Mariano y Hugo son dos amigos hipoacúsicos que idearon CaféLSA, el comercio en el que además de comunicarse solamente con señas brindan talleres para quienes deseen aprender la lengua. Pero, para poder abrirlo necesitan colaboración
La idea nació hace 10 años, pero por diversos motivos no la habían podido concretar hasta que el tan ansiado sueño les hizo buscar la oportunidad de abrir CaféLSA. La sigla que cierra el nombre define a su emprendimiento: Lengua de Señas Argentina.Primero fue la decisión de hacerlo posible y luego ser parte de un certamen nacional de emprendedores cuyo premio los ayudaría. No ganaron y pese a todas las ganas que le ponen, la realidad económica que atraviesa el país no permite que abran las puertas. Ellos no bajan los brazos e implementan maneras de avanzar en ese deseo.
“Esto surge de la necesidad de derribar las barreras comunicativas y culturales que enfrenta la comunidad sorda a diario, por un lado; y por otro, debido al desempleo y la precariedad laboral que afecta a muchas personas sordas y sus familias”, dice Hugo Farfán, uno de los hombres a cargo del emprendimiento.
Por eso, asegura, la principal motivación fueron “las ganas de poder emprender como personas sordas, y además para hacerle frente a la realidad que vive nuestra comunidad”.
La idea que baraja con su socio, Mariano, es abrir pronto e inaugurarlo el 13 de abril en conmemoración a la declaración del Día Nacional de la Lengua de Señas Argentina. Para esto, piden ayuda a través de donaciones por medio de la plataforma Cafecito, y con los cursos.
“El taller que iniciamos ya nos ayudó y pudimos instalar las luces led y cambiar los tubos halógenos que estaban antes. Esta es también una forma de aprovechar el receso y hacer otras actividades, y nuclearlas en el café”, cuenta.
La vida en “silencio”
Las personas que nacen ciegas cuentan que no saben lo que es la oscuridad, porque ésta es percibida por quienes vemos. Lo mismo pasa para quienes nunca escucharon un sonido. El silencio no es un concepto, pero saben que sirve para que los demás entiendan de qué se habla.
“Crecí junto a mis hermanas oyentes y mi hermana sorda, Stella Maris, unos años mayor que yo, en un pueblito llamado La Merced. De grande, al terminar la secundaria, comencé Arquitectura, carrera que tuve que dejar a los tres años por falta de accesibilidad (no había interpretes de lengua de señas en ese entonces). O sea, que a mis 18 años dejé todo atrás para ingresar a una comunidad donde sabia que pertenecía y aprendí la Lengua de Señas Argentina. Hace mas de 25 años que sigo ahí”, resume su vida.
“Pude realizar muchos proyectos al ingresar allí, y conocí a Mariano, con quien se fue armando una linda amistad desde mi ingreso, casi. Actualmente es el padrino de una de mis hijas. Juntos, además fuimos fundadores de la Asociación de Sordos de la Provincia de Salta (ASorSa) y participamos en muchos proyectos artísticos y culturales, como el ballet folklorico de sordos Sueños sin Fronteras, que integramos hace años. Y otra vez la vida nos encuentra haciendo cosas, el Café, que es una idea que teníamos en mente hace unos 10 años, pero recién este año la podemos ir materializando”, cuenta.
Mariano perdió a su mujer por un cáncer (ella era sorda también) y juntos tuvieron cinco hijos que ahora lo acompañan en este desafío.
El primero de Argentina
“En todo el mundo habrán unos 20 o 30 emprendimientos de personas sordas. Por eso, lo nuestro servirá para proyectar una imagen más humana y menos estereotipada de las personas sordas ya que tener una LSA implica que tengamos más que una lengua, una cultura visual. Eso es lo que intentamos con este café, además del ecosistema emprendedor con otras personas sordas porque intentamos mostrar todo un mundo que nos representa: no vivimos en la discapacidad, es una mirada médica que queremos desterrar para pasar a otra mirada más social”, explica Hugo sobre el café ubicado en Alberdi 392, Salta.
En el local, estarán las personas que hacen las tazas (a las que se les podrá encargar una personalizada), como libros de autores sordos. “Tengo amigos que escriben y mi hermana, que también es sorda, es poeta y escritora. Tenemos una asociación a nivel nacional que agrupa a los artistas sordos que se llama ASorVi (se los puede encontrar en Instagram), ahí nuclean a todos los artistas sordos del país. Incluso, un grupo de ellos está haciendo ahora un mural para reflejar nuestra cosmovisión”, describe.
En ese espacio gastronómico, la pretensión es, al mismo tiempo, derribar estereotipos asociados a la falta de audición, destacando el rol fundamental de la Lengua de Señas Argentina como idioma por naturaleza. “Buscamos instalar una biblioteca para que quien ama leer pueda aprender acerca de las personas sordas, y su cultura y, por qué no, de la Lengua de Señas Argentina y de las lenguas de señas de otros países”, agrega.
