El Gobierno confirmó que más de cinco mil toneladas de alimentos no perecederos permanecen retenidos en los galpones de distribución que posee el Ministerio de Capital Humano. Se trata de mercadería que había sido adquirida a fines del año pasado por la gestión anterior, con el propósito de ser repartida entre los comedores y merenderos populares de todo el país, pero que por decisión de Sandra Pettovello quedaron simplemente en stock, desperdiciados. “Es una situación increíble, intolerable. Es inaudito que toda esa cantidad de comida esté guardada mientras en los barrios la gente se apila cada vez más para pedir un plato caliente. Lo que quiere Milei, y volvió a quedar claro, no sólo es llevar adelante un ajuste brutal, sino directamente romper el tejido social. No hay otra explicación para esta brutalidad”, le dijo a Página/12 Alejandro “Peluca” Gramajo, secretario general de la UTEP, organización que este jueves protagonizó una nueva “fila del hambre” frente a las oficinas de la ministra.
En conferencia de prensa, el vocero Manuel Adorni acusó recibo del informe que publicó el portal El Destape, en base a información pública de Capital Humano, con el listado de los alimentos que permanecen en desuso. “Efectivamente esos alimentos existen”, confirmó y hasta se dio el lujo de lamentarse que hayan quedado sin repartir. “Es una pena enorme”, dijo.
La explicación que dió el vocero sobre las razones del acopio fueron en sintonía con el discurso que viene implementando el Gobierno para justificar el recorte en las partidas de ayuda alimentaria desde principios de año. “Están allí porque la administración anterior se los entregaba a comedores truchos o que no existían”, argumentó. Sin embargo, desde el entorno de Pettovello daban una versión distinta. “Están guardados para situaciones extraordinarias, como una catástrofe o inundación”, sostenían. Ante la consulta de este diario de si eventualmente iban a ser redistribuidos, a partir de la presión ejercida por las organizaciones que denuncian que crece el hambre en los barrios, la respuesta fue negativa: seguirán inutilizados y guardados en el mismo lugar.
En ese marco, el dirigente de Patria Grande, Juan Grabois, advirtió en una carta abierta que ampliará la denuncia penal contra Pettovello (está imputada por abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público). También solicitó una “inspección ocular” de la justicia hacia uno de los galpones donde está guardada la mitad de la comida (unos 2.751.653 kg de alimentos), en los ex galpones de Pepsico, en Villa Martelli.
La idea de la inspección es corroborar no sólo el estado de la comida (en Capital Humano niegan que estén en descomposición)sino sobre todo saber si los productos están efectivamente allí. La sospecha es que hasta pudieron tener otro destino. “El hecho de tener comida en los depósitos pertenecientes al Ministerio de Capital Humano es no solo una inmoralidad en una Argentina con más de 50% de pobres, sino que finalmente se trata de una ilegalidad manifiesta. No es posible que mientras todas las organizaciones de la sociedad civil denuncian falta de asistencia alimentaria y los indicadores económicos marcan un descenso en el consumo de carnes y lácteos sin precedentes, el Ministerio de Capital Humano esté acopiando mercadería quién sabe con qué objeto”, reza el escrito presentado por Grabois y el MTE.
Grabois también pidió celeridad en las dos presentaciones contra Pettovello. La investigación penal está a cargo del juez Sebastián Casanello y de la fiscala Paloma Ochoa, mientras que el amparo colectivo para destrabar los alimentos lo lleva Walter Lara Correa, del fuero administrativo. “A ver si se ponen las pelotas y dejan de temblar para tomar una decisión concreta”, dijo el dirigente. “Algunos deberían estar dos días sin comer para que vean lo que es pasar hambre”, fustigó.
La causa que sí se movió hasta ahora fue la que impulsó el propio Gobierno contra las organizaciones y que lleva adelante el juez Ariel Lijo. Pettovello ratificó ante la justicia que “casi la mitad” de los comedores desde donde las organizaciones distribuían alimentos “no existen”. Algunos de los lugares de esa lista que difundió la ministra, como “El Principito”, de San Martín, son falsos: el diputado nacional Leo Grosso se filmó yendo a comer a ese comedor “fantasma”, que no sólo existe, sino que estaba lleno de gente. Las organizaciones dicen que los casos se multiplican por todos los barrios y que la supuesta auditoría de la ministra es cuanto menos “poco rigurosa”.
Mientras tanto, los alimentos que Pettovello sí distribuye están a cargo en su enorme mayoría tanto de Cáritas como de la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), organización a la que la ministra le bajó 177 millones de pesos en febrero, y cuyo titular, Christian Hooft, reconoció que no tiene la estructura para repartir los bolsones. Lo terminaron ayudando las organizaciones sociales.
El desperdicio
De acuerdo al listado que difundió El Destape, en los galpones de Martelli y Tafí (Tucumán), lo que Petovello tiene guardado son 3.146.707 kilos de Yerba Mate; 1.173.815 kilos de leche en polvo; 137.796 kilos de Puré de tomate; 81.148 kilos de Garbanzos y 13.629 kilos de arroz con carne, entre otros productos. Según el cálculo a trazo grueso de las organizaciones, alcanzaría para cubrir las necesidades de unas 250 mil familias durante un par de semanas.
“Come todo el barrio con todo eso”, agrega con ironía Lorena Corral, responsable del comedor ubicado en el Centro Cultural Recreativo Evita, de la Zabaleta. Sólo en su merendero, recibe unos 100 kilos de leche en polvo por día durante cuatro días a la semana, con los que alimenta a unos 730 pibes y pibas. Lo que la ministra tiene acopiado en sachets de leche le alcanza para 32 años ininterrumpidos de meriendas. Lorena estuvo este jueves frente a las oficinas de Capital Humano, en una nueva jornada de protesta. “A nosotros nos alcanza porque recibimos alimentos de Ciudad, y también muchas donaciones. Pero en el barrio están cerrando comedores porque no tienen nada para dar y la situación es cada día peor”, resume.
“Estamos registrando hechos de violencia en los comedores, algo que nunca habíamos visto y nos preocupa mucho”, aporta Gramajo. “La gente se pelea por un plato de comida, literalmente. Y son cosas que vimos en capital federal, acá nomás. El Gobierno tiene que recapacitar”, sostiene.
Los números del ajuste
De acuerdo al análisis del MTE sobre los números de las partidas presupuestarias de Capital Humano destinadas exclusivamente a la ayuda alimentaria, el ajuste puro y duro al mes de mayo de este año en comparación al del 2023 fue del 17,6 por ciento. Ese número surge del promedio que da la licuación por la prórroga del mismo presupuesto del año pasado, sin actualización por inflación (algo que corre para todo el Poder Ejecutivo), y por el otro los aumentos que sí se otorgaron, por ejemplo, en programas como la Tarjeta Alimentar.
Pero si se mira de cerca, algunas partidas específicas están siendo subejecutadas. Es el caso del ítem “Comedores y merenderos comunitarios”, que tiene un presupuesto inicial de 34.338,8 millones de pesos y sólo se ejecutó el 30 por ciento al quinto mes del año; o el “Complemento alimentario”, cuyo crédito era de 86.411 millones y sólo lleva devengado el 20 por ciento.
Son los números fríos del ajuste. “Le declararon la guerra a los pobres”, concluyó Grabois.