Mientras todas los ojos miran a Irán, el Ejército israelí recrudeció este martes su ofensiva en el norte y centro de la Franja de Gaza, donde ya han muerto más de 33.800 palestinos en una guerra que ha forzado el desplazamiento de más del 82 % de la población y la ha dejado al borde de la hambruna.
En nuevos ataques, al menos once personas fallecieron en las últimas horas, la mayoría niños, en un ataque con un dron israelí al campamento de refugiados de Al Maghazi, en la zona centro, dijo a EFE una fuente médica del hospital Mártires de al Aqsa, en Deir al Balah.
Otros ocho civiles murieron en un segundo bombardeo israelí en el centro de la ciudad de Gaza, que también causó heridos, y tres más murieron en un ataque contra el campamento de refugiados de Nuseirat, también en el centro, que tropas terrestres invadieron hace cinco días.
Mientras en la urbe de Beit Hanoun y el este de Jabalia, en el norte de Gaza, familias de palestinos fueron forzosamente desplazados, incluidos cientos que se refugiaban en un colegio, como parte de una operación militar con “excavadoras y tanques”, según denunció Hamas y la agencia de noticias palestina Wafa.
“El ejército de ocupación estableció un centro de interrogatorios detrás de la escuela (Mahdiya Al Shawa) que alberga a cientos de personas desplazadas y exigió a todos que salieran a punta de pistola”, denunció Hamás en un comunicado.
“Las mujeres fueron obligadas a quitarse el hijab y los hombres desnudados. Todas las familias de Beit Hanoun fueron obligadas a marcharse y varios jóvenes fueron arrestados”, criticó.
Los bombardeos israelíes en Gaza han dejado en las últimas 24 horas al menos 46 víctimas mortales y 110 personas heridas, según informó este martes el Ministerio de Sanidad gazatí, controlado por la agrupación islamista palestina Hamas. Así, en el día 193 de ofensiva israelí, la cifra total de muertos asciende a 33.843, y la de heridos llega a 76.575.
Las autoridades gazatíes estiman que al menos 8.000 personas siguen bajo los escombros, puesto que los pocos equipos de rescate que siguen operativos no pueden localizarlos ante los incesantes ataques de Israel.
Fuentes médicas locales también informaron de que los aviones de combate israelíes atacaron la mezquita Al Fajoura, en el oeste del campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja de Gaza, causando varias víctimas.
En el centro del enclave, los ataques con artillería y misiles también impactaron por sexto día consecutivo en el campamento de Nuiserat, provocando al menos cinco víctimas y “daños materiales importantes”, denunció la agencia oficial de noticias palestina, Wafa.
Apertura de dos panaderías
Por su parte, Israel insiste en que sigue incrementando esfuerzos para que la población gazatí del norte de Gaza disponga de más ayuda humanitaria, y que por eso este martes informaron de la apertura de dos panaderías en colaboración con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) en la ciudad de Gaza.
“Esta pasada noche coordinamos un camión de combustible y otros con harina para permitir la apertura y actividades de estas panaderías”, agregaron.
Además, el Ejército indicó que también coordinaron la llegada, desde el sur del enclave, de 126 camiones con ayuda humanitaria hacia el norte, donde al menos 300.000 personas están expuestas a la hambruna. “Camiones acompañados por nuestros soldados entraron por el ‘Cruce norte’ después de una rigurosa inspección en el cruce de Kerem Shalom”, explicaron.
La Flotilla de Libertad para Gaza
Un carguero de 4.700 toneladas, un ferry de 120 metros y un buque de pasajeros componen la ‘Flotilla de la Libertad 2024’ que el próximo domingo tiene previsto zarpar de Estambul para llevar ayuda humanitaria a la población gazatí.
“Somos optimistas y creemos que vamos a llegar a Gaza esta vez pese al genocidio israelí que ocurre allí”, dice a la agencia EFE la activista estadounidense Ann Wright, una exmilitar estadounidense que lleva 15 años activa en las diversas flotillas que han salido hacia el enclave palestino.
Pide a los ciudadanos de todo el mundo que “exijan a sus gobiernos que presionen a Israel y le digan que unos barcos civiles, con civiles y sin armas, deben poder ir a Gaza”.
La veterana activista y exdiplomática de 77 años volverá a estar a bordo de un buque a pesar de reconocer que no deja de temer un un ataque israelí como el que mató a diez activistas en el buque Mavi Marmara en 2010.
“Soy coronel retirada”, dice con media risa, “sé lo que es una operación militar y ya nos han matado a gente antes en estas misiones. Pero mostramos que muchas personas del mundo están dispuestas a poner su vida en riesgo para salvar la vida de la gente en Gaza y en Cisjordania”, insiste.
Entre los activistas turcos preparados para el viaje está la joven arquitecta Dilara Karasakiz, con experiencia de voluntaria en proyectos de desarrollo en África.