“CaféLSA pretende ser la respuesta a una demanda urgente de conexión humana, un lugar donde las diferencias se convierten en riqueza y donde cada taza de café pueda contar una historia de superación y diversidad”, subraya.
Contando la reciente historia, agrega: “Desde abril del año pasado, hemos participado de un programa de emprendimientos, denominado NAVES Federal, en el cual participaron más de 300 proyectos a nivel provincial, y fuimos superando las instancias y presentaciones, con defensa del proyecto incluida. Esto hizo que nos pudiéramos ir afianzando y escalando posiciones hasta llegar a la final federal, entre nueve emprendimientos, lo que implicaba seguir participando de la competencia, a nivel nacional”.
Respecto a ese concurso, dice que “al comienzo estaba un poco escéptico de poder inscribirme. Tanto Mariano, con quien abrimos el local, como mi esposa, me alentaban para que lo hiciera y lo hice en la fecha limite del cierre de la convocatoria. Mandé la idea del proyecto y en unos días me respondieron para avisar que quedó seleccionado. Y ahí fui armando todo de a poco, plasmando de la idea a un proyecto concreto. Luego, empezamos con charlas obligatorias, pero al comienzo no tenia accesibilidad porque todo era hablado así que escribí reclamando y trataron de activar subtítulos, lo único que conseguí en esos encuentros fue obtener el material algo distorsionado y algunos PDFs que había a disposición. Después de esa experiencia, ya que nunca tuvieron emprendedores sordos en la competencia, las cosas se fueron dando, los subtítulos se activaron de manera correcta y pude procesar la información correctamente”, resume los detalles de la competencia.
A medida que avanzaban del certamen, las expectativas aumentaban: “La idea de alzarnos con el premio correspondiente a nuestra categoría iba tomando cada vez más fuerza a medida que avanzábamos en cada etapa. Ganar nos iba a servir para poder costear nuestro emprendimiento y ponerlo en marcha”, recuerda el pensamiento.
Lamentablemente, no ganaron. “Pese a eso, la ilusión quedó intacta y las ganas también. Así que decidimos crear una campaña de crowdfunding a través de una web Cafecito, y también pedimos colaboraciones mediante una transferencia bancaria. El objetivo de los aportes monetarios es que nos permitan ir solventando parte de los gastos que implica poner a punto el local (hacerle las refacciones y adecuaciones necesarias) y, lo más importante, equiparlo con la maquinaria mínima indispensable que nos permita inaugurarlo cuanto antes”, dice.
El apoyo a la comunidad sorda
La idea es nutrirse de otros emprendedores sordos. “Al comienzo, nosotros dos estaremos atendiendo a la gente, por supuesto en LSA, ya que va a ser el idioma en el que podrán comunicarse con nosotros y hacer sus pedidos. Obviamente con guías e instructivos para poder hacerlo. Esto provocará que el cliente se vaya a casa con la satisfacción de haber aprendido a comunicarse en otro idioma con personas sordas, que es el valor agregado que le da a nuestro emprendimiento”, destasca.
En ese sentido, asegura que esto genera mucha expectativa en las personas sordas que quieren trabajar en el café. “Tenemos que ir escalando para poder brindar esa oportunidad. De hacerlo, podremos ir incorporándolos a nuestro equipo de mozos, baristas y cajeros. O sea, la fuerza laboral la generamos nosotros con personas sordas, relegadas del mercado laboral”.
Hablando del mercado laboral sostiene: “Somos conscientes que al generar empleo para personas sordas, contribuimos directamente a la inclusión laboral y al empoderamiento económico de nuestra comunidad sorda, otorgándoles dignidad a sus familias y mejorando su calidad de vida”.
Además, darán visibilidad a otros emprendedores sordos que ofrecerán sus productos y servicios (merchandising, repostería, etc), promoviendo así su autonomía y proyección social, dentro de un ecosistema emprendedor vinculado entre sí con productos propios y servicios afines al emprendimiento central, la cafetería.
“Para lograrlo, necesitamos seguir difundiendo a CaféLSA para que la gente colabore: si llegamos a cinco mil personas y cada una pone $1000, con la recaudación podríamos arrancar con la compra en parte de la maquinaria que, supongo, debido a la situación económica, ya aumentó su precio desde que empezamos con la campaña. Con lo que hemos recaudado hasta ahora ya compramos lo esencial y equipamos el local con mesas y sillas, vajilla y demás accesorios, pero nos está faltando la máquina de café para poder empezar”, aclara.
En lo que se refiere a la educación, señala que difundirán “todo lo que nos involucra como personas sordas”. “La LSA, neurociencias, psicología, etc, para que los que educan a niños sordos o quienes quieran estudiar la carrera de intérprete, puedan encontrar material de formación. En fin, conectamos gente y conectamos culturas. Cuando te toque ir, la idea es que los oyentes aprendan a pedir en LSA y se vayan con esa experiencia porque este es un lugar donde celebrar la LSA y la cultura de las personas sordas”, finaliza.