El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este lunes que el Servicio Secreto necesita más personal para cumplir con sus tareas, luego de un segundo supuesto intento de asesinato contra el candidato republicano y exmandatario Donald Trump. Biden llamó por teléfono a Trump para solidarizarse y hablar sobre su seguridad. El incidente del domingo volvió a poner el foco en el Servicio Secreto estadounidense, encargado de la seguridad de los presidentes en ejercicio y expresidentes.
“La violencia política no tiene cabida”
“Una cosa quiero dejar clara: el Servicio Secreto necesita más ayuda y creo que el Congreso debería responder a sus necesidades. De hecho, necesitan más gente y vamos a considerarlo”, dijo Biden antes de partir de la Casa Blanca en dirección a Filadelfia, Pensilvania. El presumible nuevo intento de asesinato contra Trump sucedió el domingo después de que un individuo, que fue detenido por el Servicio Secreto, se acercara al campo de golf en el que estaba jugando el candidato republicano armado con un rifle AK-47, aunque no llegó a disparar.
Al comparecer en un evento por la semana nacional de los HBCU, instituciones de enseñanza superior establecidas para los afroamericanos durante la etapa de la segregación, Biden se refirió al incidente para condenar “la violencia política” en todos sus términos. “La violencia política no tiene cabida aquí. En Estados Unidos resolvemos nuestras diferencias pacíficamente en las urnas, no a punta de pistola. Estados Unidos sufrió demasiadas veces la tragedia de las balas de un asesino. Eso no resuelve nada y debemos hacer todo lo posible para evitarlo”, aseguró Biden, quien ya había mostrado el domingo su “alivio” por el bienestar de Trump.
El presidente estadounidense felicitó al Servicio Secreto por el “gran manejo de la situación” y por conseguir que el expresidente estuviera “protegido de cualquier daño”, aunque volvió a reiterar que “se está evaluando si hay que hacer más ajustes en el Servicio Secreto para poder garantizar la seguridad” durante la campaña. En un breve comunicado, la Casa Blanca informó que Biden habló con Trump y “le expresó su alivio por estar a salvo”.
Por su parte Trump dijo que tuvieron una “llamada muy agradable” y que trató sobre la protección que el republicano recibe de parte del Servicio Secreto. Esta agencia federal, encargada de proteger a las personalidades estadounidenses, parece haber evitado el segundo intento de asesinato de Trump en dos meses, pero sigue en la línea de fuego de las críticas.
Una agencia debilitada
El 13 de julio el expresidente y candidato republicano a la Casa Blanca resultó herido en una oreja durante un acto en Pensilvania por disparos de un hombre. 10 días después la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, renunció tras verse obligada a admitir su responsabilidad en el “mayor fracaso operativo” de la agencia “en décadas”. Al menos cinco de sus agentes fueron puestos en excedencia forzosa.
Estas medidas disciplinarias y la apertura de investigaciones internas e independientes no calmaron el enojo de las voces más críticas, sobre todo porque la azotea desde donde el hombre disparó estaba fuera del perímetro duro establecido por el Servicio Secreto. Trump elogió el domingo el trabajo del Servicio Secreto en su campo de golf de Palm Beach, pero sus aliados republicanos lamentaron que el dispositivo de seguridad para él no se haya elevado al mismo nivel que el de un presidente en ejercicio.
“Las autoridades acaban de reconocer que si el presidente Trump fuera presidente harían más para protegerlo. Eso tiene que cambiar”, afirmó el congresista Steve Scalise en la red social X. “Ha habido DOS intentos de asesinato contra el señor Trump. El Servicio Secreto debe elevar su nivel de protección a sus MÁXIMAS capacidades, incluyendo la ampliación del perímetro” de seguridad a su alrededor, agregó Scalise.
Tras el fallido atentado del 13 de julio, el Servicio Secreto adaptó su sistema de vigilancia haciendo un mayor uso de drones, explicó en agosto su director en funciones, Ronald Rowe. El Servicio Secreto protege de por vida a los presidentes y vicepresidentes, en ejercicio y después de sus mandatos, y a los principales candidatos a estas funciones, así como a los hijos de los expresidentes hasta los 16 años.
Solo el presidente y el vicepresidente están obligados a aceptar esta protección. En cuanto a los expresidentes y sus cónyuges, el nivel de protección y, en consecuencia, el número de agentes asignados a ellos, varía según la evaluación de la amenaza pero tiende a disminuir con el tiempo. Sus agentes también garantizan la seguridad de jefes de Estado y de gobierno extranjeros en visitas oficiales o en grandes acontecimientos nacionales o internacionales en Estados Unidos.
Cuenta con unos 3.200 agentes especiales, conocidos en todo el mundo por sus gafas oscuras, auriculares y trajes, 1.300 uniformados y más de 2.000 técnicos y administrativos. Fue creado inicialmente para luchar contra la falsificación de moneda pero después del asesinato del presidente William McKinley en 1901 se le confió la protección del presidente, el vicepresidente y sus familias, tanto en Estados Unidos como en el extranjero.
De acuerdo con su misión principal, el Servicio Secreto protege el sistema financiero y monetario estadounidense contra el fraude financiero y electrónico y la falsificación de moneda y tarjetas bancarias. El Servicio Secreto formó parte del Departamento del Tesoro desde su creación en 1865 hasta que en 2003 pasó a depender del Departamento de Seguridad Interior (DHS).