El presidente Alberto Fernández y Patricia Bullrich no se vieron en los Tribunales en la audiencia de “conciliación” convocada por la Justicia, pero se cruzaron mensajes que evidenciaron la tensión. El encuentro fue por una demanda que el jefe de Estado entabló contra la titular de Pro, luego de que ella sugiriera que el Gobierno intentó colocar un socio local en la compra de vacunas de Pfizer contra el coronavirus para cobrar un “retorno”.
Menos de una hora duró la audiencia entre Bullrich y Fernández, que comenzó a las 12 del mediodía frente al juez Luis Sánez. Pese a que se esperaba que ambos estuvieran frente a frente, eso no sucedió. La primera en decirlo fue la líder de Pro, quien en declaraciones a la prensa en el lugar y con un grupo de seguidores que la alentaban de cerca, apuntó frases como: “No se animó a enfrentar la realidad, “no se animó a venir a hablar cara a cara”, “se escondió y mandó una patota y “se quedó en un cuartito guardado”.
Mientras ella todavía hablaba salió el abogado de Fernández, Gregorio Dalbón y confirmó que demandada y demandante no se habían cruzado personalmente en el lugar, que se realizó la firma del acta y el caso seguirá su curso. A partir de ahora se abre un plazo de diez días, tras el que el juez notificará a las partes y después de ahí habrá 30 días para que cada parte produzca la prueba en el caso. Entre lo que Fernandez propondría como testigos de su parte está el CEO de Pfizer en la Argentina, Nicolás Vaquer.
“Va a defender su honra y le pareció que para hacerlo tenía que estar personalmente frente al juez porque es un ciudadano más ante la Justicia, más allá de que es un presidente”, aseguró Dalbón, que confirmó que el Presidente no estuvo frente a frente con Bullrich y que esperó en una sala la firma de los expedientes. El letrado advirtió que el caso puede demorar años en terminar de resolverse y dio por descontado que terminará en la Corte Suprema de Justicia, por tratarse de un caso con “daño contra el honor”.
“Es una pena que el Presidente haya venido para quedarse en un cuartito guardado”, desafió Bullrich a la salida. Y dijo que no pensaba retractarse por lo que había dicho sobre el contrato con Pfizer.
En diálogo con LA NACION, Bullrich explicó que lo sucedido en tribunales fue “una situación totalmente anormal”. Y describió: “El presidente no se animó a venir. Le pedí tres veces al juez que (Fernández) venga y no vino”.
Bullrich aseguró que durante la audiencia nadie explicó por qué motivo el Presidente no se presentaba en el encuentro y permanecía en un cuarto cercano. La exministra detalló que el juez Sáenz esgrimió una respuesta “formal” al explicarles que “las audiencias en la medida que él (por el juez) hable con todos, existen”.
Tras lo que agregó que ella ratificó sus dichos. “Di mi opinión clara, el presidente no pudo desconocer que ese contrato se guardó en un cajón”, dijo.
La ex funcionaria detalló que en la audiencia en la que ratificó sus dichos y se abrió el período de prueba sólo participaron ella y su abogado Néstor Balian; Dalbón, su socia, el juez y una secretaria del juzgado.
En la previa de la audiencia de hoy, el mandatario estuvo reunido durante más de una hora con Dalbón en la Casa Rosada. La audiencia es en el marco del artículo 360, que le da la oportunidad al demandado de retractarse o mantener sus dichos y luego, dependiendo de lo que suceda, se realiza la apertura de la prueba.
En este caso, no se espera que la líder de Pro se retracte. Ella anunció ayer, en el programa Desde el llano, que no tenía planes de hacerlo. Dalbón dijo a LA NACION: “Bullrich no guardó respeto. Nosotros ya vamos sabiendo que el juicio va a continuar. Solo se va a discutir las pruebas. No vamos a preguntar sobre la retractación, ya lo hizo en televisión. Estamos acostumbrados a que primero declare en la televisión y luego en la Justicia”.
En una entrevista con LN+, el 24 de mayo de 2021, Bullrich afirmó: “El [ex]ministro de Salud Ginés González García dijo ‘para firmar un contrato con Pfizer tiene que haber un intermediario, que es el mismo de AstraZeneca, Hugo Sigman’. Y Pfizer le dijo ‘no se puede: tengo que tener una forma de hacer la vacuna que sea efectiva en tiempo y forma, que no se me pare la producción’”. Y agregó: “Eso tiene una sola explicación: eso se llama, en cualquier lugar del mundo, querer tener un retorno de esa vacuna”.
“¿Está acusando al exministro de intentar tener un retorno de esa vacuna?, le preguntó Luis Majul. “Pero no tengo la menor duda. Esa vacuna no está en la Argentina porque no hay un argentino con quien hablar que le pudiera dar parte de eso. Eso no tengo la menor duda y además, eso es criminal”, afirmó Bullrich. Luego dijo que “eso el Presidente no lo ignoraba”. Más tarde, sentenció que si el vacunatorio vip fue un delito, el supuesto pedido de “retorno” a Pfizer fue “cien veces peor” por las muertes que produjo el Covid-19.
La demanda del Presidente tiene por objetivo que la exministra de Seguridad del gobierno de Mauricio Macri se retracte de sus acusaciones, o que pague por el “daño” que le hizo. Si Bullrich no se retracta, avanzará la demanda.
El año pasado ambas partes habían protagonizado una mediación prejudicial que no llegó a ningún punto de acuerdo, por lo que Fernández, representado por el abogado Gregorio Dalbón, demandó a Bullrich por 100 millones de pesos.
”La difamación en relación a las negociaciones con la vacuna del laboratorio Pfizer entra en etapa judicial. El presidente Alberto Fernández donará todo el resarcimiento al Instituto Malbrán, como ya dijo”, anunció Dalbón, en junio pasado, a través de una publicación en su cuenta de Twitter.
La conciliación de hoy fue diferente a la anterior, dado que es ante el juez del caso y, si la demandada no cambia de postura, como sucedió, el expediente se abrirá a prueba.
Los dichos de Bullrich fueron desmentidos por el laboratorio a través de un comunicado de prensa y por medio de sus representantes en una audiencia pública desarrollada en el Congreso. Al momento de la demanda, el Poder Ejecutivo consideró que los dichos de Bullrich revestían “hechos de gravedad institucional”, porque implicaban sembrar sospechas en las entonces ya complicadas negociaciones para conseguir vacunas contra el coronavirus, en medio de una pandemia.