Aunque para la OMS la pandemia ya no constituye una emergencia sanitaria, el coronavirus todavía se las arregla para protagonizar la escena mundial. En las últimas seis semanas, los casos se incrementaron un 200 por ciento en Argentina y, como sucedía en olas previas, su propagación suele ir de la mano con el ingreso de una nueva variante. A tono con la recomendación a nivel nacional, las diferentes carteras sanitarias provinciales solicitan reforzar los esquemas de vacunación, con el objetivo de disminuir la posibilidad de enfrentar enfermedades graves, saturación del sistema sanitario y muertes. De hecho, 16 personas fallecieron a causa de este virus respiratorio en los últimos siete días. De aquí la clave de que el país cuente con su propia vacuna: la Arvac Cecilia Grierson, una tecnología que se espera para fin de año y que, por sus características, podría servir como refuerzo.
Consultado por la situación del presente, el físico e investigador del Conicet, Jorge Aliaga, comenta: “Voy a decir algo poco científico, pero se corrobora fácil: cuando todos empezamos a tener gente cercana que está con covid, es porque hay más casos. Podría ser una casualidad, pero no lo es. Como todavía no es una enfermedad de época, de verano o de invierno, las infecciones suben cuando aparece una nueva variante”.
Si a mediados de julio, se calculaban 77 infecciones de promedio al día, un mes después esa cifra escaló a 236. En esta línea, de los 2.060 casos notificados esta semana, 385 fueron en CABA y 854 en Provincia de Buenos Aires. Números que, además, reflejan poco lo que en verdad sucede porque, en este momento, Argentina no testea de la misma manera que lo hacía en picos anteriores, cuando la situación era mucho más complicada y el escenario ameritaba una vigilancia epidemiológica más tenaz.
“En Argentina el aumento de casos, que no es radical pero sí es sostenido, tiene que ver con un perfil de inmunidad poblacional. La última ola pasó hace más de medio año y la campaña de vacunación está estancada. Se calcula que menos del 10 por ciento de la población se inmunizó con algún refuerzo en los últimos seis meses. Esta situación más el clima frío contribuyen a incrementar las infecciones en ambiente cerrados y mal ventilados”, apunta el virólogo del INTA, Humberto Debat.
Nueva variante, nueva suba
Una de las principales causas del aumento puede deberse a la emergencia y propagación de la nueva variante. En este caso, el sublinaje de Ómicron EG.5 que, aunque no ha sido asociada a una enfermedad más grave, llega a una población que tiene inmunidad menguante, en la medida en que las personas –ante la disminución de la sensación de peligro– no recurren a aplicarse sus refuerzos.
A la falta de inmunidad, como refería Debat, también debe sumarse el invierno: con las bajas temperaturas las personas tienden a ventilar poco los espacios y, como resultado, el Sars CoV-2 se propaga con mayor facilidad. “Fue declarada como variante de interés por la OMS el 9 de agosto. A nivel genético mantiene más o menos el mismo perfil que otros sublinajes de Ómicron. En partes de Europa y Estados Unidos, durante julio, se observó un aumento de frecuencia de esta versión del virus que se correspondía con el aumento de casos”, destaca el virólogo. Y luego continúa: “Sin embargo, según las características de esta variante no es posible asociarla con una mayor severidad en la enfermedad y los posteriores fallecimientos. Por lo tanto, las vacunas que en el presente se aplican siguen manteniendo altísimos niveles de efectividad”. El problema, justamente, es que no se aplican lo suficiente.
Por su parte, las muertes por coronavirus en la última semana fueron 16 (siete en la ciudad de Buenos Aires, seis en la provincia de Buenos Aires y una en Tucumán, Santa Fe y Jujuy) y se registran 2.648 personas internadas en todo el país, a causa de virus respiratorios. Afortunadamente, gracias a la campaña de inmunización masiva que se realizó, el sistema sanitario no se ve comprometido.
Refuerzos necesarios
Los especialistas del Conicet y miembros de la comunidad médica se mantienen consecuentes con su discurso de principios de pandemia: se deben seguir respetando las medidas de cuidado (retomar la ventilación cruzada de los espacios cuando las temperaturas así lo permitan y emplear barbijo, sobre todo, en instituciones sanitarias), así como también acudir a aplicarse las dosis de refuerzo.
Según el ministerio de Salud, las recomendaciones para tener actualizada la protección varían de acuerdo a los grupos: para mayores de 50 años, personas inmunocomprometidas o gestantes (que completaron su esquema primario) las dosis de refuerzo contra covid deben actualizarse cada seis meses; para los menores de 50 años con comorbilidades y para los que se desempeñan como personal de salud o en una función estratégica, una dosis cada seis meses; y para los menores de 50 años sin comorbilidades, una dosis cada un año.
La vacuna bivalente que se suministra en el país ofrece una adecuada protección contra el virus que circula. En el futuro, disponer de la Arvac Cecilia Grierson, tecnología 100 por ciento local diseñada por un equipo de especialistas del Conicet y de la Universidad Nacional de San Martín, será fundamental para garantizar la inmunidad de la población. La plataforma vacunal ya se está probando en fase III, en más de 2 mil voluntarios que accedieron a formar parte de los ensayos que buscan demostrar que es segura y eficaz.
Uno de los aspectos a destacar es que el incremento de los contagios de coronavirus se produjo a nivel global. De acuerdo a lo estimado por la Organización Mundial de la Salud, entre el 24 de julio y el 20 de agosto, se reportaron en el planeta un millón y medio de casos nuevos de covid (cifra que se traduce en un incremento del 63 por ciento si se la compara con los 30 días anteriores) y más de 1800 muertes.
Si bien hacia comienzos de mayo la OMS anunció que la covid-19 había finalizado como emergencia sanitaria mundial, ello no implica que la enfermedad haya dejado de ser una amenaza para la salud de los habitantes del planeta.