Durante los primeros 15 minutos Fernando Gago habrá pensado que todo lo sufrido desde su llegada a Boca valió la pena. Exageración mediante, el equipo local fue un ballet durante ese arranque, pasándole por arriba a un Unión entre dormido por fallas propias y virtudes ajenas. Kevin Zenón parecía estar con una marcha más que el resto mientras que por el otro costado, el izquierdo, el Changuito Zeballos devolvía con gambetas los aplausos de la previa.
El santiagueño, líder de un aplausómetro que tuvo más silencios que palmas, se armó casi que solito el gol del 1-0. La tiró larga una y dos veces y cuando parecía que la pelota se le iba, llegó a meter el centro -de acuerdo al VAR- con la uña que se ve no se corta hace varias semanas. En el área el afortunado fue Milton Giménez. Titular ante la lesión de Merentiel y la suplencia de Cavani, el barbudo entró como un tanque, se llevó puesto al defensor y la mandó a guardar de cabeza a los cuatro minutos.
Boca no soltó el pie del acelerador por un rato más, con unos muy activos Miramón y Belmonte en la marca como doble cinco y Pol Fernández manejando los tiempos, más suelto.
Pero cuando el reloj de La Bombonera -de campo de juego espectacular apenas 24 horas después del Argentina vs. Perú, hay que decir- marcó los 15, el local se apagó y Gago empezó a hacer malabares gestuales para ordenar a los suyos. Manotazos para allá, gritos por acá y hasta una de sus vueltitas características.
Ojo, no es que Unión se adueñó del partido. Lo del Tatengue fue limitado, como para decirlo de una manera gentil. Un elenco el del Kily González muy lejano del que supo cosechar 56 puntos en la tabla anual, misma cantidad que Boca, para soñar con la Sudamericana. Al exvolante, de recordado paso por esta cancha en la temporada 1995/96 -compartió equipo con tales como Maradona, Caniggia, Manteca Martínez, Verón, Navarro Montoya y hasta fue dirigido por Marzolini y Bilardo- y quien sonara como opción antes de la llegada de Gago, se lo aplaudió menos de lo esperado.
Los pensamientos de Gago se habrán tornado mucho más oscuros en la segunda parte, cuando los suyos empezaron a ser superados. En consecuencia, el “dale, dale, dale Bo” bajó con esfuerza para sacudir la modorra de los de azul y amarillo…. No tuvo demasiado efecto. Tampoco el vendaval de cambios, incluido el de Cavani, por muchos minutos como volante izquierdo, reflejo de un Boca tirado atrás en exceso que se obligó a sufrir, como con los zapatazos desviados del final de Balboa y Gamba.
Así, con buenas y malas, Boca ganó 1-0 y sumó tres puntos vitales para la tabla anual y confianza antes de la semi del miércoles con Vélez por Copa Argentina.