La libertad de los genocidas avanza


El 13 de diciembre se cumplieron 47 años de la masacre de Margarita Belén, cuando once presos políticos fueron fusilados y otros cuatro desaparecidos. Dos días después del aniversario, uno de sus responsables, el coronel Horacio Losito, recibió la noticia que hacía tiempo estaba esperando: la libertad. Desde los sectores que reivindican el accionar militar durante la dictadura festejaron que se iniciaba una “nueva época” en línea con la llegada al gobierno de La Libertad Avanza (LLA). Losito es un viejo conocido de la familia de la vicepresidenta Victoria Villarruel, ya que combatió en Malvinas con su padre.

Losito tiene tres condenas en su haber: una a prisión perpetua por la masacre de Margarita Belén y dos a 25 años dictadas en Corrientes. Fue detenido en octubre de 2004. Desde abril de 2020 estaba en prisión domiciliaria, beneficio al que accedió durante la pandemia. Según el cómputo que practicó el Poder Judicial, el 10 de noviembre ya estaba en condiciones de acceder a la libertad condicional porque había completado los dos tercios de su sentencia –gracias también a que se le redujeron diez meses de reclusión por los cursos que hizo mientras estuvo preso.

En 1982, Losito combatió en Malvinas. Lo hirieron en la cabeza. El padre de la actual vicepresidenta, Eduardo Marcelo Villarruel, lo propuso como testigo presencial cuando hizo un reclamo para que algunos de sus hombres de la Compañía de Comandos 602 fueran reconocidos por el Ejército Argentino. Losito se retiró en 1986 y después estuvo cerca de los sectores carapintadas que atentaban contra los gobiernos democráticos y reclamaban impunidad por los crímenes cometidos durante los años del terrorismo de Estado. Con el tiempo, se recibió de abogado.

Vive en un departamento de la calle Juramento en pleno barrio de Belgrano con su esposa y su hija mayor. Su esposa, Carmen Mauriño, fue aceptada por el Tribunal Oral Federal (TOF) de Resistencia como su garante. Mauriño no fue ajena al movimiento de mujeres que se opusieron a los juicios de lesa humanidad. En 2013, envió una carta de lectores al diario La Nación para defender a Cecilia Pando tras haber sido condenada por haber pintado los pañuelos de las Madres en la Plaza de Mayo. Entre otras, firmaron la carta Ana Magi –la esposa de Ernesto “Nabo” Barreiro–, Graciela Donda –esposa del marino Adolfo Donda– y Lucrecia Astiz, hermana de Alfredo Astiz.

En las últimas horas, trascendió que Losito envió un mensaje con vivas a la libertad –como suele hacer Javier Milei. Su liberación fue celebrada desde la cuenta de X (exTwitter) de la Asociación Justicia y Concordia. También desde la agrupación Jóvenes Nos CABA –que se referencia en el excarapintada Juan José Gómez Centurión– resaltaron lo que entienden como una señal de cambio. “Celebramos el comienzo de una nueva Argentina sin odio ni venganzas institucionales”, escribieron en X. Otro que se sumó a los festejos fue Carlos Pampillón, dirigente neonazi marplatense presentado como un “patriota” por la diputada libertaria Lilia Lemoine.

Tanto las víctimas como la Secretaría de Derechos Humanos y la fiscalía se habían opuesto a la concesión de la libertad condicional de Losito. La fiscalía resaltó que el militar podría obstaculizar la búsqueda de los desaparecidos de la masacre de Margarita Belén que está actualmente en marcha y centrada en hallar los restos de Fernando Pierola, Roberto Yedro y Reynald Amalio Zapata Soñez, ya que se pudo reconstruir que el cuarto cuerpo –el de Julio Andrés Pereyra– había sido arrojado a las aguas del Río Paraná y enterrado como NN en el cementerio de Empedrado, Corrientes.

El fiscal Diego Vigay confirmó a Página/12 que recurrirán la libertad de Losito ante la Cámara Federal de Casación Penal.

En paralelo, el Tribunal Oral Federal (TOF) de Corrientes concedió la libertad condicional de Rafael Julio Manuel Barreiro, condenado a prisión perpetua por crímenes en el Regimiento de Infantería 9. Barreiro estaba desde hacía tiempo en prisión domiciliaria en Curuzú Cuatiá, y había sido separado de los procesos por incapacidad sobreviniente.

Barreiro tendría que haber salido en libertad el 12 de octubre de 2024. Sin embargo, Casación le concedió trece meses de reducción por la aplicación del estímulo educativo. De esa forma, el plazo para la libertad quedó fijado para el 12 de septiembre de este año. Lo curioso es que recién se cumplió tres meses después, cuando ya había un nuevo gobierno en la Casa Rosada.