¿Descenso? De la mano de Tevez, el Rojo ganó un partido clave y es puntero

Fue un desahogo tremendo. Independiente le ganó a Huracán un partido caliente, vibrante, con clima y marco de final, tal como lo había catalogado Carlos Tevez. Un encuentro en el que se respiró tensión hasta el último suspiro. El Rojo quedó puntero de la Zona A, se alejó de la zona de descenso y hundió a un rival directo.

En los primeros minutos ambos equipos estuvieron ocupados en presionar y cerrar espacios, por lo que no aparecieron los circuitos de juego, no hubo rutas de pases ni gestación. El Globo buscó amplitud a través de los laterales, Souto y Benítez, quienes se proyectaron con asiduidad, aunque no de forma simultánea. Los volantes externos, Alfono y Fértoli, se cerraron cuando pasaron los marcadores de punta y se recostaron sobre los costados para tener superioridad numérica por ese sector ante la pérdida. El dueño de casa no encontró la pelota en el amanecer del encuentro, pero a los de Parque Patricios les faltó profundidad y fueron inofensivos, con una tenencia inocua.

En ese primer tiempo, a Independiente le costó progresar en el campo. Lo hizo cuando se encontraron Toloza y Mancuello para asociarse. El local sacó ventaja en la primera situación clara que generó: Mancuello remató tras un error de Carrizo, el arquero Chaves dio rebote y Canelo exhibió su olfato de goleador al estar donde debía estar para empujar la pelota hacia la red. Tanto el autor del gol como Giménez retrocedieron para cubrir espacios cuando el rival se adueñó de la pelota: ese fue todo un síntoma del sacrificio y la solidaridad que Tevez exige de forma permanente. El mérito del equipo fue el compromiso colectivo para presionar y cubrir muy bien los espacios, con orden y rigor físico.

Alexis Canelo metió el 1 a 0 del Rojo ante Huracán

En el arranque del complemento, el conjunto de Avellaneda procuró no replegarse. Por eso mantuvo la última línea adelantada ante un adversario que, en desventaja y obligado por la coyuntura, salió con la intención de empujar. A Huracán le faltó creatividad: fue un equipo previsible, sin aceleración ni cambio de ritmo. Sólo Alfonso, con su rebeldía, logró producir algo de desorden en el medio del Rojo. Al Globo le faltaron variantes para atacar y se diluyó en la impotencia.

El partido, de pierna fuerte, áspero, con mucho roce y fricción por todo lo que había en juego, tomó temperatura con el correr de los minutos. Isla casi mete el segundo, pero entre Chaves y Souto le ahogaron el grito. El técnico del Globo, Diego Martínez, buscó un golpe de efecto y cambiar la ecuación con los ingresos de Alarcón, Pussetto, Soñora y Mazzanti, quien protagonizó la primera situación clara del visitante a los 27 minutos, con un disparo que pasó cerca de la base del palo.

Luego de la expulsión de Tobio, y perdido por perdido, Huracán salió con más determinación. E Independiente comenzó a aferrarse al resultado. Al no poder defenderse con la pelota, el tramo final del encuentro transcurrió de forma peligrosa cerca del arco de Rey. El Rojo lo aguantó y hasta pudo haber ampliado la diferencia de contragolpe. Lleva tres victorias al hilo por la Copa de la Liga con Tevez. Y de a poco se anima a soñar con un futuro más auspicioso.