Son pocos pero hacen ruido: el denominado “Movimiento no comprometido” de delegados demócratas que protestan contra la guerra en la Franja de Gaza es la voz disonante en la convención nacional del partido que esta semana oficializará en Chicago la candidatura de Kamala Harris a una reñida pelea por la Casa Blanca.
Se identifican por su vestimenta. Llevan una kufiya palestina al cuello o un broche con las palabras “ni una bomba más”. Esta oposición al apoyo de Estados Unidos a Israel que se hizo un hueco en la convención demócrata está encarnada por una treintena de delegados que decidieron no darle su voto a Harris, en un gesto simbólico con el que esperan llamar la atención de los votantes y la campaña.
El grupo, que se define a sí mismo como un movimiento antibélico, logró convencer a más de 200 delegados de los más de 4.500 que votaron por la candidata demócrata a pronunciarse a favor de un cese al fuego permanente en Gaza, según indicó uno de sus líderes, el activista Abbas Alawieh. Sus peticiones: que el partido, y la candidata demócrata a la presidencia, se comprometan a conseguir un cese al fuego permanente en el territorio palestino y a congelar el envío de armamento a Israel.
“Queremos que el foco sea la ofensiva situación actual: el hecho de que niños palestinos están siendo asesinados con armas estadounidenses y nuestro partido aún no se ha opuesto” a esta política, explicó Alawieh en los pasillos del United Center, el estadio donde se celebra la convención.
Percepción sobre Biden y Harris
Para estos 30 representantes de ocho estados estadounidenses, que dicen encarnar la visión de unos 700.000 votantes, la salida del presidente Joe Biden de la carrera electoral en julio no produjo nostalgia y, aunque saludan la posterior ascensión de Harris para enfrentar al republicano Donald Trump en noviembre, la toman con escepticismo. “El partido necesitaba un cambio”, indicó Asma Mohammed, delegada de Minnesota. “No siento tristeza por alguien que apoya sin reservas un régimen genocida en Israel”, remaró, en referencia al presidente.
Mohammed llegó a Chicago esperando ver una renovación en el seno de su partido, sin embargo dice estar decepcionada porque no hay voces propalestinas en la lista de oradores de la convención. “Sé que ella (Harris) tiene más empatía que Joe Biden, he visto eso. Pero las palabras no son suficientes. Las palabras tienen que ser sustentadas con políticas”, sostuvo.
El Movimiento no comprometido abogó por permitir un espacio frente a la audiencia de miles de simpatizantes a la doctora Tanya Haj-Hassan, quien atendió a víctimas del conflicto entre Israel y el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza. Sin embargo, lo único que fue concedido hasta el segundo día de la cumbre partidista fue un panel en el Centro McCormick, fuera de la arena principal. Allí, la pediatra describió los horrores de la guerra llevando a la audiencia a las lágrimas.
“Los dos lados”
La Convención Nacional Demócrata sí tiene previsto escuchar a familiares de algunos de los 251 rehenes capturados por el grupo islamista el 7 de octubre cuando desató el conflicto al atacar territorio israelí, dejando además 1.199 muertos, según un cómputo de la agencia de noticias AFP basado en datos oficiales.
“¿Por qué tiene que ser uno o el otro?”, cuestionó Mohammed, quien resalta que, como informó el Ministerio de Salud gazatí en sus últimos balances, mas de 40.000 personas fallecieron en el territorio palestino bajo la represalia israelí.
Para ella, hay espacio para escuchar a los dos lados. Esto es algo que no le desagrada al joven delegado de 17 años Jacob Schonberger, quien representa al estado de Connecticut y llegó a la arena vistiendo botones y consignas en apoyo a Israel. “Creo que es una decisión de los líderes (…). Tengo mis posiciones personales, pero creo que es importante tener a los dos lados, pero creo que está en manos de los líderes y de la convención decidir lo que es mejor para el país”, sostuvo.
El descontento se fue materializando también en protestas a las afueras del United Center, el estadio donde se celebra la reunión del partido, con cientos de personas gritando “¡Palestina libre!”. Adentro de la arena, algunos delegados se taparon la boca mientras Biden dio su discurso la noche del lunes, en señal de protesta a su política sobre Gaza. “Queríamos enviar el mensaje de que no estamos de acuerdo con lo que Biden hizo”, explicó Sabrine Odeh, delegada del estado de Washington.
Mientras su secretario de Estado, Antony Blinken, realiza una gira por Medio Oriente en un nuevo intento de sellar una tregua entre Israel y Hamas, Biden reconoció el descontento por el saldo letal de la guerra durante su alocución en la convención. Esto no emocionó a Yaz Kader, también delegado por Washington: “El hecho es que es un presidente que financió un genocidio que Israel está cometiendo”, señaló. “Palabras no son acciones”, subrayó.
Israel es uno de los principales aliados de Washington y recibe más de 3.800 millones de dólares en asistencia militar. A principios de julio, Washington reanudó el envío de bombas de más de 200 kilogramos a Israel, después de haberlo pausado temporalmente en respuesta al aumento de las muertes de civiles en el conflicto, según informó el diario The Washington Post.