Desde el refugio donde la albergaron junto a su mamá por tres años aseguran que la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia desoyó las advertencias que les hicieron cuando resolvió que regresaran a su hogar, una vivienda precaria en una zona rural
Alejandrina Iñiguez murió a los 4 años, el pasado 7 de marzo, debido a un paro cardíaco ocasionado por un shock alérgico a la dipirona, según el informe médico del Centro Provincial de Salud Infantil de Santiago del Estero. La pequeña había padecido un grave cuadro de desnutrición y junto a su mamá ingresaron a vivir bajo los cuidados de un hogar refugio, pero hace tres meses la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia ordenó que regresaran a la casa precaria, en una zona rural y alejada de todo, donde no le podían dar los cuidados necesarios.
La niña había nacido con un retraso global de desarrollo y atrofia bilateral del nervio óptico que la dejó ciega, sin poder caminar por sus propios medios y comiendo con mucha dificultad.
Además, según denunciará penalmente el Refugio Madre Teresa de Calcuta donde ambas permanecieron bajo cuidados por tres años, nadie de ese organismo hizo un seguimiento para evaluar el estado de salud de la niña ni prestar ayuda a la madre, que padece dificultades del entendimiento y que ahora está devastada por la muerte de su hija.
“Si bien María no tiene un diagnóstico, es una mamá analfabeta, con dificultades de comprensión que hacían que asumir por si misma la responsabilidad del cuidado de Alejandrina no fuera posible. Necesitaba un apoyo constante pero el amor y el deseo de cuidar a su hija nunca estuvo en duda”, aseguró Noelia Di Prinzio, operadora familiar del hogar el Refugio Madre Teresa de Calcuta
El caso
Hasta hacía tres meses atrás y por tres años, Alejandrina vivió en el Refugio Madre Teresa de Calcuta junto a su mamá. Allí habían llegado luego de que se diagnosticó a la beba, de entonces un año, con un cuadro de desnutrición aguda y el propio organismo dispuso en marzo de 2020, ambas ingresaran en el refugio de la asociación civil Haciendo Camino, donde, según Catalina Hornos, su presidenta, “recibió cuidados especiales y tratamientos médicos” en el hospital de Niños de Santiago del Estero y en el hospital Garrahan.
Hasta el día del ingreso, madre e hija vivieron solas en una casita precaria ubicada en una zona rural en las afueras de la ciudad de Añatuya, a 180 kilómetros de la capital de Santiago del Estero, alejadas de todo. Pero desde que llegaron al refugio, la niña recuperó el peso acorde a su edad y contextura; y María estuvo siempre acompañada y recibiendo ayuda para cuidar de su hija. “Mientras estuvo en el hogar, a María siempre se le tuvo que ayudar a suministrarle la medicación porque no conocía los números, ni tampoco sabía leer la hora”, contó.
Pese a esto, el objetivo de un refugio no es que éste se convierta en el hogar permanente para una familia, pero, en este caso, debido a la vulnerabilidad, desde la asociación esperaban que el egreso fuera dentro de un tiempo o cuando estuvieran dadas las condiciones necesarias que les permitieran vivir solas. Ante esa falta de posibilidades, desde la asociación manifestaron su preocupación ante el organismo provincial de la niñez que, aseguran, “desoyó las advertencias”que les hicieron sobre esas necesidades. Infobae intentó sin éxito comunicarse con el organismo.
El egreso del refugio
En diciembre del 2022, la Subsecretaría ordenó que María y Alejandrina volvieran a su casa bajo la responsabilidad de una familiar de 22 años por lo que Haciendo Camino firmó en disconformidad el acta de egreso.
“Manifestamos en muchos informes, incluso el mismo día del egreso de Alejandrina, que María no estaba en condiciones de poder asumir la responsabilidad sola y advertimos que Alejandrina necesitaba todo un contexto de cuidados, no solo social, sino también de acceso a la salud y referentes que estén a cargo de ella, y que realmente pudieran ocuparse de todos los tratamientos que se le estaban haciendo y que eran muchos”, subrayó.
Además, señaló que luego de vivir con esa familiar, madre e hija se instalaron en la casa de la abuela de la beba. “Ese es el último paradero del que nosotros tenemos conocimiento y luego pasó toda esta situación que termina con el fallecimiento de la nena y la desolación de su mamá, que tiene también 22 años. ¿Qué pasó en el medio? No lo sabemos porque el organismo no hizo un seguimiento del caso que debió hacer”, agregó Di Prinzio.
El 7 de marzo, la niña ingresó de emergencia al Centro Provincial de Salud Infantil Eva Perón de la ciudad de Santiago del Estero, tras ser derivada del hospital de Añatuya, donde falleció, según se cree, por mala administración de dipirona. “¿Quién se la suministró esta supuesta dosis excesiva que le provocó esta reacción? No es algo que sepamos fehacientemente”. manifestó.
“María está devastada. Su hija era su vida, era todo para ella, pero tenía dificultades”, lamentó Di Prinzio y comunicó que “Haciendo camino se va a presentar una denuncia penal para que se investiguen las actuaciones de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de Santiago del Estero”.