después de esa circunstancia también sumó ocasiones. A la inicial que se le escapó a Pol Fernández hubo que sumar tres cabezazos limpios de Luca Langoni que no acertaron con el arco y un tiro libre de Óscar Romero en el que Nicolás Figal no alcanzó a empujar el rebote que dio Unsaín.
Le faltó al xeneize, en todo el encuentro, del aporte de Sebastián Villa. Bien tapado por el uruguayo Sant’Anna, no pudo desbordar ni imponer su velocidad y tampoco anduvo fino en centros o tiros al arco cuando tuvo opción de enganchar hacia adentro.
Ni siquiera el extenuante calor de la noche logró disminuir el interés del choque en la segunda mitad, más allá de parecerse un poco más al nivel medio del torneo. Aumentaron los errores en controles y pases, perdió orden en su funcionamiento la visita y le costó encontrar espacios en los últimos metros rivales al local. El carrusel de cambios también influyó para bajar la jerarquía.
Aún así hubo tiempo para varios ¡uhhh! más. El paraguayo Oscar Romero sacudió el poste derecho con un zurdazo desde afuera a los 14; Unsaín desvió al córner el tiro de Cristian Medina desde la medialuna, Sergio Romero completó su show particular quitándole un cabezazo franco a Ángel Benítez a los 27 y en la última jugada Julián Malatini le birló el gol a Miguel Merentiel, que se relamía para empujarla.
Boca y Defensa y Justicia firmaron un 0 a 0 más que engañoso, porque armaron un partido de los que da gusto mirar, pleno de emociones, aunque ninguna haya servido para soltar el grito de gol. Es probable que los hinchas de uno y otro se estarán lamentando las chances perdidas. Para los neutrales será lo de menos, y ya estarán esperando encontrarse espectáculos de este tamaño todas las semanas.