A días nomás del acto de reivindicación del terrorismo de Estado por parte del partido de Javier Milei y en momentos en que el negacionismo gana espacio de difusión, el Vaticano fue escenario de otro espaldarazo a la lucha de los organismos de derechos humanos.
En su habitual audiencia pública de los miércoles, el papa Francisco saludó esta mañana al nieto 133, el último que recuperó su identidad gracias al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo.
Y como si ese mensaje no fuera suficiente, el pontífice también estuvo con la sobrina de Leonié Duquet, una de las monjas francesas desaparecidas durante la última dictadura cívico militar.
El encuentro con ambos tuvo lugar al finalizar la Audiencia General en la Plaza San Pedro, luego de la tradicional reunión abierta que el Papa mantiene con los fieles, y a la vez fue la primera exposición pública del pontífice tras su último viaje apostólico y del receso estival europeo.
Allí, el argentino Jorge Bergoglio estuvo cara a cara con el hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, y nieto de Nélida Navajas, la fallecida secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo que durante años luchó por el hallazgo que tuvo lugar a finales de julio último.
Francisco no solo saludó al nieto 133 sino también a parte de su familia que, a la vez, estuvo acompañada por la monja francesa Genevieve Jeanningros, sobrina de Leonié Duquet.
No es la primera vez que el pontífice argentino se reúne con víctimas del terrorismo de Estado desatado contra militantes, trabajadores y civiles sin participación política durante la década de 1970.
Desde el inicio de su pontificado ya había mantenido reuniones públicas y privadas con las referentes de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, Estela Carlotto y Taty Almeida, entre algunas.