La única forma que tuvo Croacia para superar a quizá la mejor selección de Japón de la historia y para conseguir los pasaje a los cuartos de final del Mundial fue en la tanda de penales (el primer partido que llegó a estas instancias en Qatar) y gracias al arquero Livakovic, el gigante héroe de los balcánicos que tapó tres de los cuatro tiros que le lanzaron después de que empataran 1-1 en los 120 minutos de juego en el que fue un partidazo. Ahora la selección croata aguarda por el ganador de Brasil y Corea del Sur para conocer a su rival en la próxima fase.
“Las cosas buenas no llegan fácilmente“. La frase figura bajo un cuadro de Luka Modric que cuelga en las paredes de la academia del Dinamo de Zagreb donde se formó -y que fue escrita por él a mano en su infancia-, encaja a la perfección con lo que padeció el equipo balcánico para imponerse ante los nipones, que venían de la hazaña en el Grupo E tras eliminar a Alemania y ganarle a España para quedar primeros. Y estuvieron a nada de seguir con los batacazos y meterse en cuartos de final de un Mundial por primera vez en su historia. Pero lo bueno que hicieron en esos 120 minutos, con precisión, disciplina, velocidad y juego, se desvaneció en los penales. Falló cuando no debía hacerlo. Y Croacia, que sacó la chapa de ser el dos del plantea, pasó lo difícil para seguir disfrutando en la Copa del Mundo.
Los croatas de Modric, Perisic, Brozovic, Kovacic, por nombrar algunos nomás, debieron mostrar dos fortalezas ante un rival que era una muralla sin rajaduras que de un instante a otro salía disparados como si fueran los Usain Bolt japoneses con alto riesgo de peligro: una fortaleza física y otra fortaleza mental, un gran control mental para no derrumbarse más allá del tiempo reglamentario y, encima, sobrevivir en la prórroga sin Modric y sin Kovacic.
Japón tiene una camada de jóvenes con trabajo y preparación que sabe lo que quiere y cómo lograrlo. Más que meritorio cómo neutralizaron el medio y le cortaron el juego a Modric, Brozovic y Kovacic. Complicaba a Croacia, que de repente se encontraba enfrente con un 5-4-1 refugiado y en la siguiente posesión Japón lo presionaba alto provocando el error no forzado.
Croacia sufrió con los centros laterales de Tomiyasu y, sobre todo, de Ito, que fue siempre un problema para las bandas croatas. Pero claro, si hablamos de peligro, la primera gran ocasión del partido fue para Perisic tras un error grosero de Tomiyasu.
Maeda le dio la ventaja a los nipones con un gol de 9 letal, que huele el gol. Perisic, con un gran cabezazo de goleador, igualó el marcador en uno y no se modificó hasta la tanda de los penales.
En un partidazo de estrategia, que regaló 120 minutos de puro fútbol, Croacia se ganó su lugar entre los ocho mejores. Japón, en cambio, fue eliminado pero se ganó el respeto.