Este miércoles 15 de junio se celebra el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, denominado así gracias a la Red Internacional para la Prevención del Abuso y Maltrato a la Vejez (INPEA, por sus siglas en inglés), que lo proclamó por primera vez el 15 de junio de 2006 en Nueva York, Estados Unidos.
Por su parte, la Asamblea General de las Naciones Unidas lo instituyó en su resolución 66/127 el 9 de marzo de 2012 porque el maltrato hacia las personas mayores constituye un problema social mundial y merece la atención de la comunidad.
Esta fecha expresa su oposición a los abusos y los sufrimientos infligidos a algunas de nuestras generaciones mayores. Las personas mayores tienen los mismos derechos humanos y libertades que otras personas.
Según la ONU, se prevé que durante los próximos ocho años el número de personas de 60 años o más aumente en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial. “Este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos”, indicó Naciones Unidas.
El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por eso, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de los adultos mayores.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería.
“Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto”, advirtió la ONU.