El jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Germán Martínez, respaldó al presidente Alberto Fernández sobre la imposibilidad de la Casa Rosada de subir las retenciones, al asegurar que “es cierto” que cualquier aumento “que supere lo establecido por la ley 27.541 necesita de una aprobación del Congreso argentino”. Así, mientras desde el kirchnerismo continúan pidiéndole al presidente que eleve los derechos de exportación para desacoplar el precio internacional del trigo -y otros commodities- de su precio interno, el diputado planteó que esto no es algo que esté en sus manos hacer. Martínez agregó que la ley, sancionada en diciembre de 2019 (se trató de una ley inaugural de la gestión del Frente de Todos), cedió al Ejecutivo la facultad de fijar retenciones, pero sólo hasta diciembre de 2021.
El debate sobre los derechos de exportación no deja de generar repercusiones, como reflejo de la centralidad que tiene en medio de la suba de los precios de los alimentos, así como del poder exhibido por los sectores que las rechazan. El viernes, el presidente pareció anticipar su decisión de a mandar al Congreso el proyecto para aumentarlas: “Necesito que, llegado el caso, el Congreso acompañe, señaló. Pero la sola mención de un posible debate legislativo sobre el tema generó la reacción inmediata de las patronales rurales, que amenazaron con “volver a las rutas”. Como fuera, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, salió a negar que se vaya a avanzar en ese sentido, mientras Juntos por el Cambio aprovechaba las idas y vueltas para montar su propio show opositor.
Martínez hizo estas nuevas declaraciones entrevistado por el programa radial El Hecho Maldito, con un tono que no dejó lugar a dudas sobre su respaldo a los derechos de exportación como herramienta para asegurar alimentos a precios razonables en el mercado argentino. Dijo, por ejemplo, que hoy “vuelve a estar en debate la necesidad de desacoplar los precios internacionales de los internos”, y que “hay que analizar a fondo la validez (de las retenciones) en función a las perspectivas de venta, para que puedan ser realmente eficientes a la hora de aplicarlas”.
En ese sentido, el jefe del bloque oficialista aseguró que el Congreso “necesita tener una mirada”, sobre los derechos de exportación ”a las distintas producciones de la Argentina”.
Pero fueron consideraciones con una salvedad clara: el poder habilitado para subir la retenciones es el Legislativo y no el Ejecutivo, aseguró. “El Presidente dice algo cierto, cualquier esquema que supere los topes de lo establecido necesita una aprobación del Congreso argentino”.
La ley mencionada por Martínez, conocida como Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva, fue aprobada en diciembre de 2019. Por ella, el Congreso cedió facultades al Poder Ejecutivo para “fijar alícuotas” y también estableció topes para distintas producciones, como el 33 por ciento para el poroto de soja y el 15 por ciento para aquellas mercancías que no tuvieran retenciones a septiembre de 2018.
Desde Soberanxs, el espacio político del ex ministro de Economía Amado Boudou, la ex diputada Fernanda Vallejos insistió en reclamar la suba de las retenciones. “El trigo hoy tiene una alícuota que es prácticamente la mitad que la que había en 2015, la del maíz es 8 puntos porcentuales menos”. Vallejos defendió un sistema de alícuotas móviles, que garanticen que, “más allá de si sube el precio o la cantidad exportada, nadie pierda ni gane de más”.
A la Antártida
Si el clima se lo permite, el presidente viajará a La Antártida para celebrar allí el 25 de mayo, con un acto en la Base Esperanza. Para la jornada prepara un mensaje que destacará la recuperación macroeconómica y la salida de la pandemia. El mensaje está siendo pensado en tono de relanzamiento de la gestión, con el slogan “Primero la gente”, que reemplazará a la consigna más despersonalizada que se venía usando hasta ahora, “Reconstrucción Argentina”. Por la combinación de estos elementos hay quienes apuestan, además, a que habrá algunos anuncios vinculados al área social.
El viaje relativizaría el peso de la celebración del tradicional tedeum en la Catedral Metropolitana, y el primer mandatario sería reemplazado por algún otro representante del Ejecutivo. El gobierno viene viendo desmejorar su relación con la iglesia, y el aumento de la pobreza no le plantea el mejor de los escenarios para el tedeum. Como muestra de la mirada desaprobadora de Jorge Bergoglio hacia la gestión de Alberto queda un reciente desaire papal hacia el canciller Santiago Cafiero, cuando en abril le canceló un encuentro alegando un dolor en la rodilla. Esa suspensión contrastó con el hecho de que Bergoglio sí recibió a otros visitantes del peronismo, como el gobernador de Chaco Jorge Capitanich y el intendente de Esteban Etcheverría, Fernando Gray.
Para confirmar el vuelo a la Antártida, sin embargo, el equipo presidencial espera el pronóstico meteorológico que se realizará este lunes. De no concretarse el viaje, el presidente concurriría a un festival que está organizando el ministerio de Cultura, en lugar a confirmar: Tecnópolis o el CCK.