Este jueves el presidente Alberto Fernández viajará a la cumbre del Mercosur que se llevará a cabo en Río de Janeiro y el país no firmará allí el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea. A contramano de lo que quiere Brasil, y también de lo que pidió la futura canciller de Javier Milei, Diana Mondino, el pacto no se sellaría no solo por la negativa de la Argentina, sino también por la de mandatarios europeos como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, que se mostró en contra del acuerdo. En diálogo con este diario, el titular de la cartera de Relaciones Exteriores, Santiago Cafiero, explicó: “Siempre planteamos la necesidad de un acuerdo revisado, se los dije a los europeos en Bruselas en febrero y trabajamos un año para tratar de reequilibrar el acuerdo que firmaron Macri y Bolsonaro en 2019, pero no se llegó a los puntos necesarios“.
Alberto Fernández aclaró que hasta ahora el acuerdo no se firmó porque “encontró resistencia dentro de Europa”, y llamó a debatir primero “determinadas condiciones que permitan sostener y hacer crecer nuestras industrias”. “Quiero discutir algo que les sirva a los argentinos, es un acuerdo entre dos regiones, hay intereses que tener en cuenta”, remarcó en declaraciones radiales. Su viaje a Brasil y la negativa a firmar el acuerdo serán uno de los últimos actos de su gobierno.
El Canciller argentino añadió en diálogo con Página12 que, mientras esos consensos no se logren, “el impacto del acuerdo será desfavorable para el bloque del Mercosur, anclando las brechas de desarrollo existentes y desalentando la inversión en la industria y el desarrollo de nuevas cadenas de valor, entre ellas la de la electromovilidad, al tiempo que la producción de commodities, en particular alimentos, tendrán que enfrentar una normativa ambiental creciente y costosa acompañada de cuotas permanentes sobre productos en los que los países del Mercosur son competitivos”.
Un acuerdo revisado
El acuerdo iniciado en 2019, según evalúan desde el gobierno argentino, tiene un “fuerte impacto negativo en la industria del Mercosur”. Además, recuerdan que posteriormente la Unión Europea lanzó el “Pacto verde europeo”, que constituye un conjunto de regulaciones con gran impacto en las exportaciones del MERCOSUR a ese bloque. “La Argentina propuso, desde el inicio de este año, la necesidad de una revisión del acuerdo para alcanzar resultados más equilibrados para ambos bloques. Esta iniciativa fue rechazada por la UE, y resistida también por algunos de los socios del Mercosur”, recordaron cerca de Fernández.
En esa línea, destacaron que, con la intención de avanzar igual en la forma del acuerdo, en base al texto de 2019 la Argentina puso sobre la mesa de negociación una serie de “acotadas propuestas”, que ellos entendían como mínimas e imprescindibles, pero que no fueron tomadas en cuenta. En el caso argentino, por ejemplo, el impacto negativo del pre-acuerdo 2019 que firmaron Macri y Jair Bolsonaro, dicen, es doble. “Primero porque tendrá un efecto negativo sobre el mercado interno –por la competencia que significa para las PYMES argentinas el ingreso de productos de origen europeo– y, al mismo tiempo, las empresas argentinas perderían una parte significativa de sus exportaciones a Brasil –el principal socio comercial de la Argentina– y al resto de los países del Mercosur”, argumentan desde el Palacio San Martín.
En conclusión, desde el gobierno consideran que no se han producido los avances que hubiesen sido necesarios para arribar a un cierre y firmar el compromiso en los próximos días. “Si el Acuerdo verdaderamente hubiese sido considerado estratégico, durante este largo año de discusiones ya se deberían haber logrado todas las modificaciones que fueron solicitadas por el Mercosur”, finalizaron.
Acusasiones cruzadas
La futura canciller Mondino sí se mostró a favor del acuerdo. “Agradeceríamos que Alberto Fernández, como presidente saliente, pueda concretar el acuerdo entre el Mercosur y la UE”, expresó el jueves pasado en el marco de un evento de la UIA. Lula, que también quiere cerrar el trato, este domingo adelantó la posibilidad de que el acuerdo no se firme y acusó por ello al presidente de Francia.
En el marco de un encuentro de la COP 28, que se realiza en Dubai, Lula y Macron se reunieron. En declaraciones que posteriormente hizo Lula a la prensa dijo que pidió a su par que “abriera el corazón” y pensara que los países de América del Sur y el Mercosur son “países pobres, países pequeños”, pero disparó: “no pensó”. Luego, añadió: “Si no tuviéramos acuerdo, paciencia. No es por falta de voluntad. Lo único que tiene que quedar claro es que no digan más que es por culpa de Brasil o por culpa de América del Sur”. Por último dijo: “Si no hay acuerdo va a ser evidente de quién es la culpa”.
Macron dijo en diálogo con periodistas que no estaba a favor del acuerdo porque “no era bueno para nadie”; porque”se negoció hace mucho tiempo”, y porque “no toma en cuenta la biodiversidad y el clima”. “Solo desmantela aranceles”, se quejó. El presidente Francés, más allá de eso, adelantó que viajará a Brasil en marzo para seguir conversando sobre el tema. “Asuman la responsabilidad de que los países ricos no quieren hacer un acuerdo por la perspectiva de tener que hacer concesiones y siempre ganar más”, retrucó Lula y añadió: “Nosotros no estamos colonizados. Somos independientes. Solo queremos ser tratados con el respeto de países independientes que tienen cosas para vender, y las cosas que tenemos para vender tienen precio”.
En Dubai, Da Silva se reunió el viernes con la titular de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para hablar del tema. “La UE está comprometida con cerrar este acuerdo”, había dicho ella. Sin embargo, por ahora todo parecería estar frenado. Habrá que esperar a ver qué ocurre en la cumbre de Río de Janeiro. Allí, además, Brasil pasará la presidencia pro témpore a Paraguay y se incorporará Bolivia al bloque.