Las detonaciones se produjeron frente a las oficinas de candidatos electorales en el suroeste del país. Este jueves 128 millones de personas acudirán a las urnas en un clima empañado por la violencia, acusaciones de fraude y la represión
Al menos 26 personas murieron el miércoles en dos explosiones de bomba distintas frente a las oficinas de candidatos electorales en el suroeste de Pakistán, en vísperas de unas elecciones nacionales empañadas por la violencia y las acusaciones de fraude electoral.
El miércoles, una primera explosión de un artefacto explosivo improvisado mató a 15 personas cerca de la oficina de un candidato independiente en el distrito de Pishin, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Quetta y a 100 kilómetros de la frontera afgana, dijo Jan Achakzai, vocero del gobierno provincial. Los heridos fueron trasladados a un hospital cercano, según las autoridades. La policía dijo que algunos estaban estado crítico.
Más tarde el miércoles, otra bomba en la oficina electoral del partido Jamiat Ulema Islam (JUI) del político Fazlur Rehman, en Quilla Saifullah, Baluchistán, mató al menos a 11 personas, indicaron Achakzai y autoridades locales.
“El incidente tuvo lugar en el bazar principal de la zona de la ciudad, donde fue atacada la oficina electoral del JUI-F”, declaró a la AFP un alto responsable policial.
El JUI es uno de los principales partidos islamistas radicales, conocido por respaldar al Talibán afgano. Tiene escuelas religiosas en todo el país, especialmente en el noroeste y en Baluchistán en la frontera con Afganistán. Muchos de los líderes del Talibán afgano estudiaron en seminarios islámicos gestionados por el JUI, aunque en los últimos años Rehman y los líderes del partido han sido atacados por el grupo extremista Estado islámico y otros milicianos. Rehman y decenas de candidatos de su partido se presentan a las elecciones en varios lugares del país.
Nadie reclamó de inmediato los atentados, ocurrido el día antes de las elecciones parlamentarias en Pakistán.
El primer ministro en funciones, Anwaarul-Haq-Kakar, condenó los ataques en Baluchistán y transmitió sus condolencias a las familias de los fallecidos. Prometió que “cualquier intento de sabotear la situación de ley y orden será frustrado”.
Kakar dijo que el gobierno estaba comprometido con celebrar las elecciones en un entorno pacífico.
Los atentados se produjeron pese al despliegue de decenas de miles de policías y fuerzas paramilitares en todo el país para garantizar la paz tras un repunte de ataques de milicias en el país, especialmente en Baluchistán.
El ilegalizado Ejército de Liberación de Baluchistán ha realizado varios ataques contra las fuerzas de seguridad, como un asalto el 30 de enero a varias instalaciones de seguridad en el que mató a seis personas.
Aumento de los atentados
Las elecciones se han visto empañadas por acusaciones de amaño previo a los comicios a raíz de la represión contra el partido del encarcelado ex primer ministro Imran Khan, ganador de los comicios de 2018, pero expulsado del poder por un voto de censura de la asamblea nacional cuatro años después.
La campaña electoral terminó oficialmente el martes por la noche y está previsto que la votación comience a las 8:00 hora local (0300 GMT) del jueves, cerrándose a las 17:00.
Las cifras son asombrosas en un país de 240 millones de habitantes, el quinto más poblado del mundo, con 128 millones de personas con derecho a voto.
Cerca de 18.000 candidatos optan a escaños en la Asamblea Nacional y las cuatro asambleas provinciales, con 266 escaños directamente disputados en la primera – 70 más reservados a mujeres y minorías – y 749 plazas en los parlamentos regionales.
“Debemos garantizar medidas de seguridad a todos los niveles”, declaró el jefe de la policía provincial de Sindh, Rafat Mukhtar, en una rueda de prensa celebrada el miércoles en la ciudad portuaria de Karachi.
El Instituto de Estudios sobre Conflictos y Seguridad de Pakistán, un grupo de expertos con sede en Islamabad, dijo que había habido un aumento “asombroso” en los ataques de terroristas en el último año, con un promedio de 54 por mes, la mayor cantidad desde 2015, cuando el ejército lanzó una represión masiva contra los grupos terroristas.
Quienquiera que gane se hará cargo de un país profundamente dividido, dicen los observadores, con la economía en ruinas.
La inflación galopa cerca del 30%, la rupia lleva tres años en caída libre y el déficit de la balanza de pagos ha congelado las importaciones, obstaculizando gravemente el crecimiento industrial.
Según los encuestadores, las elecciones han dejado a la población más “desanimada” en años.
“La atmósfera política antes de las primeras elecciones generales de Pakistán desde 2018 es igual de sombría que la económica”, ha dicho la agencia de sondeos Gallup.
“Siete de cada 10 pakistaníes carecen de confianza en la honestidad de sus elecciones. Aunque esto empata los máximos anteriores, sin embargo representa una regresión significativa en los últimos años.”