Los malos instantes suelen provocar un vendaval interno, donde muchas veces es más conveniente no tomar decisiones trascendentales, hasta que el viento deje de soplar. Boca atraviesa un presente plagado de inconvenientes, que ni siquiera el cambio de entrenador pudo solucionar.
El equipo se instaló en la semifinal de la Copa Argentina, con la chance concreta de que puede acceder a la Copa Libertadores del 2025 si gana esos dos encuentros, pero el andar futbolístico no permite elogios de ningún tipo. Inclusive, algunos apellidos son blanco de reclamos de los propios hinchas.
La falta de juego asociado era el punto central que venía exhibiendo, con el agregado de que no podía sumar triunfos bajo el mando de Fernando Gago. El duelo ante Godoy Cruz comenzó de la peor manera, ya que al minuto del partido Roberto Fernández convirtió un gol para los mendocinos, luego de capturar la pelota de un rebote en el palo.
La presión de afuera se sintió de inmediato, y la gente empezó a pedir actitud a los protagonistas. La tensión fue en aumento durante varios minutos, y recién se empezó a calmar cuando Aguirre marcó el empate a los nueve.
* El mediocampo. La zona donde Boca no logra conectar con acierto, y termina repercutiendo en todo el andamiaje. Los elegidos ante Godoy Cruz fueron Belmonte, Miramón y Guillermo Fernández. Los dos primeros habían ofrecido muy poco en la derrota ante Lanús, y recibieron silbidos cuando fueron nombrados en la formación inicial. Las variantes que fue probando el director técnico todavía no le permiten definir los componentes en esa zona.
* El ataque. La decisión de Gago de ubicar tres delanteros le da prioridad al desnivel por los costados, para luego buscar a los que llegan por el centro. De esa manera, Aguirre y Zeballos se retrasaron unos metros para apoderarse de la pelota y trasladarla hacia adelante. Esa fue la fórmula que le permitió revertir el resultado: el desborde fue por la derecha, y Cavani festejó llegando por el medio.
Con la tranquilidad de la ventaja, Boca mejoró el rendimiento y tomó la iniciativa del desarrollo. Godoy exhibió prolijidad en el manejo de la pelota al principio, pero no logró la profundidad necesaria y se fue diluyendo con el correr del tiempo. Sin embargo, la propuesta de los visitantes es muy saludable desde los futbolístico.
El partido se terminó de definir en el comienzo de la segunda parte, cuando Saracchi aprovechó una desatención entre Arce y el arquero Petroli. Como ninguno de los dos se decidía a adueñarse de la pelota, el uruguayo aprovechó y se filtró entre ambos para llevársela y definir con el arco vacío.
Godoy Cruz se vio obligado a arriesgar cuando se encontró dos goles abajo, y se las ingenió para llegar con peligro al arco de Brey. El juvenil de Boca tuvo que esforzarse en varias ocasiones, y en otra el travesaño devolvió un remate de Roberto Fernández.
Los ingresos en Boca le permitieron tener mayor presencia en el área, y llegó así un tiro en el palo de Giménez, y el cuarto gol de Zeballos (la gran figura), que definió cruzado ingresando por el centro del área. La fiesta había retornado en las tribunas, y la tranquilidad a la intimidad del plantel.
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