Cómo piensa el nuevo Francisco Cerúndolo: la alianza con Davin y la meta del top 10

“Sus partidos son como en los pueblos en los que no queda nadie en la calle, están él y el rival, y hay un cartel que dice ‘dead or alive’; (muerto o vivo);Fran y el otro a los tiros, esquivan las balas, y gana el que mete el último balazo. La vida de Fran es la de un pistolero: sabe que tiene mucho fuego y lastima siempre que pega”.

La descripción permite conocer, a grandes rasgos, la manera de jugar de Francisco Cerúndolo, el tenista número uno de la Argentina. Pertenece nada menos que a su padre Alejandro “Toto” Cerúndolo, un viejo conocido del ecosistema de las raquetas, quien fuera 309° en 1982, entrenador de varios jugadores destacados y capitán de Fed Cup a fines de los ’80.

Pero aquellas palabras tienen espacio y lugar casi tres años atrás, cuando Cerúndolo llegara a su primera final del circuito grande en el Argentina Open. Aquel jugador ofrecía, de manera predominante, la mejor parte de su repertorio: la potencia y la aceleración de un juego vertiginoso. Desarrollar el punto a tres pelotas parecía normal. Su padre le había puesto dos apodos: le decía Pistolero y Billy The Kid, en referencia al legendario vaquero estadounidense.

Aquel Cerúndolo que apenas irrumpiera en el tour ATP devino, con trabajo y crecimiento, en un jugador más integral y ordenado. No por nada hoy es el mejor argentino del ranking de la ATP: finalizó el año en el puesto 21 y todavía tiene espacio para profundizar. “Estoy feliz por ser el uno de Argentina y me gustaría seguir en ese lugar. Lo mantuve pero ya no lo tengo en la cabeza como antes: hoy me fijo más en mi ranking. Si subo me voy a seguir manteniendo”, dijo el jugador de 25 años en diálogo con Página/12, en el marco del lanzamiento del próximo Argentina Open.

Cerúndolo sabe que tiene camino por recorrer y sueños por cumplir. La meta principal para la temporada 2024, si bien es ambiciosa, avizora factible: “Todavía no me planteé los objetivos del año pero el más grande que tengo es ser top 10. Para eso necesito que me vaya bien en los torneos más importantes, en los Grand Slams y en los Masters 1000. Creo que todo va a ir de la mano”.

Con el propósito mayor en la cabeza, entonces, tomó una determinación resonante: sumó a su equipo al prestigioso entrenador Franco Davin, ex coach de jugadores del calibre de Juan Martín Del Potro, Gastón Gaudio, Fabio Fognini, Grigor Dimitrov o Veronika Kudermetova, entre otros. “Davin es una ayuda más a todo lo que tenemos, un aporte de mucha experiencia y de jerarquía. Me va a ayudar a mí, me va a dar enseñanzas, aprendizajes, pero no sólo a mí: es para todo mi equipo. Va en busca de hacer una mejoría grupal. Es el plus que quizá necesitamos para este año”, detalló Cerúndolo, cuyo entrenador principal todavía será Kevin Konfederak.

Davin tiene su base operativa en Miami y es acaso el entrenador argentino más exitoso de la era moderna: junto con Gaudio celebró en Roland Garros 2004 y, cinco años después, lo hizo con Del Potro en el Abierto de Estados Unidos. En ese contexto Cerúndolo agregó: “Franco va a viajar algunas semanas y estará más por el rol de un head coachSeguro viajará a los Grand Slams, salvo Australia, y haremos algunas semanas de entrenamiento. Cuando esté en Estados Unidos viajaré a Miami para entrenarme con él. Ahora está en Buenos Aires, estamos trabajando y sumando días”.

¿Cómo surgió el vínculo para que Davin volviera a entrenar al mejor argentino del momento? Cerúndolo contó que ya analizaba incorporar un plus para su equipo de trabajo: “Yo ya lo tenía en mente y Kevin me planteó si a mí me interesaba sumar a alguien más para que pudiera aportarnos un plus. Yo se lo iba a decir pero quería esperar que terminara el año. Nos pusimos analizar el mercado y yo quería que fuera un argentino por afinidad y contacto entre nosotros. Entre los argentinos buscar alguien de peso no estaba complicado pero sí había pocas ofertas: Franco se sumó porque le interesó la propuesta”.

La diaria manejará los tiempos y el armado de la configuración de los viajes. Davin lleva unos días en Buenos Aires y ya comenzó a trabajar con Cerúndolo con vistas a lo que viene. El año empezará con la gira de oceanía -Hong Kong, Auckland y Australia-, con el plato fuerte en el Abierto de Australia, y luego ya afrontará el polvo de ladrillo sudamericano: jugará la Copa Davis de local frente a Kazajistán y, de inmediato, la gira latina que comenzará con el Córdoba Open y el Argentina Open. La presencia de Davin dependerá de los resultados en el prólogo de la temporada. En marzo, con los Masters 1000 de Indian Wells y Miami, se estima que estará de lleno en el equipo.

“Todos estos últimos años para mí representaron un ascenso. Siempre mejoramos. Ahora los detalles son muy sutiles. Franco es el entrenador más exitoso de la Argentina: tiene dos Grand Slams encima y entrenó a jugadores de muchísima jerarquía. Nos va a aportar mucho en el sentido de cómo manejarnos en los torneos, el armado de calendarios, y todas las sugerencias que pueda darnos”, concluyó Cerúndolo, cuya nueva versión apunta bien alto.

La Copa Davis y el armado

La primera parte del año para Cerúndolo será muy diferente de lo que surgiera a inicios de 2023. La Copa Davis, una prioridad para él en el armado de su calendario, representa el eje del cambio. Pegada antes de la gira sudamericana de polvo de ladrillo, la ensaladera representó un límite para el actual 21° del mundo en el desempeño sudamericano de este año.

En efecto jugó con la camiseta argentina en Finlandia, con temperatura bajo cero, bajo techo y en una cancha dura y relativamente veloz: sin el equipo completo, el conjunto de Guillermo Coria sufrió una dura derrota y Cerúndolo ni siquiera pudo terminar la serie por una lesión en el aductor derecho que, luego, frenó su vuelo en los torneos del verano sudamericano en canchas lentas.

Para 2024, sin embargo, la historia será diferente: la Argentina jugará la instancia de los Qualifiers esta vez de local ante un rival accesible como Kazajistán. La serie, que en la presunción podría ser en la ciudad de Rosario, oficiará como antesala de los torneos de polvo de ladrillo. No habrá adaptación necesaria y hasta parecerá un torneo más en la continuidad de la gira.

Cerúndolo sabe, entonces, que podrá vivirlo de otro modo: “El sorteo lo vi en vivo: justo lo enganché. Estaba rezando. No me importaba el rival: lo único que quería era que nos tocara de local. Está buenísimo porque vamos a Australia, jugamos tres torneos en cemento, volvemos, me queda un hueco para entrenarme en polvo y ya después encaro la Davis con la gira sudamericana. Todavía no me convocaron a la Davis igual, eh, lo tengo que aclarar. Pero en el hipotético caso el sorteo nos quedó bien”.