Las autoridades judiciales y municipales de La Matanza miran el asesinato del colectivero con bastante desconfianza: en principio, no encaja la participación de tres y hasta cuatro delincuentes y dos autos para un robo mínimo en un barrio más que humilde. El detenido, Alex Barone, remisero, tiene un antecedente por encubrimiento y puesto ante dos de los pasajeros del colectivo, uno lo reconoció y otro –el policía de CABA– no. Y llama la atención la forma en que ocurrió la tragedia: al colectivo subieron dos de los delincuentes. El primero le disparó a Pedro Barrientos, el chofer, antes siquiera de saber que en la unidad había un policía. La hipótesis es que Barrientos se movió, el sujeto tal vez entendió que estaba por agarrar un arma y le disparó. La segunda alternativa es que se le haya escapado el disparo. Y la tercera variante es que se trató de un crimen para crear una desestabilización política. Mientras esto ocurría, el otro individuo tomó una mochila, que es todo lo que robaron, y al escuchar el disparo se bajó de inmediato. El intercambio de tiros fue posterior, con el policía de la Ciudad disparando desde el estribo del colectivo y los ladrones huyendo en un automóvil Siena, que es el que –supuestamente– apareció quemado a pocas cuadras. Eso hace pensar que tenían un segundo auto de de apoyo.
Toda la investigación hay que tomarla con pinzas porque suele suceder que la Bonaerense está apurada en resolver el caso dado que tiene una enorme repercusión. Habrá que escuchar este martes al detenido, cuando le tomen declaración, y se verá si tiene una coartada, si puede probar que estuvo en otro lado o si sus excusas son débiles.
En principio hay que admitir que existen elementos extraños:
* En el mundo del delito se sabe que en un colectivo a las 4.30 de la madrugada lo más probable es que haya policías y enfermeras. En ambos casos, o volviendo o yendo a tomar servicio. De manera que es mucho más lógico robar en una parada –el colectivo suele tardar hasta 45 minutos– que en el colectivo mismo.
* No parece razonable semejante despliegue para un robo en el que a lo sumo se iban a quedar con una billetera y algunos celulares. El barrio es muy humilde. Al chofer no le iban a poder sacar dinero porque recién salía. Es más, los robos a los choferes no suelen ocurrir en el comienzo del recorrido sino al final cuando casi no hay pasajeros y les roban celular, la billetera y la alianza.
* Y, desde ya, si se comprueba que actuaron cuatro personas, dos que subieron al colectivo, uno en el Siena y otro en el segundo vehículo, el despliegue es inusitado para quedarse con nada o casi nada.
* Se argumentó que el arma, una Smith&Wesson calibre 40 exhibe mucho poder, pero en realidad podría ser un arma robada e incluso una pistola alquilada.
El punto de difícil explicación es el tiro. La mujer que iba con su hija a un tratamiento dijo que el chofer hizo un movimiento como para repeler el robo. Aunque los resultados de la autopsia no se conocen, el tiro entró por el frente del pecho y salió por el costado izquierdo. Indica que hubo un movimiento. Tal vez el ladrón interpretó una reacción del chofer y le disparó. A otro testigo, que estaba atrás con el policía, le parece que es posible que se le haya escapado el tiro. Y en La Matanza vinculan unas cuestiones con otras y piensan que hay una movida política detrás de lo ocurrido.
Lo mismo piensan de la reacción ante la llegada de Sergio Berni. Se mezcla una feroz interna gremial en que la zona oeste –no la línea 620– es manejada por la oposición a la conducción del sindicato –la agrupación Juan Manuel Palacios– y aparecieron en escena dirigentes de la línea 60, con posiciones más de izquierda, también ferozmente enfrentados a Roberto Fernández, el secretario general de la UTA.
Lo real es que se produjo la dramática muerte de un trabajador en el marco de una situación de inseguridad que, por lo general, no termina en muerte sino en robos más bien menores, sobre todo de celulares. El 1 de octubre de 2020 asesinaron a Pablo Flores, un colectivero al que mataron por error a raíz de un conflicto sentimental. Y el 15 de abril de 2018 –durante el gobierno de María Eugenia Vidal– la víctima fue también un chofer de la 620, Leandro Alcaraz. Desde entonces se vienen tomando medidas, pero no son suficientes.