Una ola de macartismo vuelve a recorrer Estados Unidos montada en la guerra desatada sobre la Franja de Gaza. Estudiantes y docentes que apoyan la causa de Palestina desde las universidades, además de ser reprimidos y detenidos, son denunciados por antisemitismo en un sitio digital que almacena sus datos personales y perfiles académicos. Se llama Canary Mission (Misión Canaria), surgió en 2014 y según el periodista de investigación James Bamford, de The Nation, su propósito es “perseguir y censurar a estudiantes, profesores y, en líneas generales, a cualquiera que no esté de acuerdo con el Gobierno de Israel o se exprese a favor de Palestina”.
Con casi mil alumnos y docentes arrestados en los campus de varias universidades de EEUU, el movimiento estudiantil también es demonizado en el mundo virtual. El contexto que se vive remite a las protestas en la década del ’60 contra la guerra de Vietnam, e incluso antes, cuando circulaban las listas negras del senador Joseph McCarthy en los años ’50. Acusados de antisemitas por manifestarse contra los crímenes que está cometiendo el gobierno de Benjamín Netanyahu en Gaza, los y las jóvenes que tomaron instalaciones en sus lugares de estudio de manera pacífica, quedaron expuestos a la persecución de Misión Canaria.
Los hacedores de este sitio web señalan que su tarea es retratar “personas y organizaciones que promueven el odio hacia Estados Unidos, Israel y los judíos en los campus universitarios de América del Norte y más allá”. Además, la página informa que “investiga el odio en todo el espectro político, incluidos los activistas de extrema derecha, extrema izquierda y antiisraelíes”.
En la serie de artículos que publicó para The Nation, el periodista Bamford se pregunta quiénes financian a Canary Mission. Su conclusión es que se trata de multimillonarios estadounidenses de estrecha relación con el estado judío. En un artículo que publicó el 22 de diciembre de 2023 describe que aquella organización se dedica a “una operación masiva de inclusión en listas negras y doxxing dirigida desde Israel que tiene como objetivo a estudiantes y profesores críticos de las políticas israelíes, y luego lanza acusaciones difamatorias contra ellos, acusaciones diseñadas para avergonzarlos y humillarlos y dañar su futura empleabilidad. Todo financiado en secreto por estadounidenses judíos ricos y fundaciones judías estadounidenses”.
“Censura y vigilancia”
Iklil Bouhmouch, estudiante de la Universidad de Georgetown, comentó que había sido incluida en la página que publica perfiles de alumnos y profesores críticos del genocidio en Gaza que investiga la Corte Penal Internacional y que Israel rechaza como definición a su política: “La censura y la vigilancia está en todas partes por eso mucha gente tiene que cubrirse el rostro. Yo misma ya estoy en Canary Mision… Intentan mostrarnos de manera negativa y eso sucede tanto en internet como en la vida real”.
Con precisión quirúrgica, Bamford describió en su artículo los casos y nombres de varios estudiantes o docentes que sufrieron las consecuencias de ser incluidos en la página macartista. Producto de lo que definió como “un error en un formulario de impuestos hace unos años” descubrió que un multimillonario de California, Sanford Diller, financiaba el sitio de internet. El empresario inmobiliario fallecido en 2018 era también donante de Donald Trump y apoyaba a “una larga lista de organizaciones islamófobas”.
Después de que Hamas ingresó a Israel el 7 de octubre del año pasado y mató y tomó a civiles de rehenes en la frontera con Gaza, integrantes del Comité de Solidaridad con Palestina de la Universidad de Harvard condenaron en una carta pública la política del gobierno de Netanyahu y recordaron que “durante las últimas dos décadas, millones de palestinos en Gaza se han visto obligados a vivir en una prisión al aire libre”.
La respuesta fue un escrache con una camioneta que circuló cerca de la Universidad y que llevaba carteles con los nombres y las fotografías de los estudiantes que habían firmado la carta. “Los principales antisemitas de Harvard”, decía uno de ellos. La noticia fue publicada en The Harvard Crimson, el período de los alumnos que se edita desde 1873.
La comunidad académica que se moviliza en EEUU contra los crímenes del gobierno de Netanyahu en Gaza pide un alto el fuego y la libertad para el pueblo palestino. Pero además exige que sus centros de estudio terminen con los vínculos económicos que mantienen con Israel. Citado por la cadena BBC Mundo, un alumno de la UCLA de California que no dio su nombre por temor a represalias, explicó: “Lo que pedimos es que la universidad deje de invertir fondos en aquellos que lucran con el genocidio en Gaza. Y no nos vamos a marchar hasta que lo consigamos”. Otro tanto ocurre en Harvard. Un grupo de alumnos sigue acampando en el campus y le dio plazo hasta este lunes a las autoridades de la Universidad para que desinviertan si tienen fondos o acciones en empresas de Israel.
En Estados Unidos, la guerra que lleva adelante el régimen de Netanyahu en Gaza le hizo perder respaldo a Israel, sobre todo entre los sectores más jóvenes. Un estudio realizado por el Pew Reaserch Center, un think tank con sede en Washington, arrojó en la primera semana de abril que “un tercio de los adultos menores de 30 años dicen que sus simpatías están total o principalmente con el pueblo palestino, mientras que el 14% sostiene que sus simpatías están total o principalmente con el pueblo israelí. El resto dice que simpatiza por igual con ambos, con ninguno o que no están seguros”. Fueron consultadas 3.600 personas.
La situación que compromete el respaldo del electorado joven al presidente Joe Biden para su reelección, empeora cada día más por su apoyo irrestricto a Israel. Los jóvenes estudiantes, vanguardia de las protestas contra la guerra en Gaza, se transformaron en blanco fácil para el establishment político estadounidense. En eso no hay contradicciones entre republicanos y demócratas. La Cámara de Representantes acaba de aprobar un proyecto de ley que amplía la definición a nivel federal del concepto de antisemitismo. Congresistas de los dos partidos utilizaron la propuesta de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA).
Entre quienes se opusieron estaba Jerry Nadler, el congresista judío que lleva más tiempo en el cargo y defensor de Israel. Al respecto comentó: “Este proyecto de ley amenaza con coartar la libertad de expresión protegida por la Constitución. El discurso crítico hacia Israel por sí solo no constituye discriminación. El proyecto de ley es demasiado amplio”.