Luego de la reunión a solas que el presidente Alberto Fernández tuvo en su despacho de Casa Rosada con su par de Brasil, Inácio Lula da Silva, ambos jefes de Estado se dirigieron al Salón de la Ciencia Argentina, también en Balcarce 50, donde los esperaban los Organismos de Derechos Humanos. En una mesa larga estaban sentadas: Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo; Taty Almeida y Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Lita Boitano, de Familiares; Adolfo Pérez Esquivel, premio nobel de la Paz, y nietos recuperados. Allí, el brasileño les transmitió su preocupación por proteger las democracias y defenderlas, les dijo que “el progresismo tiene que estar muy unido porque la derecha fascista no puede avanzar en la región”, y que los organismos de derechos humanos, de la mano de las Madres y las Abuelas, son un ejemplo, y los que permiten “que las democracias sean un poco más fáciles”. La detención injusta de Milagro Sala también estuvo sobre la mesa.
Los organismos ingresaron a Casa Rosada antes de las tres de la tarde, pero el encuentro con los presidentes fue recién cerca de las cinco, cuando ellos se desocuparon tras el encuentro que tuvieron con empresarios. Al tener las agendas retrasadas, los integrantes de los distintos espacios pensaron que el encuentro iba a ser muy breve, pero nada de eso ocurrió. Estuvieron hablando muy tranquilos y relajados por más de una hora. Al ingresar al salón de las Mujeres, Lula se acercó a la mesa donde lo estaban esperando y fue hasta la otra punta para poder darles un abrazo a todos y cada uno. Estela de Carlotto le presentó a los dos nietos recuperados que estaban presentes, Leonardo Fossati y Manuel Gonçalves y él los abrazó de manera muy afectuosa y se sacó con ellos una foto. Cuando empezó a hablar estaba muy emocionado de encontrarse con las Madres y las Abuelas y dijo que se ponía muy contento de poder conocer a los nietos.
Luego de unas breves palabras del presidente argentino, que dijo que no iba a presentarlos uno por uno porque ya se conocían entre todos, tomó la palabra Taty; después Estela, Nora, y por último Pérez Esquivel. Más allá de los diálogos que se iban generando por fuera del micrófono, en el marco de lo que varios participantes denominaron como un encuentro con buen clima, el cierre estuvo a cargo de Lula.
El flamante presidente de Brasil reivindicó la lucha de las Abuelas y las Madres, y celebró todo lo que el país consiguió a lo largo de los años en materia de ddhh. Dijo también que él quiere para la Argentina exactamente lo mismo que quiere para el pueblo brasileño: terminar con la pobreza, porque no puede ser que en ambos países haya gente que tenga hambre, y destacó que la felicidad es compartida, que uno no puede ser feliz solo porque eso se termina y que, por ese motivo, la Argentina y Brasil tienen que estar más juntos que nunca. Aseguró que él va luchar sus cuatro años de mandato para cumplir ese objetivo.
Los organismos también expresaron su preocupación por la situación que vive la dirigente social Milagro Sala, presa injustamente en la provincia de Jujuy y exigieron su libertad. Se hizo mención al fallecimiento de su hijo, Sergio Chorolque Sala, y reforzaron algo que ya le vienen pidiendo a Fernández: la necesidad de firmar su indulto. No hubo una devolución por parte de los mandatarios, que solo escuchaban atentos, y contaron que el tema se terminó al decir que “lo que hay que buscar es realmente justicia porque la situación actual es completamente injusta”. También se habló de los problemas que transitan las instituciones en Latinoamérica y de las crisis que hay en varios países de la región con intentos de golpe de Estado.
Las Abuelas le regalaron a Lula y a Janja un pañuelo de la organización y ellos estaban muy contentos y emocionados con el presente. Les dijeron que les había gustado mucho el gesto y que una vez que lleguen a Brasil lo iban a colgar para siempre tenerlo presente. Por último, Lula volvió a dar vuelta a la mesa, esta vez para sacarse una foto general con todos y con el icónico pañuelo blanco entre sus manos.
También asistieron al encuentro Buscarita Roa, de Abuelas de Plaza de Mayo; Hilda Clara de Wainstein y Carmen Vieyra de Abreu, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; Ernesto Lejderman de Familiares de Detenidos desaparecidos por razones políticas, y Paula Donadío y Anabella Montaner, de Hijos.
Asimismo, formaron parte de la reunión Verónica Torras y Paula Litvachky, de CELS; Eduardo Tavani y María Elena Naddeo, por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos; Remo Carlotto y Andressa Caldas, del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur; Héctor Trajtemberg y Carlos Zamorano, de la Liga Argentina de Derechos Humanos; Gabriela Alegre y Marcelo Brodsky, de la Asociación Buena Memoria; Andrés Pérez Ezquivel, por SERPAJ, y Ernesto Alonso de la Comisión Provincial de la Memoria.
Participaron, además, Manuela Schuppisser y Adriana Sonia Taboada, de la Comisión Memoria, Verdad y Justicia Zona Norte; Beatriz Capdevila y Miguel Meira, de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos de La Matanza; Adolfo Mango y Lucía Madina, de Familiares y Compañeros de los 12 de la Santa Cruz, y Elsa Oshiro y Luis María Alman Bornes por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos.