La confusión que transmitió el ministro de Economía, Luis Caputo, a los banqueros nacionales y extranjeros tras el anuncio del viernes sobre el traspaso de deuda del Banco Central al Tesoro, es la confusión que existe en todo el gabinete nacional sobre qué hacer en la primera gran crisis política y económica del gobierno de Javier Milei. Un cúmulo de propuestas, alternativas y rumbos diferentes para intentar capear la volatilidad en los mercados en una cartera de Hacienda que el Presidente tomó por asalto para garantizar una sóla cosa: no devaluar para no perder el resultado, por ahora inestable, del proceso de desinflación.
En paralelo, corren la idea de Caputo y algunos de sus asesores de acelerar el crawling peg para evitar ir a una devaluación y cumplirle el sueño a Milei. Y la de Federico Sturzenegger, el asesor por ahora sin cartera, que presiona, le habla al oído al presidente y le dice, casi a diario, “que se llegó a esta situación de tensión por no haber ido a fondo de entrada”.
Mucho de eso se transformó en preguntas concretas que Milei debió responder en la reunión de Gabinete de este martes, donde reinó la preocupación por el contexto, que ya establece como una crisis ultra recesiva, con inflación alta y, ahora también, problemas macro y de tenencia de dólares. “Es momento de hacer política de la delicada”, acotó en ese debate un ministro que no es del área económica. Caputo, lejos de llevar calma, insistió en que “el plan económico no se mueve, pero es cierto que va a seguir habiendo volatilidad, De todos modos, la macro ordena todo”. Nadie se fue tranquilo, porque muchos creen que Caputo no está viendo lo que está pasando en el contexto general.
La etapa 2 “son los padres”
Esa demostración de Milei haciéndose cargo de la política económica tuvo un primer gesto, errático: fue él quien le pidió a Caputo hacer la conferencia de prensa del viernes, para intentar generar un shock de confianza tras la Ley Bases. “Anunciá algo”, le dijo el presidente al ministro. Lo más curioso es que el Presidente sigue creyendo, y lo dijo en la reunión de Gabinete, que la conferencia del viernes “no fue un error”. En esa conferencia, el ministro de Economía, con pocos conejos en la galera, no pudo explicar ni dar tiempos sobre nada de lo importante, entre eso se incluye cuándo se levantará el cepo, qué pasará con el Impuesto País y qué harán con el tipo de cambio ante la disparada de los dólares Blue, financieros y el Riesgo País. Y no sólo eso: Caputo y Bausili volvieron a decir, en la reunión con los bancos, que en los próximos meses el BCRA perderá reservas por más de 3000 millones de dólares y, en plena corrida, el ministro habló de un peso fuerte. Todo lo que no hay que decir porque refleja debilidades estructrurales que el Gobierno luego intenta negar. Los inversores internacionales que tienen filiales locales quedaron desconcertados, porque les preguntaban de casa matríz cuestiones lógicas, como cuánto vas a vender, qué perspectiva hay, qué va a ocurrir con temas estratégicos.
Alertó de esto, en una entrevista radial, Alejandro Díaz, el ceo de AMCHAM, la cámara que agrupa a empresas estadounidenses. “Acá la clave es que el Gobierno encuentre una dinámica de transmitir a los mercados cuáles son los detalles de la fase 2, de manera tal que este proceso de licuación activa que ha dado su resultado y lo tenemos en la inflación, la reducción de la inflación me refiero, ahora se pueda cristalizar en la posibilidad de revertir el desarrollo de la economía a través de un progresivo crecimiento”, dijo uno de los interlocutores más importantes con firmas multinacionales.
Para los bancos, que también percibieron que Caputo no tiene plan, la cosa fue menos traumática. Algún memorioso que vivió la crisis del 2001 desde adentro, con roles en las mesas de negociación, recordó que, en noviembre de ese año, la Asociación de Bancos Argentinos, representada por Manuel Sacerdote, el jefe del extinto BankBoston, se reunió con Fernando De la Rúa y Domingo Cavallo. Un rato después, la entidad emitió un comunicado respaldando el “nuevo plan” económico, que incluía un canje de deuda y una preocupación muy fuerte por la caída de depósitos. “No habían entendido nada del nuevo plan o les daba terror”, contó la fuente, que recuerda lo que pasó en aquel mitín. Este lunes, tras verse con Caputo y Bausili y con un delay de más de 7 horas desde la reunión, los bancos nacionales sacaron un comunicado diciendo que bancan el “nuevo plan”, o la etapa dos del plan. Naturalmente, el contexto actual es otro, pero ni entonces ni ahora los banqueros entendieron los objetivos del Gobierno.
Todos opinan
Parte del caos y confusión en el Gobierno, hoy, responde a la cantidad de voces que le sugieren cosas económicas a Milei. En una de las últimas charlas que mantuvo el mandatario con Sturzenegger, el exBCRA le recordó que Macri salió del cepo el primer día, y que eso disparó dos cosas: una, arriesgó un inicio muy inflacionario; dos, se generó un ingreso de dólares especulativos, que luego salieron, pero que le permitieron sostener el corto plazo. “La verdad, teníamos mucho miedo a una híper”, suele responde Milei cuando le hablan de por qué no salió antes del cepo.
Otra de las variantes para capear la crisis la acercó un asesor: “Si vas a devaluar, hacelo saliendo del cepo”, le sugirió en una jugada osada pero nada despreciable. Le dijo que se olvide, porque el salto cambiario se iba a pegar a la cotización de los financieros, disparando la inflación. En una oficina del Quinto Piso de Hacienda, en tanto, un hombre de confianza de Caputo empezó a hacer cuentas desesperadas de ingreso de dólares sin contar con el FMI ni el agro, que sigue guardando. “Podemos conseguir 30 mil millones de dólares por el blanqueo y estimamos unos 4000 millones de organismos multilaterales como el BID, el Banco Mundial y las gestiones que se están haciendo con capitales árabes”, contó el gestor. Muchos se le rieron, porque 30 mil millones dólares es el total de la inversión supuesta de la malaya Petronas en la planta de GNL en Bahía Blanca, es técnicamente imposible un blanqueo de esos montos.
Milei odia tomar sol, cuentan los que lo frecuentan, pero se va a Camboriú a una cumbre de la derecha brasileña mientras la crisis acecha. Nadie está contento con esa escapadita a Santa Catarina, pero tampoco se animan a enfrentarlo con cosas negativas. Antes de que haga las valijas, la gente de Caputo le acercó la posibilidad, para evitar la devaluación, una alternativa de aceleración de las microdevaluaciones. Según supo este diario, la sugerencia es aumentar el crawling peg del 2 al 5 por ciento mensual, para empezar a corregir de a poco hasta que lleguen divisas. Esa posición entra en tensión con aquellos que, también cercanos a “Toto”, aseguran que “hay que ajustar 10 por ciento de una vez”, pero Milei está cerrado y Caputo no quiere arriesgar. El problema, en realidad, está planteado en el diagnóstico del FMI: Caputo no tiene plan, no lo puede explicar, no tiene dólares y quiere un préstamo nuevo. Si no devalúa, no hay plata del Fondo. Si lo hace, Milei tendrá no sólo que resignar las metas inflacionarias sino que caerá en una crisis política expuesta para la que hoy no parece tener espaldas para soportar.