El Inter jugará una final de Champions luego de 13 años. Sí, aunque el Real Madrid haga parecer que es una tarea sencilla, la realidad marca otra cosa… Y el equipo italiano estará en Estambul, en gran parte, por el aporte de Lautaro Martínez. Sin dudas, el goleador argentino fue la carta determinante en esta semifinal con clásico de Milán incluido.
Los partidos tienen muchísimas aristas y, aunque en general se analice a un nueve por si la metió o no en el arco rival, el sacrificio, las ganas, los movimientos para generar espacios y para tirarse atrás para que los centrales pierdan la referencia hicieron del Toro una pieza imprescindible.
El gol de Lautaro ante el Milan
Ayer hizo un gol, pero siempre está ahí, falla, se lamenta, inquieta, molesta: va a todas y eso potencia a un equipo que primero trabaja en el orden defensivo y luego piensa en el ataque. En esta Champions muchas veces se vio a Lautaro solo contra los molinos de viento. Pero a él eso no le molesta.
A los 25 años, el jugador surgido de Racing afrontará otra final pesada, de las difíciles, de las únicas: ganó la Copa América en Brasil, la Finalissima en Wembley, fue campeón del Mundo en Qatar sin la participación que esperaba: llegó tocado en un tobillo y se infiltró durante toda la competencia porque quería estar, entrar, ayudar. Le tocó ser cola de león. Y lo hizo convencido.
Desde que jugó en la Sub 20, entendió que la Selección es lo más sagrado. En su regreso al Inter recuperó ese lugar preponderante que lo llevó a ser el capitán y el referente de un club top. Durante este 2023 ya lleva convertidos 13 goles en Serie A más tres en la Champions, uno para llegar a la final de la Copa de Italia y otro para levantar la Supercopa italiana.
El potencial de LM es que no vive sólo del gol, como les ocurre a otros delanteros: baja, acompaña, genera y lucha. Y a la vez tiene el arco como idea fija. El Inter es menos que el City y el Madrid, pero el Toro sabe jugar finales con el ADN argentino.