“Ahora la ruta 33 quedó en una zona gris, no porque sea ilegal, sino porque no queda claro quien tiene responsabilidad en el mantenimiento de la ruta. No hay empresas que se hagan cargo de esos trabajos y la Dirección Nacional de Vialidad no los hace. Estuvimos haciendo varios reclamos y hasta ahora no obtuvimos respuestas, ni siquiera para la reposición del guardarrail destruido” por el vuelco de un camión, afirmó este jueves el intendente Pérez, Pablo Corsalini, al referirse a los altos índices de siniestros viales registrados en los últimos 20 días en la llamada curva de la muerte de la ruta nacional 33.
El último accidente sucedió este miércoles, poco después de las 18.30, cuando un automóvil Nissan Tiida con cuatro personas a bordo se despistó y se incrustó en un zanjón. A pesar de que el vehículo quedó con sus ruedas para arriba, las personas que estaban adentro solo sufrieron golpes y pudieron salir por sus propios medios.
Los siniestros viales en la zona se venían dando en forma esporádica, pero desde el 7 de mayo pasado se registró una seguidilla que vuelve a poner en discusión la seguridad vial en una de las rutas nacionales más importantes y más utilizada por el transporte de carga: nada más y nada menos que la conexión de dos ciudades portuarias como Bahía Blanca y Rosario. Y justamente, el tramo de esa ruta comprendido entre Firmat y Rosario es el que presenta mayor complejidad.
Ante una consulta de La Capital, el intendente de Pérez, una de las ciudades que es literalmente atravesada por la ruta 33 y en cuya jurisdicción se encuentra la curva de la muerte, primero aclaró que no está dentro de sus atribuciones el mantenimiento de las cuestiones técnicas ni de seguridad y que desde su gestión se hicieron innumerables reclamos a Vialidad Nacional la alta tasa de siniestralidad que se verifica especialmente en ese sector. Y remarcó que la ruta 33 “quedó en una zona gris” a partir de la paralización del proceso que preveía la construcción de la autovía entre Rosario y Rufino.
El Nissan que se despistó este miércoles a la tarde. En el coche iban dos adultos y dos menores que salieron casi ilesos.
Al hacer un breve resumen de la situación de ese tramo de la ruta 33, el mandatario contó que hasta 2015 el mantenimiento de las rutas nacionales se realizaba mediante contratos con empresas privadas que debían atender las banquinas y realizar bacheos, entre otras tareas.
“En esa instancia, había empresas que ganaban las licitaciones y se ocupaban de esas tareas”, dijo Corsonali, y agregó: “A partir del cambio de gobierno nacional y la llegada de Mauricio Macri a la Presidencia, se implementaron licitaciones con la modalidad PPP (Participación Pública Privada). Cuando se hizo la de la autovía Rosario-Rufino, que se implementó por etapas, en esa misma licitación la empresa que ganaba la obra se ocupaba de hacer todo el mantenimiento. Pero eso quedó medio cerrado, porque se concretó una sola etapa de la licitación, que es la que se está haciendo muy lento. Por lo tanto, hoy esas empresas no se están haciendo cargo del mantenimiento como debería ser”.
“Entiendo que quedamos en una zona gris, no digo por ilegal, sino porque no queda claro bajo responsabilidad de quien se deben hacer estos trabajos. No hay empresas, pero tampoco Vialidad Nacional lo está haciendo. Lo vamos haciendo como se puede. A veces, el municipio corta el pasto. Otras lo van haciendo desde otros lados. No hay una continuidad y seguimiento de todo lo que tiene que ver con mantenimiento y cuidado de este tipo de cuestiones”, remarcó.
El nuevo siniestro en la Curva de la Muerte no fue tragedia de casualidad.
En lo más urgente, que sería la reposición del guardarrail destruido el 7 de mayo, que podría contribuir a mejorar aunque sea la señalización de lo que es una zona muy peligrosa, la Municipalidad de Pérez no recibió respuestas positivas por parte de Vialidad Nacional. “Estamos corriendo atrás de las emergencias, mientras tanto lamentablemente siguen sucediendo los siniestros”, subrayó Corsalini.