“Esta vez, cruzaron un límite que yo no imaginaba”, escribió Fernando Albareda, militante de HIJOS, en una misiva en la que agradeció la solidaridad de amigos y compañeros de militancia ante el brutal asesinato de su madre, Susana Beatriz Montoya, esposa de un militante del ERP Ricardo Fermín Albareda desaparecido en Córdoba durante la última dictadura. “Me río de los nervios, llore mucho, me abrazo con todo lo que se me cruza y voy buscando la manera de ponerle palabras al espanto”, continuó Fernando, quien exigió una reunión con el gobernador cordobés Martín Llaryora frente al aterrador crimen donde los asesinos dejaron escrito un mensaje mafioso y negacionista que provocó la alarma de los organismos de Derechos Humanos.
Albareda ya había denunciado que recibía amenazas de muerte por su militancia en HIJOS de la provincia de Córdoba desde que asumió el gobierno de Javier Milei. El sábado, en la casa de su madre que yacía sin vida, encontró otra: “Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos. #Policía”, decía sobre la pared.
“Ayer (por el domingo) fue un día muy difícil, porque después de estar en la Jefatura de Policía declarando desde las 9 hasta las 18 con un solo intervalo de 15 minutos, fui a la morgue a pedir el informe de la autopsia y me ofrecieron la posibilidad de ver a mi mamá. Pedí que me describieran como estaba y preferí no entrar”, describió Albareda, que el sábado encontró asesinada a su madre de 76 años en el patio de la casa donde vivía, de un barrio en la zona norte de la Capital cordobesa.
“Me destruyeron la esperanza de poder seguir en esa construcción y lazo familiar que tan bien me estaba haciendo, no solo a mi, sino a Sol y Fermín, que sabían que existía la Susana, después la abuela Susana, para finalmente reencontrar afecto y momentos compartidos con ‘la chueca'”, escribió amargamente en la carta.
“No tengo una sola palabra que pueda describir lo espantoso del momento que estoy viviendo”, continúa el texto en el que también describe sus sensaciones sobre un futuro incierto para él y su familia tras el asesinato de su madre: “Temo por mi. Temo por mi familia, mi hermano. Por cada uno/a de nosotros/as. Realmente, elegí fingir fortaleza, que se que me va a romper en mil pedazos cuando esto vaya pasando y solo estoy pensando en Nicolás, Sol y Fermín y obviamente María Paz”.
“No soy nada sin ellos, no soy nada sin ustedes, no sirvo solo, es un estado que muchas veces uno usa para disfrutar, bueno, esta soledad así, es una mierda, sin ellos y ustedes no podría dar un paso más. Estoy paralizado, estoy roto, estoy triste, angustiado y desesperado. Solo digo lo que siento y puedo expresarlo así. A mi mamá le reventaron la cabeza a ladrillazos, la apuñalaron en el cuello y no se que más”, expresó en el desgarrador comunicado el militante de HIJOS dirigiéndose a sus amigos y compañeros.
Albareda ya había recibido amenazas en diciembre pasado, cuando se encontró con carteles intimidatorios en la puerta de su casa. “Se te terminaron los amigos en la Policía.” “Te vamos a juntar con tu papito.” “Vas a morir”. Todos estaban escritos en fibra negra junto a cruces esvásticas y seis balas de calibre 22 largo. En aquel momento, consultado por PáginaI12, no dudó en vincular el episodio a la llegada del negacionismo al poder. “Las amenazas que solían llegar antes siempre las recibía yo, papelitos en el auto, notas por debajo de a puerta, llamadas a mi teléfono. Incluso a las llamadas las respondía de vez en cuando con puteadas”, subrayó.
Convivió con aquellas amenazas durante la instrucción de la causa que investigó el secuestro y la desaparición de su papá y, sobre todo, durante el juicio oral en el que fueron condenados el genocida Luciano Benjamín Menéndez y los policías retirados Rodolfo Campos, Armando Cejas y Hugo Britos, todos ex miembros del D2. “Nos metimos en el nido de víboras de la Policía de Córdoba, el temible D2”, sostuvo entonces en diálogo con este diario.
En la carta dirigida a sus amigos y compañeros, Albareda también pidió ayuda para continuar una lucha que cruzó toda su vida y a la que ahora se suma el brutal asesinato de su madre: “Solo me sale decirles que no me dejen, se que no va a ser el caso, que los amo profundamente. Que los necesito cerca y que no voy a parar. Están intentando, algunos de mi familia, a que pare, que me vaya, que termine. Bueno esto termina cuando yo lo decida y por ahora no está en mis planes”.
Allí dejó en claro que no abandonará la pelea por esclarecer el asesinato de su madre: “Voy a ir a la Mesa De Trabajo por Los DDHH a contar lo sucedido, iré a la Comisión Provincial por la memoria. Quiero audiencia con el gobernador, jefe de policía, ministro de seguridad y ministro de justicia. Como dije, cruzaron el límite”, insistió en su misiva.