El expresidente de Bolivia Evo Morales (2006-2019) cumplió este sábado su primer día de huelga de hambre para presionar por un diálogo con el gobierno, tras 20 días de protestas y bloqueos de carreteras por parte de sus seguidores. También repudió la intervención policial y militar que se realizó el día anterior en el principal punto de bloqueo de carreteras y la captura de 66 de sus seguidores.
“Para priorizar el diálogo voy a iniciar una huelga de hambre hasta que el gobierno instale (…) mesas de diálogo”, afirmó en una declaración a la prensa en la región cocalera del Chapare, en el departamento de Cochabamba. Según el exmandatario, en dos mesas deberán discutirse el tema económico y el tema político. “Y para que el diálogo sea viable, responsable y tenga resultados, pido la participación de organismos internacionales de países amigos”, añadió.
Morales explicó que en la primera mesa espera discutir con la administración de Luis Arce la crisis derivada de la falta de dólares que ha restringido las importaciones de combustible que Bolivia vende a precio subsidiado. En cuanto al tema político, confió en que se pueda tratar la situación de dirigentes que considera injustamente detenidos en el marco de la protesta. “Cuando les corresponda procesos, que se procesen, pero no por estar movilizados o por diferencias ideológicas”, sostuvo Morales.
Los 66 detenidos
El Gobierno de Bolivia llevó a cabo el operativo para despejar la carretera en Parotani, en el centro del país, donde los manifestantes que apoyan a Morales mantenían la medida de protesta. Al menos 56 de los 66 detenidos por la acción de las fuerzas de seguridad fueron trasladadas hasta La Paz, sede de Gobierno, para ser procesadas acusadas de cometer el delito de terrorismo, informó el ministro de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo.
Estas personas también serán investigadas por otros delitos como alzamiento armado, tráfico de armas, tenencia o porte ilícito de armas, instigación pública a delinquir, atentados contra la seguridad de los medios de transporte, atentados contra la seguridad de los servicios públicos, asociación delictuosa y secuestro, agregó.
Sobre este hecho, el exmandatario boliviano añadió: “Semejante intervención policial y militar en Parotani, por tierra y por aire, por ambos lados (de la ruta) prácticamente toda esa carretera militarizada. El Gobierno tiene derecho a garantizar el libre tránsito, por supuesto, pero con semejante represión (es) una nueva provocación por parte del Gobierno”.
“Pobres compañeros, con su camisita, todo el día sin comer y los presenta como terroristas, por favor, está loco el ministro (del Castillo), es un escándalo”, lamento el exmandatario. “Felizmente un grupo de abogados voluntarios se ha reunido y vamos a pelear la liberación”, subrayó.
Morales pidió el día anterior a sus seguidores que consideren hacer una pausa en los bloqueos para evitar “hechos de sangre” ante el avance del operativo policial y militar. Sin embargo, los manifestantes decidieron mantener la medida de presión y destacaron su decisión de iniciar una huelga de hambre ante lo que consideraron una brutalidad del Gobierno de Luis Arce.
Los bloqueos de carreteras en el Trópico de Cochabamba que conecta con el oriente de Bolivia cumplen 20 días, así como las rutas hacia el sur del país. En cambio, la vía principal hacia el occidente fue totalmente liberada tras la intervención de las fuerzas de seguridad y militares en medio de enfrentamientos con gases lacrimógenos y dinamita.
“Herir y dividir Bolivia”
El presidente Arce consideró el viernes que no era posible ningún diálogo mientras “se siga asfixiando la economía” con las protestas y anunció que el desbloqueo en Parotani fue el primer paso para permitir el tránsito en las carreteras que todavía se mantienen cortadas.
El expresidente boliviano le había manifestado ese día en una carta dirigida a Arce que para el mandatario “los indios valen menos que la bala que los mata”, y le había dicho que si daba la orden para intervenir los bloqueos con policías y militares cargará con “la responsabilidad de herir y dividir a Bolivia”.
Arce y Morales están distanciados desde 2021 por diferencias en la administración del Estado que se profundizaron ante la necesidad de renovar la directiva nacional del Movimiento al Socialismo (MAS) y elegir al candidato oficialista para las elecciones de 2025.
Persecusión política
Además de pedir el cese a la persecución de Morales, entre otras demandas de los sectores “evistas” que dieron inicio a las protestas se encuentran la derogación de al menos cuatro decretos, entre ellos la importación de trigo con cero aranceles, la pausa ambiental y la prohibición de la venta de gasolina o diésel en bidones.
Morales, el primer indígena que gobernó Bolivia entre 2006 y 2019, está siendo investigado por los delitos de “estupro, trata y tráfico de personas”. La fiscalía del departamento de Tarija señala que el exmandatario tuvo una relación en 2015 con una menor, cuando ella tenía 15 años, y que un año después nació una hija de ambos. Sin embargo, Morales asegura que se trata de una mentira más que orquestó el gobierno para proscribirlo.
“Yo estoy convencido: el imperio perdona a la derecha por más que sea corrupta o narco, pero a un líder político antiimperialista (…) inventa, acusa, difama y quiere intentar ligar al narcotráfico y con temas de corrupción”, expresó Morales en una entrevista radial hace dos semanas, pocos días después de comenzar las protestas.