Estados Unidos y China acordaron ampliar el diálogo para mejorar las relaciones, que viven su peor momento en años, durante un encuentro entre sus cancilleres Antony Blinken y Qin Gang. Es el primer viaje de un jefe de la diplomacia estadounidense a Beijing en casi cinco años. Ninguna de las dos potencias espera grandes avances en los temas conflictivos que están abiertos, pero el objetivo es iniciar un deshielo diplomático y mantener el diálogo para gestionar de “forma responsable” la relación bilateral, según el Departamento de Estado.
La visita se produjo luego de que Blinken suspendiera un viaje en febrero de este año a causa de la detección de un globo aerostático sobre territorio estadounidense, que China dijo que era un aparato de estudio y Estados Unidos ordenó derribar porque consideró que podía ser un elemento de espionaje.
El secretario de Estado estadounidense habló con el ministro de Relaciones Exteriores chino durante siete horas y media, incluso durante un banquete, en una residencia estatal. Qin aceptó la invitación para visitar Washington más adelante y aseguró que los dos diplomáticos trabajarán juntos para ampliar el número de vuelos entre las dos economías más grandes del mundo, que están al mínimo desde la pandemia de covid-19.
Conversaciones “sinceras y constructivas”
Blinken enfatizó la importancia de “mantener canales de comunicación abiertos para reducir el riesgo de percepciones erróneas”, dijo el vocero del Departamento de Estado, Matthew Miller, quien calificó las conversaciones de “sinceras, sustantivas y constructivas”. El secretario de Estado, quien llegó el sábado a la noche a Beijing, podría reunirse el lunes con el director de la comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista Chino, Wang Yi, o incluso con el presidente, Xi Jinping.
Según un asesor, Blinken busca presionar a China para que frene el envío a América Latina de los precursores químicos que luego sirven para producir fentanilo, un poderoso analgésico que está provocando una pandemia que mata a decenas de miles de estadounidenses cada año. Washington también critica a China por los derechos humanos y la visita de Blinken es la primera de un miembro de la administración desde que Estados Unidos acusó a Beijing de genocidio contra la minoría uigur, mayoritariamente musulmana.
Taiwán en el centro de la discusión
Por su parte Qin advirtió a Blinken que las relaciones entre Estados Unidos y China “están en el punto más bajo desde el establecimiento de relaciones diplomáticas”, en 1979, según la emisora oficial CCTV. “Esto no se ajusta a los intereses fundamentales de los dos pueblos, ni cumple con las expectativas comunes de la comunidad internacional”, dijo Qin durante las conversaciones.
Qin planteó que la cuestión de Taiwán, que Beijing reclama como parte de su territorio, “está en el centro de los principales intereses de China, es el asunto más importante en las relaciones chino-estadounidenses y el riesgo más notable”. China efectuó el año pasado grandes maniobras alrededor de Taiwán, consideradas un ensayo para una invasión, luego de que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, la demócrata Nancy Pelosi, visitara la isla en agosto. Además en abril pasado Beijing realizó tres días de simulacros militares en represalia por la visita de la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, a Estados Unidos.
Ambas partes acordaron seguir con las reuniones del grupo de trabajo conjunto China-EE.UU. para abordar cuestiones específicas entre los dos países. Por ejemplo, medidas para “alentar la expansión de los intercambios, tanto educativos como de persona a persona”, así como la ampliación de vuelos de pasajeros con facilidades especiales a “estudiantes, académicos y empresarios para que visiten el otro país con más comodidad”.
Reunión Biden-Xi, en el horizonte
Antes de viajar a Beijing, Blinken se mostró optimista y dijo a la prensa que el objetivo de la visita era “abrir líneas directas de comunicación para que nuestros dos países puedan gestionar la relación de forma responsable, lo que incluye abordar algunos desafíos y percepciones erróneas y evitar errores de cálculo”. Por su parte el vocero de la cancillería china, Wang Wenbin, dijo el viernes que Estados Unidos debe “respetar las preocupaciones centrales de China” y colaborar con Beijing.
Blinken es el funcionario estadounidense de más alto nivel que visita China desde que lo hiciera en octubre de 2018 su antecesor, Mike Pompeo, quien luego encabezó la política de confrontación con Beijing del entonces presidente Donald Trump.
La administración del presidente Joe Biden mantuvo la línea dura, e incluso fue más lejos que el anterior gobierno en algunos temas, por ejemplo, la imposición de controles de exportación para limitar la compra y la fabricación en China de chips de gama alta “utilizadas en aplicaciones militares”. En otras áreas, como la lucha contra el cambio climático, Biden buscó cooperar con China.
El presidente Joe Biden dijo que espera reunirse con su par chino Xi Jinping, después del extenso encuentro que tuvieron en noviembre en Bali, al margen de la cumbre del G20. “Espero que en los próximos meses me reúna nuevamente con Xi y conversemos sobre las legítimas diferencias que tenemos, pero también sobre cómo hay áreas en las que nos podemos entender”, aseguró Biden. Los dos mandatarios podrían coincidir en la próxima cumbre del G20 en septiembre, en Nueva Delhi.