Hace más de un mes Daniel Castellani, quien fue medallista olímpico y entrenador de las Selecciones masculina y femenina de vóley, dijo en una entrevista televisiva: “El deporte argentino es un milagro que no podemos dimensionar”.
El exdeportista responsabilizó a la pasión como el principal motor de este fenómeno y también habló de lo que son capaces de hacer padres, entrenadores y dirigentes para ayudar a los atletas. Con rifas, venta de comida y todo lo que sirva para recaudar el dinero necesario para camisetas, pelotas o viajes. Además enfatizó la importancia de la existencia de los clubes de barrio. Como si todo estuviera guionado en este país, a cuatro días de que el exvoleibolista comentara esto, las Kamikazes, Selección femenina de beach handball, salían subcampeonas del Mundial en China después de perder la final frente a Alemania, una gran potencia. ¿Cómo hizo el equipo para lograr viajar al país asiático? Una parte de los gastos se pudo cubrir gracias a una rifa que impulsaron los seleccionados desde redes sociales en las semanas previas al torneo.
Entonces si a esto se le suma el contexto financiero del deporte y los vaivenes en la Subsecretaría de Deportes, habrá que pensar qué se puede esperar de los 136 atletas que competirán en París 2024. Para entender esto, un poco de historia desde la creación del Enard.
Pasado y presente institucional
En 2009 durante el Gobierno de Cristina Fernández se creó el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo mediante la Ley Nº 26.573. Esta institución comenzó a financiar viajes, concentraciones y se convirtió en el sostén de los distintos deportes que eran parte del ciclo olímpico. El presupuesto salía de un impuesto del 1% a la telefonía móvil de todos los celulares del país, por lo que el ente tenía autarquía y, a pesar de la inflación, el importe se actualizaba.
En diciembre de 2017, el Gobierno de Mauricio Macri decidió que el deporte deje de ser financiado por ese impuesto y pasó a ser parte del presupuesto nacional a partir de 2018. Desde ese momento con la constante crisis e inflación, el deporte también se vio perjudicado. Si bien hubo algunas inyecciones económicas para palear tantos desajustes, nunca se llegó a una actualización real por inflación. Cambiaron los gobiernos y la autarquía nunca se recuperó y con el último cambio de gobierno al mando de Javier Milei, la Secretaría de Deportes que había estado bajo la directiva de la exLeona, Inés Arrondo, pasó a ser una Subsecretaría de la que en un principio no había cabeza definida.
Finalmente a principios de diciembre, Ricardo Schlieper, quien había sido representante de jugadores, asumió como Subsecretario pero no duró ni dos meses ya que presentó su renuncia cuando el Presidente nombró a Daniel Scioli como Secretario de Turismo, Ambiente y Deportes. El 31 de enero se dio este alejamiento y el 15 de marzo, Julio Garro, quien había sido intendente de La Plata tomó el mando de la Subsecretaría. Al igual que su antecesor, tampoco duraría mucho. ¿Por qué? Después de que Argentina ganara la Copa América en Estados Unidos se viralizó un video en en el que Enzo Fernández está entonando una canción con tintes racistas y ofensivos para los franceses. Esto generó un gran revuelo a nivel mundial en redes sociales. El “conflicto” tuvo respuestas y opiniones de todos los tipos y colores políticos, en este caso específicamente en X. Garro dijo en radio que Messi y toda la Selección Argentina debería pedir disculpas por lo ocurrido, lo que generó que al día siguiente fuera despedido de su cargo con el siguiente comunicado: “La Oficina del Presidente informa que ningún gobierno puede decirle qué comentar, qué pensar o qué hacer a la Selección Argentina Campeona del Mundo y Bicampeona de América, ni a ningún otro ciudadano. Por esta razón, Julio Garro deja de ser Subsecretario de Deportes de la Nación”.
Enseguida fue Diógenes de Urquiza, actual director del Enard, el que asumió en la Subsecretaría que en menos de un año ya tuvo a tres dirigentes distintos.
¿Qué esperar de la delegación argentina?
Inexplicablemente o no, a través del tiempo y sin importar el contexto los resultados no cambian demasiado entre un Juego Olímpico y otro. En Londres 2012 se cosecharon cuatro medallas, el oro de Sebastián Crismanich, la plata de Las Leonas y los bronces de Juan Martín Del Potro en tenis y De la Fuente/Calabrese en vela. En Río 2016, la misma cantidad pero con tres oros: Paula Pareto, Santiago Lange y Cecilia Carranza y Los Leones. Además, la plata de Del Potro. En Tokio 2020 la cosecha fue de tres, pero sin ningún oro. Las Leonas alcanzaron la plata y el rugby seven y el vóley masculino, el bronce.
¿A quién seguir en París 2024?
Las Leonas y Los Pumas Seven parecerían ser las mayores esperanzas para repetir o superar lo conseguido en Tokio 2020. ¿Pero quién más podría hacerse cargo de un nuevo milagro argentino? Quizás algún deporte individual, en el que muy rara vez Argentina es favorita, dé la sorpresa. Lucas Guzmán en taekwondo; Agustín Vernice en canotaje o Eugenia Bosco con Mateo Majdalani en vela, el deporte que más medallas (10) le dio a Argentina en su historia después del boxeo, pueden ser los atletas que estén cerca de una nueva gesta olímpica.
Los Leones buscarán volver a los primeros lugares después de la gran coronación en Río 2016; el vóley intentará defender la medalla de bronce en un grupo durísimo que tendrá que sortear para pasar a cuartos de final. Los Gladiadores irán a buscar los cuartos de final por primera vez en Juegos Olímpicos en una zona con los mejores equipos del mundo. También habrá que estar atentos a la natación con Agostina Hein y Ulises Saravia, pero no para hablar de medallas sino para apostar al futuro.
Pero para ser claros, cuando se habla de milagro no es para desmerecer los logros de Sebastián Crismanich en Londres 2012, o de Paula Pareto en Río 2016 o del mismo Walter Pérez, actual vicepresidente del COA, en Beijing 2008. Los atletas se entrenan y trabajan como profesionales, pero la mayoría de ellos no tienen las condiciones económicas para hacerlo como tales. Se habla de milagro porque pasa el tiempo, se escribe la historia y si bien la creación del Enard mejoró mucho la situación de los deportistas, algunos problemas siguen. Pero como dijo Castellani, la pasión también. Entonces sí, seguramente desde el 24 de julio al 11 de agosto estaremos esperando por algún nuevo milagro argentino, o mejor dicho viendo a los 136 que representarán al país.