Copa Libertadores: Central se despidió tras perder ante Peñarol


Rosario Central
 hizo un esfuerzo heroico, pero no obstante se despidió con muchísima dignidad de la Copa Libertadores tras caer 2-1 este martes en su visita ante Peñarol, por la última fecha del Grupo G. 

Con el triunfo, el conjunto uruguayo pasó a la siguiente instancia del máximo torneo continental. A los conducidos por Miguel Angel Russo les queda ahora competir contra uno de los segundos de la fase de grupos de la Copa Sudamericana. 

Con Atlético Mineiro (que goleó 4-0 a Caracas) ya metido en octavos de final, en Montevideo se jugaba mano a mano la plaza restante del Grupo G. Los rosarinos debían ganar sí o sí para no quedar afuera del certamen. Pese al frío, el clima estaba caliente en el estadio Campeón del Siglo, ya que la hinchada uruguaya la había pasado mal en la ida en Rosario.

Bajo la batuta del zurdo Leonardo Fernández, Peñarol salió a buscarlo de entrada para asegurar su pase. Sin embargo, el juego era impreciso, de dientes apretados, y el anfitrión insinuaba más de lo que concretaba.

Luego de un corner y posterior agarrón a Mallo en plena área aurinegra que le impidió al zaguero cabecear bien, Central llegó con una escapada por izquierda de Campaz que casi conecta Malcorra de cabeza. El colombiano amenazó una vez más por esa franja y generó zozobra en el arco local con un envío que casi factura Damián Martínez. 

Peñarol avisó con un remate de Darias que salió junto a un poste y enseguida vino el golazo de Fernández, que desairó a Mallo con un amago y sacó un sablazo que superó a Broun. El equipo de Russo, que para entonces se animaba y jugaba de igual a igual en rodeo ajeno, acabó yéndose al descanso en desventaja.

Si la primera parte fue combativa, el complemento lo fue más aún y ganó en emotividad a partir del empate de rebote de Agustín Módica, luego que Campaz le quemara las manos a Aguerre, que encendió la ilusión de los rosarinosque quedaban así a un gol de la epopeya y de eliminar a un ilustre copero en su propia casa. 

Pero cerca del final, el Carbonero de Diego Aguirre -que estaba contra las cuerdas- lo ganó de contra con otro gol de Fernández debajo del arco y se quedó con el boleto a octavos. Fue demasiado castigo para Rosario Central, que cayó de pie y sólo le queda el consuelo de jugar en la Copa Sudamericana.